Williams vive su mejor momento: «Espero seguir así hasta el final de temporada»

La reconversión a extremo le ha venido bien. Explota su velocidad por el costado y se ha quitado la presión de ser el hombre gol del equipo. El primer tanto de este sábado es de delantero de área, de un jugador capaz de cazar un balón cerca de la portería y meterlo. El segundo, de explotar el espacio, lo que más le gusta.

La jugada del 1-0 quedará para la polémica. Los realistas mantuvieron ante el árbitro Soto Grande que la pelota le pegó en un brazo, pero la revisión del VAR dio por bueno el tanto.

El atacante mantuvo que no hay controversia. Explicó que lo celebró convencido de que iba a subir al marcador. «Cuando han ido llegando los compañeros me han preguntado si la había tocado con la mano y les he dicho que no.Es verdad que hay alguna imagen en la que puede parecer que es así, pero me toca la cadera y aparto la mano de forma instintiva».

Además, el tanto tiene un hueco entre los momentos estelares de la campaña. 180 córners después un gol de córner. Lanzó Nico, prolongó Vesga de cabeza e Iñaki anotó al segundo intento. Ese tanto lo celebró mano a mano con su hermano. Tenía un significado: «Estamos siempre juntos para lo bueno y para lo malo. Nada de lo que tenemos es regalado y cumplimos el sueño de niños de jugar juntos en el Athletic».

Daño al portero

El 2-0 fue una obra de arte. Todo arrancó con un buen pase de Sancet, quien cuajó un gran partido. RaúlGarcía lanzó un soberbio cambio de sentido. Williams controló por la banda derecha y encaró a Le Normand. Se fue hacia afuera y soltó un latigazo que entró por la escuadra de Remiro.

«Sabía que la Real bascula mucho y que podía quedarme mano a mano con el central.Me iba tapando y me iba dejando el lado de fuera. No he visto a ningún compañero y he decidido jugármela.Le he pegado al lado corto. Hablando con Unai Simón me dice que es una de las situaciones que más le duele al portero», resumió.

Lleva ya nueve goles este curso, ocho en Liga y uno en Copa. Le tiene cogida la medida a la Real. Le ha metido ocho tantos.Es su víctima preferida. Eso le coloca con un lugar de honor en los derbis vascos. Encabeza junto al turco Nihat la clasificación de realizadores en este clásico en el siglo XXI.

Al acabar el partido estaba eufórico en la celebración con la grada de animación, ante la que sus compañeros le hicieron corro para saltar al lado de él y felicitarle. Se grabó un vídeo en el que lanzó «nueve partidos, 27 puntos. Objetivo Europa. Vamos a pelearlo hasta el final. Goazen Athletic».

Tuvo, eso sí, un momento para un gesto deportivo. Consoló a Barrenetxea, desolado tras fallar con toda la portería del Athletic para él en el minuto 87. El rojiblanco conoce perfectamente la desolación del delantero en momentos así.

«Estamos en la fase final de la temporada. Físicamente me encuentro bien y las ocasiones que tengo se están materializando. Espero seguir así hasta el final de temporada y ayudar al equipo con mi esfuerzo, mis galopadas y, por supuesto, con mis goles», dijo ante los informadores en la sala de Prensa.

«Estoy un poco más incisivo. La posición de extremo me ha venido bien», indicó al acabar el partido. Eso sí, no se olvida de los malos momentos, de esas épocas de sequía. «Soy un jugador que no para de insistir, que no se deja nada. Las dos ocasiones que he tenido han sido gol. Luego vendrán las rachas en las que no vea puerta y se juzgará si soy delantero, si soy extremo o si tengo que jugar. Todo el mundo sabe quién es Iñaki Williams y soy el primero que sé todo lo que ayudo al equipo. Todos los entrenadores que he tenido me han dado confianza», se reivindicó.