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EFE

Bitcoin, la moneda que aspira a sustituir al dinero

Las principales autoridades bancarias han advertido del peligro de especular con la criptomoneda más famosa, cuyo valor ya representa el 1% del PIB mundial

Iñigo Fernández De Lucio

Máster de periodismo multimedia EL CORREO-UPV/EHU

Martes, 9 de marzo 2021, 00:51

Si usted hubiera invertido 1.000 dólares en bitcoin en 2010 ahora tendría 550 millones. Si lo hubiera hecho en marzo del año pasado, tendría 8.600. Y en caso de haber invertido la misma cantidad la semana pasada… Depende. Ha habido ocasiones en ... que el valor del bitcoin ha variado en 10.000 dólares en apenas dos días. Así que, a menos que sea Elon Musk, y tenga la capacidad de alterar el mercado de las critpmonedas a través de Twitter, es realmente arriesgado entrar a especular en esta montaña rusa.

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Es por ello que el pasado 9 de febrero el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores emitieron un comunicado alertando del riesgo de invertir en un activo tan volátil y recordaron que las criptomonedas no están respaldadas por ningún banco central ni por ninguna otra autoridad pública. Por su parte, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, calificó el bitcoin de funny money, dinero falso. Sin embargo, su valor equivale al 1% del PIB mundial, a día 1 de marzo. Otras criptodivisas, como Ethereum o Dogecoin, representan el 0,15% y el 0,07%, respectivamente.

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Además, son muchas las empresas y plataformas que las aceptan como método de pago: BBVA, Microsoft, Tesla (en un futuro), Reddit… ¿Por qué apuestan por unas divisas contra las que alertan los principales organismos financieros del mundo? ¿Qué hay detrás de este interés por bitcoin y las criptomonedas? ¿Por qué su valor sube y baja tan deprisa?

Quizás para responder adecuadamente a estas cuestiones, sea necesario comenzar desde el principio: ¿qué es exactamente el bitcoin? Esta moneda virtual nació en 2009 con el objetivo de crear una divisa descentralizada que escapase al control de los bancos centrales. «El problema del dinero controlado por una autoridad central es que no es tuyo. Solo te pertenece realmente cuando es cash, dinero en mano», explica Mikel Peñagarikano, responsable del Máster de Tecnología Blockchain y Criptoeconomía de la UPV/EHU.

El economista Daniel Lacalle va más allá y sostiene que la creación de esta criptodivisa es una respuesta a la política de los bancos centrales de «disminuir el poder adquisitivo de las monedas mediante el aumento constante de masa monetaria». Algo que, según apunta el experto, se ha hecho «a lo largo de la historia monetaria como un medio para ocultar problemas estructurales».

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Una cuestión de confianza

En última instancia todo se reduce a la confianza que los usuarios otorgan a una divisa y a la autoridad que la controla. «Una moneda no tiene por qué estar respaldada por un Gobierno», explica Lacalle. De hecho, muchas de ellas sí tienen ese respaldo (el bolívar, el peso argentino, la libra libanesa…) pero «no tienen estabilidad y los usuarios no las ven como un activo seguro».

Se pueden vislumbrar, por tanto, dos usos que se hacen de las criptomonedas. Uno es como un activo de inversión para traders; consiste en comprar y vender en la búsqueda de beneficio a corto plazo, y es contra lo que las autoridades mundiales han advertido, dada la alta volatilidad de las divisas virtuales. Sin embargo, es una práctica común con las monedas tradicionales, en las que las divisas cotizan por pares: se vende una para comprar otra, en función de a cuánto está el tipo de cambio entre ambas.

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El segundo uso tiene que ver con el largo plazo. Y es que el bitcoin, y cualquier otra criptodivisa, puede verse como un activo de reserva, igual que el oro, la plata o los diamantes. «Mientras que las monedas tienen que estar respaldadas por una autoridad central, estos activos tienen valor per se», explica Peñagarikano. Es ahí donde reside su auténtico valor: «Si nos olvidamos del día a día, que es una montaña rusa, lo cierto es que desde su creación el valor del bitcoin no ha hecho más que aumentar».

Pero, ¿cómo crear una moneda digital, sin ninguna autoridad central que la respalde y controle y garantizar que nadie haga trampas? Para ello se ideó la tecnología blockchain (cadena de bloques, en inglés). Mediante este sistema, todos los usuarios en red supervisan que se haga un uso correcto de los bitcoins. «Cada bloque de esa cadena es como si fuera una página de un libro de contabilidad, en el que el libro entero es la propia cadena, que se va actualizando continuamente», explica Peñagarikano.

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Falta de regulación

Es el propio sistema el que se retroalimenta: a medida que se van validando las transacciones que se realizan (todas las criptomonedas utilizan un sistema parecido), se van poniendo nuevas unidades en el mercado, mediante lo que se conoce como sistema de minado. El proceso es muy caro. Se calcula que la energía que se emplea en el mundo a diario en este proceso de minado es mayor que el gasto en energía de Bélgica.

El uso de estas divisas se extiende; no en vano ya existen más de 7.000. Algunas «son una auténtica estafa» reconoce Peñagarikano, pero otras, como bitcoin o Ethereum, aspiran a sustituir al dinero fiduciario. Por ello, cada vez más voces reclaman un marco jurídico y legal que dé garantías. A nivel europeo ya se está debatiendo (se llama MiCA, por sus siglas en inglés). A pesar de ser poco más que un borrador, el economista Lacalle vaticina que «va a ir dirigido a poner todas las trabas posibles al uso de las criptomonedas, cuando lo que debería hacer es avanzar en el fortalecimiento de la transparencia».

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Esto es fundamental. Al tratar de emular el dinero en mano, pueden ser utilizadas para actividades sospechosas. Peñagarikano reconoce que esto es un problema pero apunta a que «el euro y el dólar estadounidense continúan siendo las monedas más utilizadas para sostener la economía ilegal».

Son muchas las dudas generadas en torno a las monedas digitales. Es un mercado aún por explorar. Sin embargo, lo que es indudable es que cada vez se utilizan más. Quién sabe si llegarán a sustituir al dinero tal y como lo hemos conocido hasta ahora.

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