El primer partido de 2022 no pudo dejar más y mejores noticias para el Athletic. La primera fue la victoria en un campo complicado como El Sadar, más que necesaria para que los rojiblancos no perdieran la estela de los equipos con opciones europeas. Pero hubo otras igual de importantes, merecedoras de grandes titulares. De hecho, el derbi de ayer en Pamplona se recordará como el de la imprevista y deslumbrante explosión goleadora de Oihan Sancet, autor de un 'hat trick' histórico. Se podría decir que el joven navarro se quitó de un plumazo las últimas dudas que podrían quedar sobre él. Si se mantiene así de serio y afilado será el futbolista que marque la diferencia en el frente de ataque del Athletic en los próximos años.
Osasuna
Herrera; Nacho Vidal (Roberto Torres, 64'), David García, Unai García (Javi Martínez, 74'), Juan Cruz, Cote (Manu Sánchez, 82'); Torró, Moncayola; Rubén García (Oier, 74'); Kike García, Budimir (Kike Barja, 64').
1
-
3
Athletic
Unai Simón; De Marcos, Yeray, Íñigo, Balenziaga (Nolaskoain, 90'); Berenguer (Nico Williams, 75'), Dani García (Vesga, 75'), Vencedor, Muniain (Petxarroman, 89'); Sancet (Nico Serrano, 84'), Iñaki Williams
GOLES 1-0 M. 9 Kike García. 1-1 M. 15 Sancet. 1-2 M. 25 Sancet. 1-3 M. 67 Sancet
ÁRBITRO Ortiz Arias (Comité madrleño). TA: Cote (66'), Bittor (67'), Torró (76'), Herrera (78') y Chimy Ávila (2A, 94') / Yeray (66').
INCIDENCIAS El Sadar. 16.206 espectadores.
Hablando de este frente de ataque, que tantas críticas ha recibido a lo largo de la temporada y con razón, lo cierto es que ayer mostró una mejoría tan espectacular como esperanzadora pensando en el futuro, empezando por el más inmediato en este mes de enero tan interesante. Y no se trata sólo de una cuestión de pura eficacia, de esos tres goles tan inhabituales en un equipo que no llegaba ni al gol por partido. Se trata de la calidad del juego ofensivo, de la reaparición del mejor Berenguer tras meses de flojera existencial, del punto de pausa al llegar al área rival, de la medición de los centros, incluso de la variedad de protagonistas activando el factor sorpresa y sin cargar todas las maniobras en un Muniain cuya omnipresencia en otros partidos no dejaba de ser un síntoma de debilidad.
El Athletic comenzó incómodo, incapaz de desactivar el fútbol directo de Osasuna, siempre buscando los centros al área desde las bandas. Ayer, en concreto, desde la derecha, donde Muniain siempre deja más huecos. Cuando en el minuto 10, Kike García abrió el marcador de cabeza tras recibir un magnífico envío de Moncayola desde ese costado fue inevitable lamentar el lío en el que se habían metido los rojiblancos y sospechar que el duelo se iba a escribir con renglones torcidos para ellos. El fútbol, sin embargo, suele tener giros de guión imprevistos y el caso es que el Athletic tardó muy poco en empatar gracias a un contragolpe perfecto. Lo hubiera firmado el Liverpool de Klopp.
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Javier Ortiz de Lazcano
Javier Ortiz de Lazcano
Una gran maniobra de Berenguer, titular ayer después de mes y medio en la mazmorra por su pobre rendimiento, acabó en Williams, que despegó hacia arriba y metió en carrera un pase medido a Sancet. Nada pudo hacer Herrera ante el remate de cabeza del navarro, que tras estrenarse esta temporada como goleador en la anterior jornada, ante el Madrid, volvía a ver puerta; todo un notición para el Athletic, que si algo necesita es una mayor aportación goleadora de sus hombres de ataque. Así las cosas, cuando nueve minutos después Oihan Sancet firmó el 1-2 con una volea que los centrales de Osasuna le permitieron con una gentileza realmente extraña tras un pase de De Marcos, muy activo por su banda, dieron ganas de lanzar cohetes. Evidentemente, con del tercero en la segunda parte ya fueron obligatorios los fuegos artificiales.
El partido había entrado en un punto de ebullición de lo más atractivo. Como para quedarse mirando cómo estallaban las burbujas. Es cierto que abundaban las imprecisiones, que no era un fútbol para paladares exquisitos, pero el toma y daca tenía la intensidad suficiente como para agarrarte al sillón y no perder ripio. Los dos equipos mostraban su personalidad. Osasuna, la de siempre, la de un equipo bravo y directo que no se arruga en ningún quite y es capaz de seguir poniendo centros no en el minuto 90 sino en el día del Juicio Final. Y el Athletic, la de su versión valiente y decidida que acostumbra a mostrar en los partidos ante rivales con mucho hueso. Ahora bien, aliñada esta vez con una mejor elaboración.
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Siempre hay que tener una cierta prevención a la hora de imaginar la versión del Athletic tras los descansos. Ayer, sin embargo, no hubo nada de lo que preocuparse. Los rojiblancos acabaron siendo muy superiores a un Osasuna que lo siguió intentando pero cada vez de peor manera, con un fútbol ya demasiado básico para un rival bien ordenado y con más calidad en todas sus acciones. La que supuso el 1-3 fue igual de brillante que las de los dos goles anteriores. Entre Muniain, Williams y Berenguer hicieron un descosido a la defensa rojilla que Sancet aprovechó en la boca del gol como el mejor delantero centro. El partido quedó ya decidido. Osasuna sólo inquietó en un chutazo al larguero del Chimi Ávila, que acabó el partido de los nervios y vio la tarjeta roja. Cosas de la impotencia. La que el Athletic ha sentido otras veces y ayer la sintió en sus carnes Osasuna.
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