Granada 2-0 Alavés
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Granada 2-0 Alavés
El Alavés desperdicia una gran bazaEra el partido que podía decidir en positivo. Un triunfo en Los Cármenes dejaba la permanencia prácticamente atada y resultó, en cambio, que el nudo se soltó de golpe. Tras una clara derrota ante un Granada desahuciado que no ganaba desde enero y este domingo ... sumó su tercer triunfo de la temporada después de cinco derrotas consecutivas. Una pésima versión albiazul en la primera parte acabó con la opción de añadir números rojos a las imposibles cuentas nazarís. Dejó además sobre el césped esas dudas de conjunto con un presente preocupante. Apabullado en la salida, sin juego ni solidez, el Alavés encajó un tanto tempranero de penalti y otro cerca del descanso. Lejos queda aquella escuadra vitoriana plena de energía y burbujeante en los inicios de los choques. Una de las pocas maneras en las que un conjunto limitado es capaz de tomar ventaja en el marcador. Es decir, el elixir que permite después adecuar el juego al marcador. Cuando se trata de remontar, todo se complica.
El cambio de piezas para refrescar el equipo anunciado por Luis García Plaza había resultado sorpresivo. Sobre todo por la entrada de un Panichelli discreto por Guridi para formar dúo de ataque con Samu. Tenaglia y Duarte retornaron al equipo por Abqar y Javi López, en las otras dos modificaciones en el once inicial. Variaciones defensivas para colocar sobre el césped a dos de los futbolistas con muchos minutos esta campaña. Nada extraño en un Alavés donde el técnico ha depositado su confianza en catorce o quince jugadores. No hay que engañarse, tampoco existe mucho más que ofrezca el nivel exigido en la categoría. Ni fue este domingo precisamente un día en que el colectivo disfrazara las debilidades individuales. Las de ese equipo que solo ha sumado una victoria en nueve partidos, con tres derrotas consecutivas, y ha anotado dos goles en los últimos siete duelos ligueros. Con tantos de Gorosabel (Rayo) y Benavídez (Mallorca), por cierto. Como si el frente de ataque, escaso por definición, se hubiera convertido ya en transparente.
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Resultó uno de esos partidos temidos. De los que salen torcidos y ya nada los endereza. Sin explicación para ese primer gol que arrancó con una extrañísima acción de Rioja, una especie de 'despeje', y acabó en contragolpe letal. Boyé, que dio muy mala tarde a los centrales, asustó con ese balón al palo que terminó en penalti. Gorosabel, con la mano extendida y de forma involuntaria, desvió un balón de Jozwiak que parecía ir fuera de la portería. Para colmo Sivera rozó sin poder detener el penalti lanzado por Uzuni. Apretaba el calor y la sensación de un Alavés sin respiración ante un rival que ahogaba con su presión. Un Granada que después bajaría de revoluciones, pero volvió a acertar pese a que los albiazules amagasen con una reacción. Otra cuestión es fabricar ocasiones reales. El cuadro vitoriano continúa sin la más mínima pegada. Posiblemente la única oportunidad clara llegó de rebote. En la cara de Giuliano, que rozó el tanto que evitó un inspirado meta Batalla. Era ya casi el final del duelo y poco se podía hacer a esas alturas.
Un par de incursiones de Carlos Vicente, mal finalizadas, fue casi todo lo que produjo ofensivamente el cuadro albiazul antes del descanso. El ritmo alto del Granada anuló primero a los vitorianos y más tarde Boyé dinamitó el duelo con el segundo tanto. Que el delantero rozase el tercero antes del paso por vestuarios habla de los problemas de toda índole que sufrían los alavesistas. Así que Luis García Plaza optó por la cirugía obligada con la entrada de Sola y Abde por Rioja y Carlos Vicente en la segunda mitad. Sólo ahí hubo atisbos del verdadero Alavés, por fin con un aceptable manejo de balón, aunque una vez más su tibieza ofensiva resultó descorazonadora. Ya se sabe que si al galope el cuadro albiazul es al menos cortante, en el trote apenas existe el filo. Ni con la entrada también de un Kike García que al menos bajó balones y dio cierta continuidad al juego. Samu, pitado en su regreso a Granada, había quedado un vez más inédito. Malos tiempos para un jugador que vive su segundo momento delicado de la temporada. Del primero salió con goles. Más vale que vuelva a hacerlo.
Así que siete jornadas por delante y, por fortuna, todavía siete puntos de ventaja sobre el Cádiz tras su derrota del sábado ante el Barcelona. Una cuenta atrás que Alavés pudo cortar este domingo con un triunfo, pero que ha acelerado con sus dudas. Tan cierto es que cualquiera hubiera firmado una situación como esta a principio de temporada como que es necesario resetear . Para volver a ofrecer la imagen competitiva y de equilibrio que ha permitido llegar hasta aquí. Tras desperdiciar una gran baza, es hora de jugar las dos siguientes en Mendizorroza (Atlético de Madrid y Celta) como si no hubiese más.
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