Ramón Larramendi
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Ramón Larramendi
Viernes, 17 de Enero 2025, 10:26h
Tiempo de lectura: 9 min
De él se ha dicho que es el mejor explorador del mundo. «Habrá sido algún amigo que me quiere mucho», contesta riendo. «Pero sí, formo parte de ese club pequeño de exploradores que conocen a fondo la región», subraya. Con apenas 20 años cruzó Islandia sobre esquís y un año después, en 1986, visitaba por primera vez Groenlandia. Pero fue en 1990 cuando realizó la Expedición Circumpolar. Un hito que no se ha hecho ni antes ni después: un viaje desde Groenlandia hasta Alaska utilizando solo trineo de perros y kayak. Fueron tres años de aventura en la que se empapó de la cultura inuit. «Aquello es otro planeta; pasas meses sin cruzarte con nadie», recalca hoy, cuando lleva más de 40.000 kilómetros de expediciones por la región. «Soy mitad inuit, mitad español», dice bromeando solo a medias.
Con casa en Groenlandia, pasa allí la mitad del año. Ahora vive con preocupación cómo esta isla, que pertenece a Dinamarca, se ha convertido en un nuevo punto caliente; un pastel goloso que Rusia, China y Estados Unidos tratan de dominar. Groenlandia está en el punto de mira de la geopolítica mundial por tres motivos: la riqueza de sus tierras (petróleo, gas, uranio o tierras raras fundamentales para la construcción de baterías o usos biomédicos), que ahora resultan accesibles gracias al cambio climático; las nuevas rutas navegables para el transporte de mercancías, y su importancia estratégica para bases militares. Trump ha declarado que quiere hacerse con la isla. Y que no descarta la fuerza para conseguirlo.
«Un pequeño proyecto que llevo a cabo es documentar la tierra emergida. La capa de hielo no se derrite de forma homo-génea. Hay sitios incluso donde ahora se acumula nieve, pero hay también enormes zonas donde están apareciendo montañas. Llevo registradas decenas como esta y puede haber centenares más que no aparecían en los mapas. Los mapas actuales son de los años setenta y... Leer más
XLSemanal. Lleva décadas ligado a la región. ¿Qué le atrae tanto?
Ramón Larramendi. El Ártico es la última frontera del planeta. Es lo más parecido a un viaje por el espacio: el gran vacío, enormes extensiones sin rastro humano durante millones de kilómetros, una naturaleza brutal… Durante la Expedición Circumpolar visité todos los poblados inuits del mundo.
XL. ¿Qué es lo más llamativo de la cultura inuit?
R.L. Desconcierta cómo han podido sobrevivir en este aislamiento absoluto. Pero son muy hospitalarios, con un gran corazón y muchísimo sentido del humor. No pensemos en gente triste, sumergida en la larga noche polar.
XL. Usted tiene casa en el sur.
R.L. En Qassiarsuk, de 40 habitantes. Allí un sitio de 1000 vecinos ya es una ciudad… Pero muchos se están moviendo a la capital, Nuuk.
XL. ¿Por qué?
R.L. Porque es imposible llevar infraestructuras a pequeñas poblaciones aisladas. Cuando fui por primera vez, los cazadores todavía empleaban las mismas técnicas que hace cientos de años. Hoy, esa cultura se está perdiendo.
XL. ¿Se percibe el cambio climático?
R.L. Está cambiando el paisaje [véase el recuadro] y aumenta claramente la temperatura; hay zonas como el sur, donde vivo, que sufren sequías… Los glaciares se derriten y eso cambia la salinidad del agua marina. En muchas zonas desaparece la pesca.
XL. Pero es una zona muy golosa.
R.L. Ha empezado una gran batalla por el Ártico y sus recursos, las rutas de navegación y por su importancia estratégica para la defensa. De repente, una zona desconocida y aislada está en el centro del tablero mundial.
XL. Trump Jr. estuvo recientemente en la isla.
R.L. El 7 de enero fue un día épico. Por la mañana, aterriza el Air Force Trump con Trump Jr., que parecía una muestra de poderío de la isla, y por la noche, Trump declara que no excluye el uso de la fuerza en Groenlandia. ¡Qué día!
XL. ¿Cómo se vivió allí?
R.L. Por la mañana con optimismo, pensando que la visita podía representar una nueva relación con Estados Unidos que ayudara también a su afán de independencia de Dinamarca. «Nos liberamos del yugo colonial», se leía en la prensa. Pero las declaraciones sobre el uso de la fuerza fueron un jarro de agua fría.
XL. Trump quiere hacerse con la isla, pero eso no es nuevo.
R.L. En absoluto. Ya en la Segunda Guerra Mundial se visualizó el potencial de Groenlandia, sobre todo desde un punto de vista estratégico de defensa. Cuando los nazis ocuparon Dinamarca, Groenlandia vivió cinco años de dominio americano. Luego llegaron, en los años cincuenta, los acuerdos para la construcción de sus bases. [La base aérea norteamericana de Thule desempeña un papel importante en su estrategia militar ártica y en sistemas de alerta temprana para defensa antimisiles].
XL. ¿Cómo se viven desde allí las declaraciones de Trump?
R.L. Trump ya lo planteó en 2019, pero entonces se tomó a broma. Hubo memes y chistes. Ahora se lo toman con prudencia. Hay silencio porque no saben exactamente cómo digerirlo.
XL. ¿Podría convertirse en la nueva Alaska, vendida en 1867 a Estados Unidos por 72 millones de dólares?
R.L. Hoy las cosas no funcionan así. La venta se ha descartado de inmediato, pero hay mucho desconcierto. Conozco personalmente al actual presidente, Múte Egede, que trabajó para mí hace mucho tiempo, y a toda su familia… Y no saben... También hay cierta sensación de oportunidad: por ejemplo, se reaviva el discurso de independencia respecto a Dinamarca [Groenlandia, aunque es autónoma desde 1979, sigue siendo parte del Reino de Dinamarca]. El presidente lo recalcó en su discurso de Navidad. La baza que quiere jugar Groenlandia es la de que las tierras raras sirvan como soporte para financiar su independencia.
XL. ¿Hay tensiones internas o respecto a Dinamarca?
R.L. Este es un año de elecciones en Groenlandia. Y estos temas, desde la independencia hasta la explotación de las minas, serán fundamentales en el debate. Groenlandia le cuesta mucho dinero a Dinamarca.
XL. Unos 700 millones de dólares, dijo Trump.
R.L. Sí, aunque no todo es a fondo perdido, claro. También reciben.
XL. De hecho, Groenlandia refuerza la influencia de Dinamarca en el Ártico y también en la OTAN.
R.L. Pero Groenlandia es un punto caliente y no vivirá ajena a los intereses de terceros países. Para Rusia es un portaviones gigante. Rusia y China compiten con Estados Unidos por las rutas de navegación… Y hay un tema poco conocido, pero importante también.
XL. ¿Cuál?
R.L. La minería submarina. El Ártico es rico en recursos submarinos, y los derechos sobre el fondo marino son otro gran foco de debate. Estados Unidos reclamó un millón y medio de kilómetros cuadrados el año pasado, por ejemplo.
XL. ¿Hay riesgo de militarización de la zona?
R.L. Ya está ocurriendo. China, Rusia y Estados Unidos están construyendo rompehielos como locos.
XL. Son esenciales para operar en la región. Se habla de la guerra de los rompehielos. Rusia, de hecho, posee la mayor flota del mundo, varios de propulsión nuclear.
R.L. Estados Unidos los desdeñó durante tiempo, pero hoy está construyendo a la carrera. Rusia parte con gran ventaja: son los reyes del Ártico.
XL. ¿Y China? Empresas chinas se ofrecieron a financiar y construir infraestructuras aeroportuarias.
R.L. China está intentando entrar por otras vías. Al final no pagó esas instalaciones, las sufragó el Gobierno danés, pero no se sabe si Estados Unidos también pagó por detrás.
XL. China gestiona el 80 por ciento de las tierras raras del mundo. ¿Podría Groenlandia cambiar eso?
R.L. La explotación de los recursos mineros es uno de los temas que más polarización genera. El actual presidente ganó las elecciones por su oposición a la mayor explotación minera del país, en Narsaq. Conozco el tema: si el proyecto fuese adelante, me tendrían que expropiar, de hecho.
XL. ¿Se hará?
R.L. Sin duda. Antes de dos décadas, la mina estará en marcha. Es la más importante del país.
XL. ¿Quién se hará con el pastel?
R.L. Está por ver. Estados Unidos está como loco por controlar las tierras raras, porque hasta ahora China les ha metido un gol.
XL. ¿Se beneficiaría la población?
R.L. Para nada. Esto significaría el fin de la localidad de Narsaq.
XL. China ha lanzado la Ruta Helada de la Seda para explotar rutas marítimas emergentes en el Ártico –que le permitirían reducir tiempos de comercio entre Asia y Europa– y acceder a vastos recursos naturales.
R.L. Para ellos supone reducir en un tercio la distancia que recorren sus barcos. Es fundamental. China quiere dominar la Ruta Transpolar. Es la más corta, pero no es la única. Está también el paso del noroeste, el de Canadá, que tiene también abierto un contencioso con Estados Unidos. Y el paso del nordeste.
XL. Que ya se está usando.
R.L. Rusia ha logrado hitos importantes este año. Han logrado que un barco no preparado para el hielo cruzara la zona. Se la han jugado, pero ha salido bien. También han logrado hacer un transporte de mercancía en invierno, algo impensable antes. Aunque van más lentos de lo esperado, la guerra de Ucrania les ha hecho daño.
XL. ¿Cuándo será navegable?
R.L. En diez años ya habrá un volumen de tráfico importante. Y todos están tomando posiciones.
XL. ¿Hay riesgo de conflicto armado?
R.L. No a corto o medio plazo. El conflicto está en otras regiones, como la península de Kola, en Noruega: este año se han saboteado cuatro cables submarinos, presumiblemente por parte de China o Rusia. Escandinavia está en modo conflicto, pero Groenlandia no.
XL. Aunque actores como Putin o Trump no son siempre predecibles.
R.L. Pero no actúan de forma irracional. Tienen claros sus objetivos. Y se moverán para conseguirlos.
XL. Ante la exploración polar, usted apuesta por navegar el hielo de forma ecológica con su trineo de viento.
R.L. El entorno de Groenlandia y la Antártida son grandes océanos de hielo. Es una extensión plana de miles de kilómetros con mucho viento.
XL. Aprovechémoslo.
R.L. Eso es. Después de recorrer 14.000 kilómetros con trineos de perros y cazadores inuits, vi claro que la solución era fusionar su tradición con la tecnología. Me ha llevado tres décadas conseguirlo.
XL. Pero ha demostrado su eficacia.
R.L. En 2005 hicimos la primera travesía a través del continente antártico. Ahora el reto es convertirlo en una plataforma cero emisiones para la investigación.
XL. Capaz de mover tres toneladas de carga.
R.L. Para la investigación necesitas transportar mucho material y personas. Hemos llegado a ir ocho. Es imposible un sistema más sostenible que este trineo.
XL. Construido sin un solo clavo.
R.L. Como los inuits. Yo vivo y siento la cultura inuit. Y he construido el trineo como lo hubiera hecho un cazador.