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Laura González
Sestao
Viernes, 5 de mayo 2023, 09:27
Por segunda semana consecutiva Loli Andrés se plantó ayer jueves delante del portal de la casa en la que se ha criado y ha pasado la gran mayoría de su vida en Sestao, en el barrio de Rebonza, para pedir la inminente salida de su inquilino, el que lleva más de un año con el contrato vencido y sin pagar un solo euro. Tanto ella como su prima, Isabel Moreno, tiene necesidad de vender el piso cuanto antes para pagar los gastos de la residencia en la que se encuentra ingresada desde hace unos meses esta última, con 83 años, en Palencia, pero el hombre que lleva allí de alquiler los últimos ocho años se niega a irse de allí.
«No pararé hasta que consiga que se vaya, lo tengo muy claro», declaraba Loli, quien volvió a sentirse arropada por decenas de amigos y vecinos que se acercaron hasta el Grupo Primero de Mayo para tratar de meter presión una vez más y forzar un pronto desenlace y feliz de esta situación, que es para estas dos mujeres «dramática». A la octogenaria no le alcanza el dinero de su pensión para costear íntegramente sus cuidados, pese a que la están atendiendo como a una usuaria más, y temen que se vea en la calle en las próximas semanas. Su prima, por su parte, cobra una pensión de 800 euros y tiene a dos hijos a su cargo, uno de ellos con una minusvalía. Además ambas tienen pendiente aún parte del pago de la hipoteca de un piso ya vendido.
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Durante la concentración, con silbatos, cacerolada y a viva voz, volvieron a pedir la salida del inquilino. «¡Vete ya, moroso!», gritaban, sin que por las ventanas se viera ningún movimiento. Toda esta situación, según apunta Loli, está llevando a Isabel al límite. «Estoy hundida porque los nervios la están matando», afirma.
Este acto dará paso a una acampada en ese mismo lugar que, como ya ha confirmado a este periódico, esta mujer iniciará el lunes. Lo hará al menos hasta la celebración del juicio, previsto para el próximo martes 16 de mayo, aunque como espera que el inquilino se acoja a la justicia gratuita la fecha podría retrasarse «varios meses». «Aquí me quedaré hasta que se vaya, como si tengo que pasar el verano, pero lo voy a conseguir», señalaba.
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