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GAIZKA LASA
Lunes, 30 de septiembre 2019, 10:32
Se acabó. A pesar del gran rendimiento deportivo -al margen de los inesperados resultados-, a pesar del clamor de la afición y del empuje de la cantera. Se acabó. Todo eso va por un carril independiente a ese otro por donde circulan las claves de ... fondo de la evolución de un proyecto. Lo importante no ha podido con lo urgente. El equipo Euskadi-Murias desaparece. Pone fin a una trayectoria de cinco años de constante crecimiento, justo en el momento en el que se había ganado el reconocimiento del ciclismo internacional.
La confirmación oficial llegó ayer, a pocos días de que el equipo compita en la París-Tours el 13 de octubre, la misma temporada en la que ha sido invitada a la Flecha Valona. Al que vive en el ciclismo no hace falta explicarle qué significan estas carreras. Ahora que aún colea el (nuevo) éxito de la Vuelta a España, el noveno triunfo de la temporada. Da igual. El buen hacer de ciclistas y técnicos va por un lado, y la realidad por otro. Y lo que hoy había sobre la mesa no era suficiente para dar cobertura a un grupo de profesionales con las condiciones mínimas que merecía. Medios, recursos, dinero...
El equipo lo explicó de la manera políticamente más correcta posible en su mensaje de adiós. «El éxito nos ha obligado permanentemente a crecer y ante la imposibilidad de seguir creciendo con nuestros propios medios, nos vemos abocados a hacernos a un lado en este momento». Dicho de otro modo: no podemos volver a la casilla de salida tras todo el camino recorrido.
El mánager del equipo, Jon Odriozola, lo ha intentado hasta el último minuto. Ayer mismo se reunió con Paulino Barrenetxea, representante de Murias. La firma guipuzcoana -la única que ha sustentado el proyecto- le comunicó el viernes que no podría rubricar el acuerdo al que habían llegado. La idea era incrementar de manera notable la aportación de la empresa, cifrada hasta ahora en unos 1,5 millones anuales, pero a día de hoy ni siquiera se podía llegar a esa cantidad. Y para salir bajo mínimos...
Euskadi Murias nació hace cinco años en un momento en el que el ciclismo vasco estaba huérfano tras la desaparición del equipo ProTour Euskaltel-Euskadi en 2012. Cubrió tres temporadas en categoría continental y dio el salto a la división continental profesional, donde ha competido las dos últimas campañas con un resultado de 17 victorias, entre ellas dos etapas de la Vuelta a España y la general de la Vuelta a Turquía.
Pero la formación verde no venía a eso. No surgió para triunfar entre los grandes, sino para «colaborar en el resurgimiento del ciclismo vasco y desarrollar la cantera con un modelo de excelencia deportiva y organizativa», señalaba en su comunicado. «Nuestro anhelo siempre fue dar oportunidad a los chicos y chicas vascos de participar en las cotas más altas posibles del ciclismo mundial». El objetivo se ha cumplido con creces. Hasta hoy. Mañana vuelve el agujero.
Los ciclistas del equipo sabían desde junio que el futuro de la estructura no estaba garantizado, pero mantenían sus esperanzas. Algunos encontrarán acomodo, pero para otros empieza la angustiosa lucha por sobrevivir como ciclista en un deporte que se queda sin clase media. Entre la ostentosidad y la miseria cada vez caben menos opciones. Euskadi-Murias era una de ellas para el soñador ciclista amateur que hoy ve su futuro más lejos de la bicicleta.
En su despedida, el equipo no se ha querido olvidar de «agradecer sobremanera la ilusión con la que los aficionados al ciclismo vascos y mundiales nos han recibido en cada una de las carreras en las que hemos participado». Le quedan cinco carreras para bajar definitivamente la persiana el 13 de octubre.
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