Protesta en Sestao para que un inquilino abandone el piso de una octogenaria: «¡Que salga el cobarde!»

La familia propietaria necesita vender la vivienda para costear los cuidados de la octogenaria, pero la única persona que queda allí se niega a irse, pese a que su contrato venció en marzo del pasado año. Ante la situación, Andrés ha convocado una concentración como medida de presión y la ciudadanía ha respondido, aunque no ha logrado su objetivo, pues el inquilino sigue en el lugar. Aun así, Loli se sentía este jueves «emocionada» por las muestras de apoyo vecinal ante su «injusta» situación. «Hoy me ha pasado a mí, pero mañana le puede pasar a otro. Tenemos que ayudarnos», manifiesta.

Esta vecina de Sestao solo espera que la presión social pueda acelerar la situación. Y es que el inquilino lleva desde el pasado mes de julio sin abonar ninguna cuota –debe ya casi 6.000 euros– y, tras varias denuncias de por medio, el juicio se celebrará en mayo. Tal y como publicó este diario, el hombre reconoce no tener problemas para hacer frente al alquiler, pero ha decidido permanecer allí sin pagar un solo euro. «No es fácil encontrar otro sitio, ya me iré, en unos dos o tres meses», afirmó ante este periódico con naturalidad. Pero Loli e Isabel no quieren ni pueden esperar mucho, quieren «justicia». «Yo solo quiero que mi prima esté bien atendida y pueda tener la mejor calidad de vida. Tiene todo el derecho».

La situación ha sido todo un quebradero de cabeza para las dueñas, que ya están al límite. Loli cobra una ayuda de 800 euros y tiene dos hijos a su cargo, uno de ellos con una minusvalía. La familia se vio obligada a vender un piso en Noja a «muy bajo precio» y aún le queda por pagar la hipoteca –«en el banco me han dicho que no nos la van a prorrogar»–. Isabel, por su parte, ha sufrido numerosos ataques de ansiedad. «Ha envejecido a pasos agigantados, esto le ha hundido, y ese deterioro no va a haber nada que se lo quite», declaró su prima indignada.

Andrés teme, además, que terminen echando de la residencia a la octogenaria, que lleva sin poder pagar el servicio desde enero.. «De momento nos entienden y empatizan con nosotros, nos han dicho que ya llegaremos a un acuerdo, pero si esto se alarga llegará un día en que se tendrá que ir, porque tampoco son una ONG».

«Después de haber trabajado toda su vida –de sastra y lavandera– ahora viene un señor que dice que no se quiere ir de su casa y tiene más derechos que ella. Esto es indignante», afirmó Loli, quien baraja incluso acampar ante el portal como medida de presión, aunque por el momento prefiere esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos.