Altuna III roza la perfección en el Bizkaia

El primer saque le correspondió y desde ahí comenzó a fabricar una victoria basada en la confianza, la claridad de ideas y la paciencia. Era el favorito, pero en ningún momento se vio que la presión pudiera pesarle. La experiencia adquirida en las siete finales restantes que había jugado tuvo su peso.

Lo dijo antes de la final. Más que mirar las características del juego del rival tenía que centrarse en lo suyo, y el delantero no se saltó ni un punto del guion con el que llegó al frontón de Miribilla.

Hizo daño con la jugada inicial, cruzó la pelota a la perfección, su defensa de aire fue tan sólida como la que había mostrado el resto del campeonato y su calidad innata a la hora de finalizar el tanto hizo el resto. Su gran inicio del choque no hizo más que refrendar que estaba en el camino correcto.

Rezusta optó por el resto a bote en el cuadros siete a pies parados con la intención de acortar la distancias y meter algo más de presión a sus rival, pero no dio resultado. Trató de cortar la pelota con la zurda para evitar el juego de aire del de Amezketa, pero no le incomodó. Tampoco consiguió sacarle de su sitio. Dominó el peloteo en contadas ocasiones y le faltó más osadía a la hora de finalizar el tanto. Necesitaba rozar la perfección para tener opciones a la victoria, pero el de Amezketa no es un pelotari que realice muchas concesiones. De esta forma el choque se convirtió en un constante sufrimiento para el zaguero. No encontró la fórmula para agarrarse al choque y se le escapó entre los dedos.

Vistas las facilidades de su oponente a la hora de devolver el saque, Altuna III explotó a la perfección los primeros tantos. Aunque hubo un par con cierto peloteo, siempre dio la sensación de tener controlada la situación. Sufrió cuando tenía que hacerlo, porque la primera propuesta del Rezusta fue buscar el aire para no dejar tiempo a pensar a su rival, pero Altuna III se la esperaba. Se sabía superior en ese apartado, por lo que aguantó y espero a encontrar el hueco para colocar la pelota. En apenas 73 pelotazos ya contó con siete tantos de ventaja sin que su rival hubiera estrenado el luminoso. Lo hizo gracias a que al delantero se le fue un sotamano de derecha fuera. Sin embargo, con su jugada inicial tampoco hizo daño al no tener mucha mordiente.

Aunque en el mano a mano cualquier detalle puede cambiar el signo de un encuentro, para el ecuador de la contienda el choque parecía sentenciado por el marcador (4-11) y por lo que habían mostrado uno y otro sobre la cancha. De los cuatro tantos que había sumado el zaguero solo había fabricado dos, el resto fueron un par de errores de su adversario.

En la segunda mitad el choque mantuvo la misma tónica. Altuna III mantuvo sus constantes y eso fue suficiente para que Rezusta bajara la guardia consciente de que la final se les escapaba de las manos. Y tampoco se cebó en la derecha del zurdo. Sabía que si arrimaba bien la pelota a pared nada malo podía llegar y así fue. Su saque volvió a resultar efectivo tanto para sumar un nuevo tanto como para permitirle fabricar un remate inalcanzable. Y cuando el de Bergara le soltó bien a la pelota y consiguió tener la situación dominada, le bastó un pelotazo inteligente para cambiar la dinámica y cerrar la discusión.

En la segunda mitad del choque el zaguero solo sumó un tanto tras conectar un buen zurdazo por pared, el resto tuvieron el mismo propietario. Por su calidad y por su capacidad para leer el encuentro.

El año pasado Altuna III se llevó un disgusto gordo tras caer contra Jaka en la final en el mismo escenario. Aprendió. Tenía alcanzar el momento de forma optimo y jugar más agresivo. Ayer lo plasmó todo a la perfección. A sus 25 años ya tiene su segundo título del torneo más grande.