Ermua, Elorrio, Ondarroa, Muskiz y Berriz quedarán confinadas a partir del lunes

El cerrojazo afecta también a los municipios alaveses de Elciego, Elvillar, Iruña de Oca, Urkabustaiz y Zigoitia; y a los guipuzcoanos de Beasain, Lazkao, Ordizia, Urretxu, Ataun, Olaberria, Zaldibia y Zegama.

Los intentos por equilibrar las restricciones obligadas por el repunte en el número de contagios, y la laxitud para no hundir la economía y la moral de la gente, están dejando espectáculos llamativos. Por el lado de las restricciones, los pueblos en rojo no sólo quedarán confinados (con las salvedades mencionadas) sino que los bares deberán cerrar su interior salvo en horario de desayunos (de 6.30 a 9.30) y comidas (de 13.00 a 16.30), las reuniones en espacios privados se limitarán a convivientes y sólo podrá haber un máximo de cuatro deportistas en espacios cerrados.

De momento, sólo se encuentran en esa situación los municipios mencionados. Pero todo apunta que ayuntamientos mayores, como el de Bilbao, llegarán a la incidencia de 400 la semana que viene. Muy posiblemente, antes de las fechas festivas. Para esquivar el confinamiento al que esta situación les abocaría, lo que ha hecho el Gobierno vasco es definir hoy, con los datos de ayer, los municipios que se quedarán sin Semana Santa. Y la próxima revisión de la lista negra será el martes 6 de abril. De manera que se garantiza cierta normalidad festiva en ciertos lugares aunque en las próximas fechas se superen los contagios que determinan la zona roja. Eso sí, parece muy poco probable que en la semana de Pascua la capital vizcaína, y también la alavesa, esquive el confinamiento municipal. Cuando eso ocurra, teniendo en cuenta las limitaciones que supondrá para el sector hostelero, es muy posible que éste emprenda una nueva batalla judicial para revocar las restricciones.

La previsión de Osakidetza, a la vista de lo ocurrido en situaciones previas de repunte pandémico, es que los contagios sigan subiendo durante dos semanas más. De modo que esa curva en ascenso coincidirá con una Semana Santa que trata en cierto modo de salvarse, aunque pidiendo prudencia a la gente, y permitiendo una movilidad que, eso sí, se desaconseja.