El estirón de Pantzar y Kullamae

Pantzar se echó el equipo a la espalda ya en el segundo cuarto. Con un Renfroe espeso en la dirección –acabó sin una sola asistencia, algo inaudito–, el sueco dijo a la tropa que le siguiera. Kullamae había irrumpido en el parqué con cuatro puntos en la recta final del período inicial y abrió el siguiente con un triple, invitación a la pelea a la que se unió el base. Hizo ocho puntos, dio una asistencia y se anotó una recuperación, además de lucir una actitud defensiva contagiosa. Gracias al trabajo de estos dos jóvenes, el Bilbao Basket pasó del 11-22 al 22-24. Killeya-Jones aportaba también y los vizcaínos empezaban a ver la luz. El de Nueva Jersey dio el susto con una caída escalofriante, pero tras unos instantes en el parqué se levantó y pudo seguir sin problemas.

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Miribilla vibraba con Pantzar, quien atacaba y defendía a gente como Campazzo, 'Cacho' Rodríguez y Sergio Llull. Con este último hizo amistad cuando estaba en la cantera del Madrid. Ayudó al menorquín a recuperarse de su grave lesión con entrenamientos a la carta, en los que pasaban horas juntos trabajando. Estaban uno frente al otro y Llull pudo constatar la progresión del sueco. También en el último cuarto, cuando el partido estaba al rojo vivo y el balón quemaba, momento en el que el base clavó un triple a falta de 48 segundos para poner a tres a los suyos (80-83), sin olvidar sus cuatro tiros libres convertidos. Acabó el duelo con 15 puntos, dos rebotes, cuatro asistencias, dos robos y 21 de valoración, solo superado por los 29 créditos del maestro Facu Campazzo.

Jaume Ponsarnau elogió a Pantzar nada más acabar el choque, pero fue más allá de su buena actuación ante el Madrid. «Sabe que está en crecimiento. Trabaja, vuelve a trabajar y de nuevo trabaja. Trabaja también escuchando. Me dice: '¿Qué tengo que hacer, coach?'. Es súper entrenable», expuso el entrenador del Surne. Sabe que tiene un diamante entre manos y que su labor es pulirlo. «La del base es la posición más complicada del juego, la que más exige no solo de empuje sino en lo mental y en el conocimiento. Tiene un largo recorrido para ser cada vez mejor base, pero está claro que la materia prima es muy buena. Tiene un crecimiento enorme», reiteró el catalán.

Algo parecido pasa con Kullamae, quien está para completar a Adam Smith. Ha dado varios zarpazos en lo que va de temporada –ahí están los 33 puntos anotados contra el Granada y los 25 frente a los Gladiators en Europa, entre otros registros–, pero aún estaba pendiente de demostrar ante un equipo de primerísimo nivel continental. Lo hizo frente al Madrid con 17 puntos –3 de 5 en tiros de dos, 3 de 5 en los de tres y 2 de 2 desde la línea de castigo– y una actitud defensiva encomiable. A falta de 6'31, metió un triple (66-68) y luego anotó cuatro puntos seguidos para dar la máxima ventaja a los hombres de negro (72-68) a menos de cinco minutos del bocinazo final. Si la derrota sirve para que tanto él como Pantzar ganen en confianza y avancen, no sería un mal negocio.

Ponsarnau remarcó que «es importante que los jóvenes nos ayuden. Estoy orgulloso de su trabajo y valentía», dijo sobre Pantzar, Kullamae, De Ridder y Killeya-Jones. «Jugaban contra gente de máximo nivel europeo y mundial y lo han hecho con empuje». Un empuje que debe servir al Surne para reaccionar el domingo en Badalona y cortar así la racha de cuatro derrotas en la ACB.