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Laura González
Sestao
Jueves, 20 de abril 2023, 01:24
Loli Andrés lleva viviendo con su prima Isabel Moreno más de media vida. Poco después de nacer falleció su madre, y se hicieron cargo de ella sus tíos, residiendo junto a ellos en Sestao en un piso del Grupo 1 de Mayo. Una vivienda que ... desde hace ocho años está en alquiler, y que ahora pretenden vender para poder costear la residencia en la que se encuentra Isabel en Palencia, a sus 83 años.
Una operación que lleva enquistada desde el pasado año ya que uno inquilino se niega a abandonar el piso, y desde julio además no paga el alquiler, lo que está siendo un auténtico calvario para ambas. Lo cuenta impotente Loli. Esta situación está poniendo al límite a ambas. Ella cobra una ayuda de 800 euros y tiene dos hijos a su cargo, uno de ellos con una minusvalía. Además, vendieron un piso en Noja, «por muy bajo precio», y aún les queda por pagar parte de la hipoteca, «y en el banco me han dicho que no nos la van a prorrogar».
A su prima todo esto le ha provocado numerosos ataques de ansiedad. «Ha envejecido a pasos agigantados, esto le ha hundido, y ese deterioro no va a haber nada que se lo quite», declara indignada. Además, tienen miedo de que terminen echándole de la residencia. «De momento está cubriéndolo en parte con la pensión. Nos han dicho que ya llegaremos a un acuerdo, pero si se alarga puede que un día nos digan que se tiene que ir ya de allí».
El inquilino que se niega a pagar la cuota (570 euros), y que debe ya casi 6.000 euros, lleva viviendo en ese piso de tres habitaciones ocho años, desde que decidieron ponerlo en alquiler. Estaba con otras dos personas, las que sí se fueron poco después de saber que tenían que dejarla libre para su venta. «El contrato caducó en marzo del año pasado, y en junio les dijimos que tenían hasta septiembre para irse. Comentaron que igual no podían encontrar nada en ese tiempo, y les dijimos que si necesitaban un poco más no pasaba nada».
Ese 'poco' se ha convertido para uno de ellos en diez meses, pese a haber recibido varios burofax. Él se aferra a que «ya no hay contrato», «y no le pago por eso», y reconoce no tener problemas para hacer frente al alquiler, pero ha decidido permanecer allí sin abonar un solo euro. «No es fácil encontrar otro sitio, ya me iré, en unos dos o tres meses», apuntaba ayer a una amiga de Loli, en presencia de este periódico.
Varios vecinos afirmaban en la mañana de este miércoles estar igual de indignados que las propietarias. Éstas solo piden «justicia», y que sea rápida, aunque temen que la huelga de los funcionarios ralentice su caso, ya que no se creen que vaya a salir pronto por su propia voluntad. «Él ya me dijo que iríamos a juicio. Yo solo quiero que mi prima esté bien atendida y pueda tener la mejor calidad de vida. Tiene todo el derecho», clama Loli.
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