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Una vida salvada pero otra por la que nada se pudo hacer y se apagó entre las llamas y el humo. El incendio desatado a ... primera hora de este lunes en un primer piso de la calle Labayru de Bilbao, cerca de la plaza de toros de Vista Alegre, dejó esta mezcla tan agridulce de emociones. El matrimonio formado por Enrique y Begoña, residentes en esa vivienda del número 28 de la popular calle bilbaína, se vio sorprendido a las ocho de la mañana por unas llamas cuyo origen, de momento, se desconoce. Él pudo ser rescatado con vida; por ella, impedida en silla de ruedas, no se pudo hacer nada. Murió de un paro cardíaco. Además del marido, herido grave, otra decena de vecinos tuvo que ser atendido por inhalación de humo.
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El fuego se desató en el primer piso al filo de las ocho de la mañana, cuando algunas familias ya habían abandonado el inmueble camino de colegios y trabajos y otras estaban a punto de hacerlo. «Estábamos desayunando, preparando a los críos para ir a la ikastola y para trabajar. Sin pensarlo hemos cogido a los niños y al gato y hemos bajado en pijama», narraba desde la calle unos vecinos del segundo piso.
Las llamas fueron enseguida visibles desde la calle. Eran virulentas, salían con fuerza desde el interior de la vivienda. Pronto llamaron la atención de los comerciantes, vecinos y viandantes que pasaban por la calle. Algunos tomaron decisiones que han podido contribuir a que el saldo de víctimas haya sido menor. Un empleado de una empresa cercana accedió al portal y comenzó a llamar a las puertas, instando a los residentes a evacuar el edificio o a confinarse en sus pisos. En un piso de estudiantes ubicado sobre el primer piso en el que se desató el fuego también se vivieron «momentos de tensión». Uno de los jóvenes, el primero que se percató de la circunstancia, despertó de inmediato a todos sus compañeros de piso y salieron a la calle como alma que lleva el diablo.
En Labayru, la fortuna se alió con Enrique. El hombre, de 78 años, se asomó a la ventana con el doble objetivo de eludir el humo de las llamas y reclamar ayuda. Begoña Llonín, una trabajadora de una empresa que se ubica al lado del edificio afectado, presenció esta escena: «Había una persona asomada pidiendo auxilio. El fuego estaba invadiendo todo. Las llamas salían por la ventana que da a la calle Labayru. Había muchísimo fuego y muchísimo humo. Al poco, llegaron los bomberos y la Ertzaintza», relató.
Quien también asistió a la petición de auxilio del hombre fue un operario que pasaba con su furgoneta por la calle. Reaccionó de manera inmediata. Extrajo de su vehículo una escalera de obra y la situó de tal forma que permitiera alcanzar hasta una de las ventanas de la vivienda. Con la ayuda de un comerciante de la calle, que también había tenido la misma idea, pudo encaramarse al primer piso y ayudar a descender a Enrique. Con su mujer, impedida en silla de ruedas, no hubo fortuna. Ella murió de un paro cardíaco, según informó poco más tarde el alcalde, Juan Mari Aburto, que se aproximó a la zona en cuanto tuvo noticia de la gravedad de lo sucedido.
El regidor aportó algunos detalles más. Según sus informaciones, un total de doce personas tuvieron que ser atendidas por los sanitarios. Diez de ellas por inhalación de humo con pronósticos, de acuerdo a lo que se sabía en ese momento, de escasa gravedad. Siete de ellas fueron trasladadas a Basurto y a Cruces para un chequeo más a fondo. Enrique, el marido, fue trasladado con un pronóstico grave y el operario que le rescató tuvo que ser atendido en Basurto de quemaduras en ambas manos.
Peor suerte corrió Begoña, la mujer. Los sanitarios le practicaron una RCP para tratar de reanimarla sin que, según confirmó el propio Aburto, se pudiera hacer nada por salvar su vida. Tenía 73 años.
Las llamas provocaron importantes momentos de tensión. Varios vecinos se asomaron a los balcones pidiendo ayuda. Los Bomberos utilizaron una escala para rescatarles. La situación, con todo, se controló con relativa rapidez. «Han llegado muy pronto, la verdad. Se ha visto una columna de humo y luego fuego muy vivo saliendo de una ventana pero han sacado las mangueras enseguida», explicaba un testigo.
Bomberos y técnicos municipales evaluaron durante la mañana el estado del edificio, de madera, para asegurarse de que no existía peligro alguno antes de permitir el regreso de los vecinos a sus casas. Todos menos los que residían en las dos primeras plantas, las más afectadas, pudieron hacerlo en las horas siguientes. Un primer informe, según aseguró el alcalde, apuntó a que la estructura se mantiene «fuerte». Quedan aún por determinar las causas del fuego, cuyo origen no había trascendido al cierre de esta edición.
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