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«Estamos asustados. Esto no suele pasar aquí, pero cada cierto tiempo la armaba gorda». El barrio bilbaíno de San Adrián ha vivido tres difíciles y tensas horas en la tarde de este viernes. El tiempo en el que un vecino, una hombre problemático «muy ... conocido en el barrio», ha permanecido atrincherado en su domicilio familiar tras apuñalar a sus padres, heridos graves pero fuera de peligro tras ser trasladados al hospital. Finalmente, el varón ha fallecido tras permanecer varias horas ingresado por el impacto de la caída al saltar desde el balcón.
Los residentes han confesado su «preocupación». Fuentes vecinales confirman a EL CORREO que era habitual que cada cierto tiempo «la armara gorda». Este mismo hombre protagonizó otros incidentes anteriores, entre ellos, otra «agresión a su padre» o un ataque con arma blanca a una vecina, según indican. De hecho, esta misma mañana había sido visto por la zona «muy alterado» y «gritando».
El barrio se encontraba conmocionado. Allegados que guardaban «cierta amistad» con los padres y la hermana del atacante lamentaban lo ocurrido y deseaban «una pronta recuperación» a las víctimas. Dos mujeres han relatado a ETB que era habitual que tuviese problemas «en el bar debajo de su casa». «Lo han tenido que echar muchas veces. Solía haber bronca. Tenía problemas psicológicos. Algo de esto tenía que pasar algún día», lamentaban.
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Al parecer, el autor del ataque vivía con sus padres. No solo generó problemas en el barrio, sino también en el gremio del taxi. Horas antes de atacar a sus progenitores y atrincherarse, el ahora detenido protagonizó un accidente en el aeropuerto de Loiu. Desde la cuarta plaza del parking, se precipitó al vacío. Salió ileso y huyó de la escena del suceso ante la sorpresa de los testigos. Precisamente, el vehículo con el que se precipitó fue en su día utilizado para trabajar como taxi. El autor de la agresión había heredado la licencia cuando se jubiló, pero tan solo ejerció la profesión durante un año.
Tal y como ha confirmado a ETB Borja Musons, presidente de la Asociación Radio Taxi Bilbao, dejó de trabajar «hace unos ocho años». «Tuvo problemas con algunos compañeros por mal comportamiento y amenazas. No estaba muy bien. Solicitó la baja por motivos de salud y hasta hoy». De hecho, el coche accidentado ya no mostraba la matrícula azul, distintivo de los taxistas, pero sí la señalización de SP (Servicio Público). «Nos llegaron quejas de bares porque decía que seguía trabajando de taxista cuando era mentira», ha confirmado Musons.
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