Un punto y gracias en un estreno de lo más pobre

Lo cierto es que pasan los años y hay cosas que no cambian. Una de ellas es que al Athletic se le ve venir de muy lejos, sobre todo cuando no va a estar brillante. En esos casos bastan unos pocos minutos para hacerse una composición de lugar y torcer el gesto. Los aficionados rojiblancos entendieron muy pronto que su equipo iba a ofrecerles al menos una primera parte de lo más indigesta. Sin ritmo, sin hilo de juego, sin contundencia en los quites, sin ningún jugador que saliera al rescate y varios de ellos ausentes o desconectados, los de Valverde no dieron una a derechas durante casi media hora; justo hasta que, en una jugada aislada, Sancet se sacó un conejo de la chistera y abrió el marcador con una derechazo sensacional desde más allá de la media luna del área.

El golazo castigó a un Getafe más que meritorio hasta ese momento. Al perro flaco todo son pulgas, debió pensar Bordalás, que vive un momento muy complicado. El miércoles reconoció que su equipo llegaba a Bilbao «un poco condicionado por la falta de efectivos». Frente a lo que pudo parecer, fue el suyo un mensaje optimista y animoso. Porque la realidad era mucho más cruda: el Getafe se iba a estrenar en la Liga no un poco sino muy condicionado por su falta de efectivos, con sólo 18 jugadores, varios de ellos del filial y sin un delantero centro. Vamos, hecho unos zorros.

Un ejemplo: el centrocampista Uche, que la pasada campaña jugaba en el Ceuta, tuvo que jugar de 9. Lo cierto es que el chaval puso empeño, se fajó bien y hasta acabó marcando un gol. Digamos que dio una gran versión, como muchos otros de sus compañeros, especialmente Milla y Carles Pérez, que hizo sufrir mucho a un flojo Berchiche. El exjugador del Celta no salió en la segunda parte, pero el Getafe no se resintió. Como tampoco sufrió por la pérdida de Arambarri, lesionado en el minuto 34. Los de Bordalás, en fin, demostraron ser un grupo compacto, firme y muy concienzudo en su trabajo. Y lo demostraron, por cierto, sin caer en ese 'otro fútbol' del que tantas veces se les acusa. A la hora de juego, si ir más lejos, el Athletic llevaba 13 faltas por 6 de los madrileños. Y acabaron 15-13.

Tras esa primera parte soporífera quien más quien menos esperaba que el Athletic saliera con un sólido propósito de enmienda en la segunda. Se confiaba, por ejemplo, en que algunos futbolistas que venían siendo presencias fantasmales, como Iñaki Williams, Guruzeta o Berenguer, se hicieran presentes. Y se confiaba también en que Paredes se serenase un poco y en que Beñat Prados y Vesga empezaran a mezclar bien tras 45 minutos sin la menor sintonía. Pues bien, lejos de ocurrir algo de eso, lo que sucedió es que el Athletic se ensombreció aún más y que el Getafe salió muy afilado, hasta el punto de que estuvo a punto de empatar, primero en un remate al poste de Peter y poco después en una mano a mano de Aleñá en el que Padilla estuvo soberbio. Si algún aficionado rojiblanco estaba preocupado por las bajas de Unai Simón y Agirrezabala ayer se quedó tranquilo. Lezama sigue siendo la mejor fábrica de porteros.

Los méritos del equipo azulón tuvieron su justo premio en el minuto 64, cuando Uche empató con un gran cabezazo tras un córner muy bien puesto por Milla. Fue un gol de ariete puro, lo que unido a otras buenas acciones ofensivas en carrera y un gran trabajo en la presión a los centrales rivales, puede que lo conviertan en el delantero centro de Bordalás esta temporada pese a ser centrocampista. Al fin y al cabo, medios centros puede tener otros o ficharlos el técnico alicantino, pero nueves no tiene ninguno y son una especie mucho más cotizada

Como no podía ser de otra manera en San Mamés, el Athletic intentó reaccionar al gol y buscó la victoria. Con Unai Gómez y Herrera como centrocampistas -Valverde quitó en el minuto 56 a Vesga y Prados-, y a partir del minuto 72 con Nico Williams, los rojiblancos jugaron con más intensidad y encerraron a su rival. A su fútbol, sin embargo, siempre le faltó claridad y, desde luego, el punto de desequilibrio que deben aportar sus futbolistas ofensivos. Continuó sin haber noticias de Guruzeta e Iñaki Williams, Sancet poco hizo aparte de firmar un gol estupendo y Unai Gómez apenas apareció. El único que puso algo de picante fue Nico Williams, al que el público de San Mamés recibió como al primo de Zumosol. En el minuto 77, la estrella rojiblanca obligó a lucirse a David Soria, que también tuvo que intervenir en el tiempo de descuento para despejar un chutazo de Berchiche. Fueron las dos únicas ocasiones claras del equipo de Valverde, que ni siquiera fue capaz de tirar de heroica.