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El subfluvial de Lamiako, la carretera que prevé unir mediante un túnel excavado bajo la ría las dos márgenes del Gran Bilbao, sigue dando pasos sobre el papel para cerrar su diseño definitivo. La Diputación presentó este martes cómo serán los accesos y salidas que ... el vial tendrá en sus dos bocas, que serán los dos centros neurálgicos de la futura infraestructura: las rotondas de Ballonti (casi en el límite entre Sestao y Portugalete) y Artaza (que divide Leioa y Getxo).
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Los ingenieros han dibujado una galería principal que tendrá exactamente 3.037 metros para salvar la ría. Además, han esbozado ya toda una red de ramificaciones que añaden otros tres kilómetros de carretera en la Margen Derecha y algo menos en la Margen Izquierda, donde, además, será preciso levantar un gran 'lazo' sobre la A-8 y la Supersur para permitir que los vehículos que vienen de Cantabria puedan incorporarse al túnel.
Por lo demás, los planes siguen adelante según lo previsto, tal y como informó el diputado de Infraestructuras, Imanol Pradales. Todo el trabajo de ingeniería estará concluido en el verano de 2023 para comenzar las obras en 2024. Serán necesarios cuatro años de tajo, por lo que la nueva vía de comunicación abriría, en el mejor de los casos, en 2028, con una inversión de 400 millones de euros. El principal objetivo del proyecto continúa siendo descongestionar la red foral de carreteras, sobre todo, el puente Rontegi, por el que pasan a diario una media de 155.000 vehículos. Se pretenden captar 51.000 automóviles.
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Aunque algunos de los detalles de esta iniciativa podrían variar en los próximos meses, ahora mismo se baraja una velocidad máxima en el interior del túnel de 80 kilómetros por hora, por lo que un coche tardaría unos dos minutos y medio en cubrir esos 3.037 metros que separarán Sestao de Leioa. Pradales reconoció que el entorno de Artaza será el punto más complicado del proyecto. «Es una zona muy constreñida, con un instituto educativo, el propio parque y muchas viviendas en los alrededores», advirtió. El subsuelo de la zona verde, precisamente, será vital para poder ordenar esos vasos capilares que darán vida al subfluvial. Todas las salidas y entradas por este punto serán soterradas, en un intento de minimizar el impacto en el entorno.
Se conformará así una tupida red de galerías que irán desembocando de manera directa en las principales arterias que atraviesan la encrucijada: La Avanzada (donde habrá que ejecutar un ramal subterráneo bajo la actual vía lateral en sentido Bilbao), la avenida de Zugazarte (aquí se dispondrá de una trinchera en la mediana del vial actual, que llega al cruce de la prolongación de La Avanzada y la Avenida de Los Chopos para habilitar tanto la entrada como la salida), y el corredor de Uribe-Kosta, donde se aprovecharán estructuras ya existentes, aunque también habrá que profundizar para pasar por debajo de una de las vías que ya transita bajo tierra.
Todo esto obligará a realizar una labor de cirugía durante la fase de obras. «Será una labor compleja», insistió el diputado, que prometió que el impacto sobre el entorno será «muy limitado» durante la fase de explotación de la nueva infraestructura (por eso se ha hecho todo soterrado), pero que, admitió, la afección será grande durante los cuatro años que se prolongarán los trabajos.
En el otro extremo del subfluvial, en la Margen Izquierda, la actuación parece, al menos sobre el papel, más sencilla. Hay más espacio y se van a aprovechar infraestructuras ya existentes. Además, las rotondas de Ballonti y Galindo, que son amplias, facilitarán las cosas. No obstante, habrá que levantar un viaducto de forma circular para poder canalizar los coches que llegan desde Cantabria y que desean dirigirse a Getxo. Este 'lazo' tendrá que superar tanto la A-8 como el cercano peaje de la Supersur, en Trapagaran.
Pradales elogió la labor de los técnicos y de las empresas de ingeniería que están desarrollando su labor para amarrar bien todos los detalles antes de meter la pala. «Cada euro invertido en esta fase supone ahorrar miles en la fase de obras», dijo. En concreto, se han destino 10,5 millones a los estudios previos. Destacó que se han realizado simulaciones de tráfico, unos 200 sondeos y muchas otras pruebas para recabar todo tipo de información del escenario actual y del futuro «porque no queremos que se nos quede pequeño al de poco tiempo de la inauguración». En el caso concreto de los viales de Artaza, el responsable foral sostuvo que se han analizado hasta 30 alternativas para poder elegir la mejor solución, la que dará servicio a todas las direcciones y enlaces.
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