El parking del Athletic Club en Rochester

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El primer objetivo por tanto era encontrar el parking. En el trayecto la conversación con mis dos compañeros de fatiga derivó hacia el fútbol. El título de Liga del Barcelona, el 'caso Negreira', la vuelta de la Champions entre el City y el Real Madrid, el impostado victimismo de Simeone... Y, por supuesto, el varapalo del Athletic en La Cerámica, la goleada ante el Villarreal que ha colocado a los rojiblancos ante el espejo de los horrores con una Europa distorsionada a falta de cuatro jornadas para el final de la competición. «Hasta Iñaki Williams salió a pedir perdón públicamente a la afición. ¡Con lo bien que se había recuperado el equipo del duro golpe de la semifinal de Copa ante Osasuna!», argumentaba uno de los colegas. Las heridas tardan en cicatrizar y hay veces que hasta la milagrosa cristalmina no sirve para acelerar la cura.

La conversación era tan animada –o no, depende de cómo se mire– que durante unos instantes dejé de escuchar a mi inseparable amiga de Google Maps. Y claro, estaba perdido. Es curioso cómo cuando nos sucede esto tendemos a buscar a través del parabrisas referencias que nunca podrán ser tales porque jamás hemos estado en ese sitio antes. En este caso, no sé, un cartel anunciador del PGA Championship, puestos de reventas de entradas que auguren la proximidad del campo, un coche identificativo del torneo... Preferimos tomárnoslo con cierto humor. «¿A ver si nos hemos venido hasta Rochester y este año el PGA se juega en Oregón?». Comentarios de este tipo para templar los ánimos porque acabábamos de llegar y no se trata de acumular demasiado estrés cuando los jugadores todavía no han puesto la bola en juego.

«¡Ahí, ahí, ese es nuestro parking, el lot M, gira a la derecha, gira, gira»!, se escuchó de repente desde el asiento trasero. El aparcamiento para los medios de comunicación es muy grande, con cientos de plazas que miran a un moderno edificio con enormes cristaleras. Apagué el motor y me dirigí a uno de los encargados del estacionamiento. «¿Cómo se llama este sitio? Es para ponerlo mañana en el navegador y no perdernos», le pregunté con mi inglés de Indiana. No entendí su respuesta. Sólo me pareció intuir algo parecido a 'clab' al final de la frase. Como vio que no le comprendía, señaló un cartel que había enfrente, junto a la parada del bus que nos trasladaría a Oak Hill. 'Lot M, Midtown Athletic Club'. Tenía que ser una broma pesada. Como para olvidarse del palo de La Cerámica. Y es que es el nombre del polideportivo de Rochester.