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Arrate y Antón posan con la bufanda contraria en el derbi de 1998. EL CORREO

Athletic-Alavés

Memorias de un derbi inestable

Historia ·

El Alavés y el Athletic, íntimos hasta finales de siglo y distanciados hace no tanto, protagonizan una particular relación de lazos y desencuentros

Iñigo Miñón

Vitoria

Jueves, 14 de marzo 2024, 00:27

Dos vecinos tradicionalmente bien avenidos que en los últimos años han viajado de la amistad a la cordialidad profesional pasando por una ruptura que, como suele pasar en estos casos, deja algunas secuelas. Ésta es la historia de una relación irregular, discontinua, marcada por los ... vaivenes que dictan el balón, la economía y la pasión que mueve el fútbol. Abrazos y riñas. Auxilio y desencuentros. El Deportivo Alavés y el Athletic, íntimos hasta finales del siglo pasado, distanciados hace no tanto, viven ahora un proceso de aceptación mutua salpicado de los altibajos propios de cualquier convivencia.

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Durante cuatro décadas, los 42 años que el Glorioso estuvo alejado de la elite del fútbol español entre 1956 y 1998, Alavés y Athletic vivieron en realidades opuestas. Mientras los unos purgaban penas y pecados en las categorías inferiores, incluida la Regional, los otros daban lustre a su palmarés. Dos universos antagónicos perfectamente reflejados en el verano de 1986. En la época más oscura del club albiazul –con permiso del trienio negro de Piterman–, aquella que le arrimó al precipicio de la desaparición, la mano del Athletic fue la única que se le tendió en ofrecimiento de ayuda.

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A finales de agosto de aquel año el Alavés fue descendido de Segunda B a Tercera por impagos a su plantilla, tasados en casi veinte millones de pesetas. La herida, de apariencia mortal, sangraba a borbotones. Y justo cuando se debatía su disolución como club deportivo, surgió la llamada de Pedro Aurtenetxe a Juan Arregui. Viejos amigos. No en vano, fue el histórico mecenas albiazul, gran cazador, el que en 1984 regaló al entonces presidente rojiblanco el león disecado que estuvo en el antepalco del viejo San Mamés y ahora en el museo. El milagro llegaba desde Bilbao en forma de oportuno apoyo económico.

Después de semanas de deliberaciones sobre la mesa, el Alavés aceptó el auxilio propuesto. El Athletic le dio 25 millones de pesetas para sobrevivir a cambio de convertirlo en un club convenido. «No podíamos permitir que el Alavés desapareciera por una cantidad económica que no era nada relevante», refrescaba el ex-presidente bilbaíno años después en EL CORREO. Aquel documento, rubricado el 17 de noviembre de 1986, obligaba a la entidad vitoriana a dirigir camino de Lezama a cuantos jugadores sobresalieran de su cantera –a la postre no fueron más de cuatro, con Aitor Karanka como figura más destacada–.

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23 Años

Tiempo que transcurrió sin cesiones del Athletic al Alavés, desde Sívori (1998) a Íñigo Córdoba (2021). El curso pasado llegó Villalibre.

Con los años aquel acuerdo acabó en ruptura amistosa. En los tiempos de Gonzalo Antón, en 1992, el club vitoriano pidió su desligue del Athletic, previa indemnización de siete millones de pesetas. Deuda saldada, pese a que desde Bilbao aún se recuerde aquel episodio como un favor eterno. Y tan amigos. Ese mismo año el conjunto rojiblanco se prestó para jugar un amistoso en Mendizorroza para reparar el robo de la taquilla de un Alavés-Barakaldo. Y al siguiente el club albiazul le cedió su estadio para disputar un duelo copero ante Las Palmas por el cierre de San Mamés –en 1998, en el reestreno vitoriano en Primera, fue a la inversa por el retraso en las obras en Mendizorroza–.

Años de amistad verdadera, que quizás ahora se antojen lejanos en el tiempo y en la memoria colectiva. De camaradería. Relaciones «muy cordiales», como dijeron Gonzalo Antón y José María Arrate cuando los dos equipos se reencontraron en Primera en 1998. Palabras sinceras pronunciadas al poco de sellar el traspaso de Sívori a Ibaigane a cambio de su cesión por un año y los derechos de Ibon Begoña y Jon Solaun.

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Fue el último trasvase de San Mamés a Mendizorroza hasta que en 2015 Gaizka Toquero se desvinculó del Athletic para ascender con el Alavés. Años en los que la autovía de Altube solo tenía una dirección, Vitoria-Bilbao, con diferentes traspasos como Sarriegi (2006), De Marcos (2009), Igor Martínez (2010) o Borja Viguera (2014).

Años en los que, con el Glorioso instalado en Primera División los derbis fueron ganando en tensión y rivalidad. En la memoria albiazul aún resuenan los gritos de 'A Segunda' sufridos en San Mamés en 1999 tras un 5-0 que dejaba a los vitorianos al borde del descenso. O la excitación de la afición bilbaína a la hora de celebrar un año más tarde el triunfo intrascendente de un conjunto rojiblanco sobreestimulado que dejaba a los babazorros sin Champions (2-1). Aquel fue el pistoletazo de salida a la particular intrahistoria de los derbis.

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Distanciamiento

En 2013, ya con el Grupo Baskonia al frente de la gestión, la entidad albiazul rompió relaciones por injerencias rojiblancas en su cantera

En el siguiente, un 3 de diciembre de 2000, el Athletic fue recibido en Mendizorroza con una lluvia de billetes falsos en alusión al dinero que presuntamente habrían recibido el año anterior a cambio de cerrar el paso del Alavés a la máxima competición continental. Sobre el papel que todavía quedaba repartido por el césped, ambos equipos protagonizaron un partido bronco (2-1), con expulsiones de los rojiblancos Urrutia –roja directa por agresión a Iván Alonso– y Felipe Guréndez –dos amarillas–.

En el siguiente fue el Alavés el que acabó con ocho (2-3), desesperado por Daudén Ibáñez, que expulsó a Magno en el minuto 40, con 2-0 en el marcador, a Rubén Navarro en el 47 y a Téllez en el 75, en el riguroso penalti que culminó la remontada visitante. El brasileño volvería a ser expulsado un año después (2-4). Demasiadas tarjetas. Aunque lo peor fueron los incidentes registrados en la grada en el derbi de 2006 en Mendizorroza (0-0), que terminaron con un aficionado del Athletic ingresado en el vitoriano Hospital de Santiago.

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«Se presume de patriotas»

Tensión creciente en el césped que se trasladó a los despachos, donde cualquier lazo entre clubes quebró en octubre de 2013, cuando el vitoriano anunció la «ruptura» de sus relaciones «deportivas e institucionales» con Ibaigane, a raíz de los 34 canteranos que recibieron una polémica carta de técnicos del Athletic en la que se les proponía mantenerse vinculados a Lezama después de que el Aurrera se vinculara a Mendizorroza. La entidad albiazul, gestionada ya por el Grupo Baskonia, consideró que aquella polémica y la ausencia de cesiones desde Bilbao durante década y media bastaban para justificar la posición del club.

La que Javier Zubillaga expresó cuando aseguró que el Alavés «no es grato para los vecinos desde que ha empezado a crecer». Josu Urrutia personalizaría dos años después esas rencillas entre clubes en la figura del director deportivo albiazul. Lo dijo en relación con las negociaciones del verano de 2014 para la truncada cesión de Albizua –también se solicitaron sin éxito las de Etxeita y Eric Morán, que acabaron en el Leganés–. «Es triste que el Athletic ceda fuera cuando se presume de patriotas», fue la contundente respuesta del riojano.

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Fechas clave

  • 1984 Juan Arregui regala a Aurtenetxe un león disecado para San Mamés por la segunda Liga seguida del Athletic

  • 1986 El Alavés desciende a Tercera por impagos y el Alavés le da 25 millones de pesetas a cambio de ser club convenido.

  • 1992 El Alavés pide desvincularse de ese convenio e indemniza al Athletic con 7 millones de pesetas.

  • 1998 Traspaso de Sívori al Athletic.

  • 1999 Gritos de 'A Segunda' al Alavés en San Mamés.

  • 2000 La afición albiazul tira billetes falsos a los jugadores del Athletic en Mendizorroza.

  • 2013 El Alavés rompe relaciones institucionales con el Athletic por injerencias en su cantera.

  • 2017 Se suspende la final de la Euskal Kopa por una trifulca entre los dos equipos.

El tiempo ha ido devolviendo las aguas a su cauce: el fichaje de ida y vuelta de Ibai Gómez, las cesiones de Íñigo Córdoba y Villalibre... Pero por el camino siguió dejando otros episodios de tirantez entre las partes que dejaban entrever que todavía quedaban heridas por cerrar. Las diferentes versiones sobre el finiquito de Toquero para recalar en Vitoria, el 'destierro' a Lasesarre cuando el Alavés buscaba el ascenso a Segunda, las trabas para una posible celebración de la final de Copa en San Mamés... Episodios burocráticos reflejados en el césped, donde la Euskal Kopa de 2017, suspendida por la trifulca entre jugadores de ambos equipos, evidenció que los derbis tienen memoria.

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