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«Europa debe responder con una sola voz». El lehendakari ha mostrado este jueves por la mañana su rotundo rechazo al muro comercial levantado anoche ... por Donald Trump. La economía vasca, netamente exportadora, tiembla ante unos aranceles del 20% que golpean los 2.000 millones que Euskadi vendió el año pasado a Estados Unidos y que amenazan con arrastrar sectores como la automoción. Es por ello que Imanol Pradales ha reclamado a las instituciones comunitarias una reacción «inteligente y proporcionada».
El lehendakari ha precisado que el proteccionismo impulsado por Trump desde su llegada a la Casa Blanca es diametralmente opuesto al modelo vasco. En un escenario geopolítico convulso, Pradales ha reparado en la importancia de «abrir cada vez más el comercio». Una apuesta necesaria con un presidente de Estados Unidos –cuarto destino de las exportaciones vascas– que quiere erosionar la arquitectura liberal que ha regido las relaciones internacionales en los últimos 80 años.
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Bajo una lógica similar a la manifestada en los últimos meses por la Comisión Von der Leyen, Pradales a insistido en la necesidad de abrirse a nuevos mercados. «Tenemos oportunidades en Asia y América Latina», ha precisado para después reclamar una mayor integración del comercio europeo. Es, ha dicho, la forma de evitar «el riesgo de pobreza» que suponen estos aranceles.
El Ejecutivo autonómico estima, de forma preliminar, que el arancel genérico del 20% tendrá un sobrecoste de 400 millones sobre las exportaciones vascas. Lakua avisa de que esta situación puede poner en riesgo el empleo y la sostenbilidad de las empresas, por lo que ya se prepara para engrasar el grupo para la defensa industrial que formó el pasado febrero con el objetivo de «dar una respuesta rápida a una amenaza que no se veía en décadas».
El lehendakari ha anunciado esta mañana que ha solicitado una reunión con las principales exportadoras vascas a Estados Unidos para estudiar los siguientes pasos a dar para defender la industria. Entre los sectores afectados de forma directa por este muro arancelario destacan los productos derivados del petróleo, el equipamiento aeronáutico y la maquinaria industrial.
Sin embargo, esta guerra comercial no solo afecta a las empresas que exportan de forma directa a Estados Unidos. Es el caso de la automoción: aunque el año pasado las compañías vascas solo vendieran 76 millones en componentes para la fabricación de coches y furgonetas a EE UU, el impacto de estos aranceles sobre el sector es mayor.
La cuestión es que el gravamen del 25%, que se aplica sobre toda la venta de vehículos de la UE, impacta sobre la línea de flotación de una economía alemana que ya suma dos años en recesión. El problema radica en que las compañías automovilísticas vascas tienen en el país germano a su principal cliente, ya que compra una de cada tres piezas que se fabrican. Y cuando Alemania se gripa, Euskadi estornuda.
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