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Los grandes partidos se siguen disfrutando al día siguiente, de manera que el martes continuábamos paladeando el Girona-Athletic, uno de esos duelos que, a diferencia de tantos y tantos tostones que se ven en la Liga, hacen afición. Dos equipos valientes y esforzados con ... una bella idea del fútbol, no hace falta más. Ni menos. Que uno de ellos fuera el líder de la Liga y el otro el Athletic fue como para sentirse orgulloso de los pupilos de Valverde. Si el valor o la templanza hay que demostrarlos en las situaciones difíciles, en las peores trincheras, la personalidad de un equipo hay que manifestarla en las citas más complicadas. La de Montilivi, por ejemplo.
Después de dos semanas de parón, los rojiblancos demostraron en Girona que son uno de los equipos más en forma de la Liga. Y, sin duda, uno de los más complicados de enfrentar. Al término del partido, hablando ya fuera de micrófonos, Míchel reconoció que esperaba un Athletic muy complicado, un rival, por decirlo en catalán, más inclinado a la 'rauxa' que al 'seny', al arrebato que al sentido común. ¡Pero no tanto! Digamos que le sorprendió la enorme convicción que mostró el grupo de Valverde desde el pitido inicial, cuando se plantó directamente en campo rival a presionar con seis jugadores. «Esto no lo hizo ni el Madrid», podría haber dicho el técnico vallecano, aludiendo al único rival que esta temporada ha ganado en Montilivi.
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Javier Ortiz de Lazcano
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En el caso del Athletic, el hecho de que la Liga haya llegado a la jornada 14 obliga a una reflexión retrospectiva. Lo decimos porque fue también a estas alturas del juego cuando la pasada campaña se interrumpió la competición por el Mundial. La situación de los rojiblancos era entonces muy similar a la actual en términos numéricos. Eran cuartos empatados con el quinto (la Real) y, aunque ahora son quintos empatados con el sexto (la Real, de nuevo), lo cierto es que tienen un punto más que entonces (25 frente a 24). Los pupilos de Valverde han marcado 26 goles, dos más, y han encajado 18, cuatro más. Como locales han calcado su registro de 2022 y se han llevado un 66,6% de los puntos que han disputado. Como visitantes los han mejorado, del 44% han pasado al 52%.
Más allá de las cifras, tan similares, lo cierto es que al Athletic se le ve mejor, más sólido, con más empaque. En lo que se lleva de temporada sólo ha tenido un borrón propiamente dicho, que fue en el estreno liguero ante el Real Madrid. En Anoeta perdió, pero compitió bien -firmó 18 remates por 8 de la Real, pese al 3-0 final- y se condenó por sus errores en las dos áreas. Y ante el Barcelona también tuvo sus opciones, de hecho el partido llegó empatado a cero hasta el minuto 80. Los rojiblancos, en fin, no han derramado la tinta sobre el papel como la pasada temporada hicieron, por ejemplo, contra el Espanyol, contra el Atlético o, precisamente, contra el Girona en su estadio. La diferencia de nivel entre el Athletic de este lunes 27 de noviembre y el del 4 de noviembre de 2022 ha sido enorme.
La situación, por tanto, invita al optimismo. Es decir, invita a pensar que el equipo de Valverde está en condiciones de mantener una línea regular de juego y resultados que evite un colapso como el que sufrió la temporada anterior cuando se reinició la competición. Recordemos lo ocurrido para no olvidarlo. En los once partidos disputados entre las jornadas 15 y 25, el Athletic sumó sólo nueve puntos, tras encadenar seis derrotas, tres empates y dos victorias. Dicho de otro modo: pasó de sumar el 57% de los puntos que disputaba al 27%.
Un precedente de descalabro tan cercano en el tiempo, unido a los que nos recuerdan que el Athletic se acaba hundiendo en la recta final de la Liga desde hace cinco años, obligan a ser muy precavidos sobre las posibilidades del equipo. Ahora bien, más allá de esta circunstancia, lo cierto es que no hay ninguna razón para temer un pinchazo en este momento, al menos en los cuatro compromisos que quedan en 2023, ante el Rayo el próximo sábado, el Granada, el Atlético y la Unión Deportiva Las Palmas. Muy raro sería que el equipo de Valverde no mejorase los 26 puntos con los que terminó la primera vuelta la pasada temporada. Tan raro, la verdad, que no habría manera racional de entenderlo.
En realidad, las únicas sombras que pueden intuirse en el horizonte del Athletic pertenecen ya a 2024. Habrá que ver, por ejemplo, cómo influye en el equipo la marcha a la Copa de África de Iñaki Williams, su futbolista más desequilibrante hasta la fecha. En principio, y teniendo en cuenta que Ghana está en el grupo con Mozambique, Egipto y Cabo Verde y pasan a octavos los dos primeros e incluso algún tercero, se perderá al menos cuatro partidos de Liga, ante el Sevilla, la Real, el Valencia y el Cádiz, y tres de Copa. La faena es tremenda, tal y como está el mayor de los Williams, pero al final sólo es un jugador.
La otra cuestión sensible, la más importante sin duda, tiene que ver con el estado físico de los rojiblancos; en concreto, con la manera en que aguantarán, sobre todo en el último tercio del campeonato, el desgaste que provoca un fútbol tan exigente como el suyo. Es obvio que este Athletic se sustenta en un grupo muy reducido de futbolistas indiscutibles que son los que le aportan el gran nivel que está mostrando. Y que sin ellos, o con ellos disminuidos, tiene un problemón porque apenas dispone de relevos en el banquillo. De centro del campo hacia delante, sólo Berenguer. tiene algo de peso. La presencia de los demás es casi testimonial. Si el Athletic es capaz de superar este handicap, el regreso a Europa tras seis años de ausencia puede darse por seguro.
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