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Sábado, 20 de junio 2020, 12:29
La prudencia con la que actuaron los vizcaínos ayer en el primer día de la nueva normalidad se ha hecho extensiva a la mañana de hoy. Después de tres meses sin poder utilizar sus segundas residencias, la mayoría en Cantabria, la reapertura de la ... movilidad con la comunidad vecina no dejó las habituales estampas de caravanas de cualquier otro viernes estival anterior a la pandemia. El día de hoy ha amanecido soleado, ideal para disfrutar de la playa y hacer una visita a esas casas que llevan cerradas a cal y canto desde marzo, pero la A-8 se ha despertado como un páramo. Y, por el momento, así sigue, vacía. Son los arenales de la provincia los que están recibiendo –también con cuentagotas– a los bañistas.
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La DGT y la Ertzaintza habían desplegado un dispositivo especial para evitar problemas, que en la parte cántabra incluía 20 patrullas de la Guardia Civil, así como un dron y un helicóptero Pegasus, equipado con un radar para controlar la velocidad. Se preveían más de 50.000 desplazamientos de vehículos del País Vasco hacia localidades como Noja, Laredo y Castro. Pero los llamamientos a la responsabilidad que hicieron el lehendakari Urkullu y el presidente Revilla ayer en el acto que escenificó la reapertura de las fronteras parece que han tenido el efecto deseado y la situación está lejos de parecerse a la esperada avalancha de veraneantes. «Realmente hoy (por ayer) no es necesario que todo el mundo que quiere ir a Cantabria, vaya. Ni es necesario que todas las personas que vean sol este domingo, vayan a la playa», subrayó poco después la consejera de Salud, Nekane Murga.
Los municipios costeros vizcaínos, de hecho, también están protagonizando una mañana tranquila. En Sopela, por ejemplo, la ocupación es mucho menor a la de semanas anteriores. Y en Getxo, Ereaga, registraba a las 11.00 tan solo un tercio de su aforo. En Arrigunaga y Las Arenas la situación es similar, con los bañistas pudiendo guardar la distancia de metro y medio sin problema.
En Laidatxu, Isabel Elorza y su familia, que han llegado desde Deba y Elgoibar, han sido de los más madrugadores. «Aunque se haya levantado el estado de alarma no nos tenemos que olvidar de mantener la distancia de seguridad y de momento en esta playa no vemos que exista ningún problema para ello», apuntan. La afluencia a lo largo de la mañana está siendo muy tranquila, igual que en Karraspio.
En La Arena sí que hay más movimiento. «Es normal, es la playa de la Margen Izquierda», señala Sonia Fernández, de Santurtzi. Como ella y su acompañante, Jorge Díez, los baracaldeses Mila Puente y Javi Molino también se han acercado pronto a Zierbena. «Preferimos venir a la playa de La Arena porque llegamos en un suspiro y porque no suele estar tan masificada», indican.
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Otros han aprovechado el buen tiempo para practicar deporte. Javier Notario ha completado los 28 kilómetros que separan Bilbao de La Arena, recorrido que hace una vez a la semana en bici. «Tenía ganas de que abrieran la frontera a Cantabria, para ver si se libera todo un poco, aunque sólo sea para poder tomar algo en una terraza en Bilbao», bromea. En Busturialdea los ciclistas también se han dejado ver desde primera hora por las carreteras.
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