Albacete 1-1 Alavés

El Alavés se aferra a un hilo de esperanza

Este domingo, el Albacete pudo resolver tras el descanso y dejar a los albiazules sin opciones. Más tarde los vitorianos rozaron incluso el triunfo después tras una reacción de coraje. Así se las gasta esta categoría, donde las diferencias resultan mínimas y nada es lo que parece. Otra vez un gol evitable, un contragolpe de manual que el cuadro alavesista resultó incapaz de frenar, abrió la caja de los truenos para ensordecer los oídos albiazules. Ese escenario repetido en exceso en los últimos duelos. Esta vez no fue un agujero en el área. Más bien en todo el campo ante un rival que combinó hasta en cuatro ocasiones con precisión. Sin que Javi López cerrara por dentro. Sin que Abqar mantuviera la línea del fuera de juego.

Demasiado castigo para un cuadro vitoriano que hasta entonces se dedicó con acierto a maniatar a su adversario y buscar su oportunidad a balón parado. Se ha demostrado que cuando en un partido pasa poco suele ser beneficioso para el Alavés. Otra cuestión es que ese tipo de encuentros hayan saltado por los aires últimamente ante descuidos dañinos. El cuadro albiazzul, eso sí, volvía a convertirse en casi nulo en ataque. Sin conexión entre líneas, con Rioja bien tapado. Tampoco hace falta demasiado para saber dónde se encuentran las fortalezas alavesistas. Y las debilidades. Una delantera que no ha anotado en once partidos. Este domingo llegó un tanto en propia puerta de Higinio y Villalibre tampoco acertó antes. Sylla había pululado antes por el césped como alma en pena. Que Panichelli, notable, parezca ahora como una respuesta, igual que Taichi Hara fue una opción durante el tramo del campeonato habla de la precariedad albiazul a la hora de crear juego ofensivo y rematarlo.

Las horas previas al choque en el Carlos Belmonte habían deparado la estimulante derrota del Eibar en Santander. El resultado que devolvía a los albiazules la posibilidad de manejar su destino en los tres duelos finales. También llegaron noticias inquietantes con la ausencia de Sivera en una convocatoria donde tampoco estaban finalmente Guridi ni Miguel debido a problemas físicos. Ausencias sensibles que se unían a la del sancionado Duarte.

Complicaciones añadidas para un once con Owono en la portería, Javi López en el carril zurdo de la defensa, Moya como pareja de Blanco en el eje, Róber en la media punta y Sylla repescado para la posición de delantero. El Alavés, en realidad, mantuvo su estilo. Firme y rocoso para minimizar al rival más en forma del campeonato y lastrado a la hora de buscar un mínimo juego. Del nivel táctico, la solidaridad y el esfuerzo del equipo hay pocas dudas. Otra cuestión es el nivel técnico general y la capacidad para el gol.

Tampoco llegó este domingo hasta el minuto 92 en un saque de esquina, donde Panichelli remató después de un barullo e Higinio marcó en su intento de despeje. Antes Abde, uno de los revulsivos, había rozado el tanto ante Altube y el VAR anuló un penalti señalado por López Toca en una de esas decisiones cogidas con alfileres. Esta vez pinchó al Alavés, porque Tenaglia inició la acción en posición antirreglamentaria, pero bien pudo interpretarse que se trataba de otra jugada cuando llegó la zancadilla. Pérez Pallás ni siquiera envió al colegiado al monitor. Después llegaría un añadido de ocho minutos que tampoco se comprendió.

El Alaves había reaccionado con la entrada de Salva Sevilla y Abde para tratar de crear juego y pisar el área rival. Rioja se había colocado en el extremo diestro y la fórmula funcionó ante un rival entonces angustiado. Veinte minutos de llegadas y opciones de gol. Después, cambio local para situar a tres defensas centrales y bajada de revoluciones albiazules. Ahí llegó, sin embargo, el tanto del empate. El que permite seguir creyendo en el ascenso. En ganar al Málaga el sábado en Mendizorroza y jugarse el ascenso en Las Palmas justo una semana más tarde, también en sesión sabatina.