«Hoy hay dinero en caja para meternos en grandes proyectos, en unos años ya veremos»

- ¿Por qué se va?

- Porque creo que es bueno para todos. Llevo diez años en la institución, voy a cumplir ocho como diputado general, y ya es hora de que entre aire fresco y un nuevo equipo con nuevas ilusiones.

- ¿Ha perdido la ilusión?

- No, para nada. Quedan ocho meses y voy a estar trabajando hasta el último día. Tengo muchos proyectos que son una gozada y en los que quiero avanzar.

- ¿Y para avanzar en esos proyectos que aún son muy incipientes no era mejor seguir en el cargo?

- El relevo en las instituciones tiene que ser así, natural.

- Cuando tomó posesión en 2015 dijo públicamente que solo permanecería en el cargo ocho años. ¿Se ha sentido condicionado por aquella promesa?

- No, pero es que hemos sufrido mucho todos. En ocho años hemos pasado una crisis económica, una pandemia y otra crisis económica derivada de la pandemia. Cuando empecé a pensar en la reelección me planteé si debía seguir porque estos últimos años habían sido un parón, pero lo cierto es que los proyectos han seguido avanzando.

- ¿Le ha pedido el PNV que se eche a un lado? ¿Se ha desgastado la relación?

- La relación es y ha sido buena. El partido ha hecho una cosa que a mí me parece la más difícil: respetar mi decisión. Le doy un valor inmenso porque en estas circunstancias lo fácil hubiera sido pedir que siguiera el equipo de los últimos ocho años.

- ¿Habría repetido si se lo hubiera pedido el Bizkai buru batzar?

- La decisión es compartida.

- La incorporación a su equipo hace año y medio de una desconocida Elixabete Etxanobe no se entendió demasiado. Ahora que le va a sustituir como candidata cobra sentido. ¿Ya tenía decidido entonces que no seguía?

- La decisión la he tomado este año. Yo le pedí a Elixabete que se integrara en el equipo foral y después se han desencadenado los acontecimientos.

- ¿Etxanobe es la mejor candidata que puede presentar el PNV a diputada general o influye en su designación la necesidad que tiene su partido de acabar con la imagen patriarcal que ofrece cuando reúne a sus principales cargos institucionales?

- No es el mejor perfil solo porque sea mujer. Puede que no fuera muy conocida, pero se trata de una excelente profesional con sobrado conocimiento de la administración, del territorio, de los ayuntamientos y de la situación socioeconómica. Cumple todos los requisitos para ser diputada general.

- Usted llegó a la Diputación como un claro aspirante a suceder a Urkullu en la Lehendakaritza.

- Se dicen tantas cosas...

- Cuando una joven promesa no cumple las expectativas creadas en torno a su figura se suele decir que se ha quemado por el camino.

- El compromiso con la cosa pública me parece buenísimo, enriquecedor. Hay que trasladar eso a las nuevas generaciones, que entrar en política merece la pena, pero por un cierto tiempo.

- ¿Tiene decidido su futuro?

- Mi futuro es la Diputación hasta junio. Después no lo sé, me preocuparé de eso cuando llegue el momento. Entonces sí que me preocuparé.

- Abandona la Diputación, ¿y la política?

- Abandono la primera línea política, pero la política no se deja nunca porque voy a seguir siendo miembro del partido. Esa vis política se tiene o no se tiene, y yo la tengo.

- ¿Podría ocupar otro cargo institucional en el futuro?

- No voy a volver a la primera línea, si quisiera seguir ahí me hubiera presentado a la reelección.

- La salida de su predecesor, José Luis Bilbao, provocó un encendido debate sobre las puertas giratorias. ¿Dónde se ve?

- De verdad que no lo sé.

- ¿Los ambiciosos proyectos que viene anunciando son banderas de Unai Rementeria o seguirán adelante cuando cambie el diputado general?

- Si algo hemos demostrado estos años es que proyecto que ponemos encima de la mesa, proyecto que se ejecuta. Esto es un equipo, los planes son de la institución y en este equipo foral también está, espero, la siguiente diputada general.

- No sería la primera vez que un dirigente aparca las ideas de sus predecesores...

- Los proyectos principales están dirigidos a transformar Bizkaia y no se hacen en un año o dos. Seguir es lo natural.

- En 2015 decía que no se daban las condiciones para meterse en grandes obras por los coletazos de la crisis. Con un futuro tan incierto como el que se advierte, ¿por qué lanzarse ahora a ejecutar infraestructuras de 400 millones como el subfluvial de Lamiako?

- Aquella crisis duró una década y los presupuestos disponibles se redujeron. Luego 2018 y 2019 fueron años muy buenos, y de la crisis de la pandemia nos hemos recuperado rápido. Estamos recaudando más que nunca, así que hay dinero en la caja para meternos en grandes proyectos. Hoy sí, dentro de cuatro años ya veremos.

- La lanzadera de metro entre Getxo y Sestao no aparecía en los planes iniciales del subfluvial. ¿Se busca cumplir los requisitos para obtener fondos europeos que una carretera nunca lograría?

- No tiene que ver, pero puestos a hacer esa gran obra bajo la ría se nos ocurrió dar una alternativa al intercambiador de San Ignacio. Y si llegan fondos europeos, bienvenidos sean.

- ¿Invertir 180 millones para sacar de la carretera 5.000 coches al día no son demasiados?

- Es una inversión para toda la vida, estos cálculos hay que hacerlos así.

- El proyecto del Metro a Galdakao reaparece cada vez que se acercan las elecciones y luego se frena. ¿Por qué esta vez va a ser diferente?

- Porque no hablamos de ideas. La Línea 5 tiene un proyecto definitivo y tiene dinero consignado después de firmar el convenio con el Gobierno vasco.

- Se va sin impulsar la variante de Rekalde y el metro al aeropuerto.

- No son espinitas que me queden porque eran proyectos imposibles, los trámites administrativos requieren unos cinco años como mínimo y aún no hay proyectos. En Rekalde se está en ello.

- ¿Y qué le queda en el tintero?

- Trasladar el efecto Bilbao a toda la metrópoli: la repercusión internacional, la transformación urbanística... hemos hecho un análisis sucinto pero hay trabajo para ocho años o más. También me hubiera gustado crear un centro de interpretación del tesoro que tenemos en Lea Artibai, con esas cuevas que van apareciendo.

- ¿Llevará hasta el final su resistencia a participar en la financiación del TAV?

- No estoy en contra del TAV. Si cuando haya un proyecto definitivo la Diputación decide entrar, yo no lo veré mal, pero el Estado debe acelerar las obras porque tanto retraso no es de recibo.

- ¿No es incongruente quejarse de los retrasos cuando no se quiere poner dinero?

- Que quede claro que la alta velocidad es competencia del Estado y la debe pagar el Estado. Luego tocará hablar de la parte urbanística, y ahí ya veremos. Lo digo siempre.

- Lo que no se entiende, incluso dentro del PNV, es que la Diputación de Álava sí se haya implicado sin poner pegas y usted mantenga esta postura.

- Porque tomaron la decisión al principio. Nosotros vamos de otra forma, y no pasa nada. Es un tema competencial.

- Construir la 'Y' vasca no es su competencia, pero el beneficio económico para Bizkaia cuando funcione será notable.

- Bien, pero yo no puedo dejar de hacer cosas que me competen para embarcarme en otras que no me corresponden. Para mí está muy marcado, el dinero es finito.

- ¿Las quejas de los ayuntamientos más alejados de Bilbao por la «sobrefinanciación» de la capital influyen en este tipo de decisiones?

- Yo no he recibido queja alguna, los municipios saben muy bien que Bilbao tiene un efecto tractor muy importante para todos.

- Pues la queja existe.

- Si se refiere a la financiación municipal ya tenemos abierto el proceso para revisar los criterios de reparto de Udalkutxa. Llevará aún un tiempo, pero si hay que añadir nuevas variables, se hará.

- ¿El objetivo es que ganen más los ayuntamientos pequeños en detrimento de Bilbao?

- No sabría decirle, lo decidirán los ayuntamientos, son maduros para tomar sus decisiones.

- ¿Se ha deteriorado su relación con el alcalde de Bilbao? Llevan varios años a la gresca.

- ¿Con Juan Mari? ¡Pero si somos amigos!

- Choques por el TAV, la ubicación del Nagusi Center...

- Un alcalde tiene que quejarse, defender a sus ciudadanos y pedir inversiones, tiene que ser así.

- La Torre Bizkaia acaba de echar a andar. ¿Es uno de los grandes hitos de su mandato?

- Sí, pero no porque sea nuestra idea sino porque Bizkaia y Euskadi necesitaban un ámbito de emprendimiento muy potente.

- La oposición se queja de que han invertido millones para crear un edificio de oficinas.

- Es una gran fábrica para generar empresas. Hay que entender que necesitamos nuevos negocios adaptados a las nuevas necesidades. Nos ayudarán a generar empleo y a recaudar.

- Si uno lee el listado de empresas que ocupan espacio en la torre, la mayoría son grandes compañías que ya tienen sus propias sedes y no los nuevos talentos que usted dice. ¿Qué sentido tiene?

- Hay equipos de innovación de empresas conocidas y también 'startups'. Y tiene que ser así porque ese es el objetivo del BAT: que estén en permanente contacto para ayudarse a crear cosas nuevas.

- ¿Cuál ha sido su peor momento como diputado general?

- La pandemia, sin duda. Fueron días de no dormir.

- Se le reprocha que estuviera desaparecido durante la crisis sanitaria.

- Estuvimos trabajando, pero ¿dónde iba a aparecer con las Juntas Generales cerradas?

- Dando ruedas de prensa, por ejemplo.

- Toda la institución estuvo al pie del cañón, reportando al lehendakari que, no lo olvidemos, era el mando único. Estuve donde tenía que estar, en los 'LABIs' y tomando las decisiones que teníamos que tomar.

- Esta semana se ha sabido que la mortalidad se elevó un 60% en las residencias en 2020. ¿Faltó transparencia?

- Sí, puede ser. Quizá en algún detalle, no lo sé. La pandemia nos pilló a todos sin saber cómo obrar, si hubiésemos sabido lo que sabemos ahora, habría sido diferente. Solo puedo decir que intentamos manejar toda aquella información con buena fe.