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El Athletic sacó un punto muy meritorio ante el primero de la tabla. Tenía yo un buen pálpito con este partido, me daba la impresión de que se podía ganar, no solo eso, podría ser el lugar y el rival indicados para tomar impulso: una ... victoria significaría un importante salto cualitativo, no solo en la clasificación sino también en la confianza, en el convencimiento de los jugadores de que este Athletic es uno de los equipos de arriba. No se ganó, aunque se pudo ganar y, si bien no diré que el empate fuera injusto, lo cierto es que el Athletic mereció más la victoria porque tuvo, especialmente en la primera parte, más ocasiones, algunas muy claras como las de Guruzeta y De Marcos, quienes tuvieron en sus botas dos de esos goles que «hay que meter». No voy a discutir a un delantero centro que lleva seis goles, pero suelta partidos en los que corre detrás del balón. Sí, ya sé, la presión alta es una táctica que viene dando buenos resultados, y su labor en esa faceta es innegable, pero hay goles que un delantero centro, solo dentro del área con el portero, debería meter. Su remate tras un buen control fue apresurado y decepcionante.
Los Williams volvieron a ser decisivos. Nico porque se fue una y otra vez por su lado e Iñaki, que había jugado una media parte solo discreta, tiró un desmarque pleno de potencia en la segunda, dribló hacia adentro y marcó un gol formidable. A mí nadie me quita de la cabeza que el juego de los hermanos se retroalimenta. Y es que tiene que ser estupenda la gozosa rivalidad entre ellos, personalizar en un hermano los viejos valores del fútbol, la solidaridad, el compañerismo, la camaradería, el estímulo recíproco, compartir las emociones y las expectativas.
Siempre se han dado en el fútbol parejas de jugadores que se entendían con la mirada. En el caso de los Williams, por su posición en el campo, no es fácil el intercambio de pases, pero indudablemente la aparición de Nico, su creciente nivel de juego, ha tenido que suponer un estímulo para Iñaki, quien seguramente no por casualidad ha mejorado muy notablemente su técnica y la confianza nueva, la determinación y la pausa con que encara la portería. Cada uno con su juego se han convertido en dos pilares fundamentales de este Athletic, que sigue mejorando con ellos y con Sancet, con Unai Simón, Ruiz de Galarreta, con Vesga, quien dio varios pases inteligentes, rápidos y precisos, y pudo marcar con un tirazo desde fuera del área. También Vivian estuvo mejor.
El Girona fue un digno rival en un gran partido. No parece que sus futbolistas se pongan nerviosos por su situación en la tabla, con la que ni ellos contaban al principio de temporada. Por el contrario llamó la atención la calma con la que disputaron el partido, el toque sereno, la confianza en sus posibilidades, la paciencia, la clase de algunos de sus jugadores como Aleix e Iván García, Tsygankov y especialmente Savio, tanto por su lado natural como jugando a pierna cambiada.
El Athletic salió a ganar en el campo del líder y mereció conseguirlo en un gran partido.
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