Lo suyo eran los robots para la industria, pero se cruzó en su camino Daniela, una niña tetrapléjica. Entonces Elena García Armada se decidió a mejorar la locomoción de niños con enfermedades neuronales degenerativas. Y lo ha logrado: ha inventado robots con articulaciones inteligentes que interpretan los movimientos de los pacientes. Ha creado robots que hacen que niños como Daniela puedan caminar.
XLSemanal. ¿Qué es el exoesqueleto Atlas?
Elena García Armada. Es un exoesqueleto que sustenta al niño desde el tronco hasta los pies. Es un nuevo horizonte en la rehabilitación.
XL. ¿Por qué?
E.G.A. La parálisis cerebral o la atrofia muscular espinal conllevan también escoliosis, luxaciones de cadera, osteoporosis... La fisioterapia intenta conseguir un cierto mantenimiento en el estado de salud de los menores. Pero no consigue la neurorrehabilitación.
XL. ¿Y eso qué es?
E.G.A. Fomentar la neuroplasticidad cerebral con la robótica.
XL. Y jugando.
E.G.A. Si le preguntas a un niño qué haría si pudiera andar, te dirá que jugar al fútbol. Atlas les da ese sueño. Y, mientras, trabajan el tronco, los brazos, el cuello… Los resultados son extraordinarios.
XL. Marsi, su empresa, es un ejemplo de emprendimiento con tecnología cien por cien española.
E.G.A. Estamos entre los diez países más importantes en investigación. Pero, si miramos su aplicación a la sociedad, estamos por detrás de Bulgaria… ¿Cómo es posible?
XL. Dígamelo.
E.G.A. Faltan los puentes. Fíjate en Estados Unidos. Los profesores universitarios son consejeros de grandes empresas. Orientan a los alumnos, los ponen en contacto con inversores...
XL. ¿Y por qué aquí no?
E.G.A. Nos falta cultura del emprendimiento. En España es muy difícil sacar adelante un proyecto de transferencia tecnológica. No hay un terreno fértil y la mayor parte de las empresas no sobrevive.
XL. ¿Mejorará?
E.G.A. Ojalá. Tenemos que mirar afuera y decir: «¿Qué país quiero ser?». Es un trabajo que tienen que hacer quienes toman decisiones, pero también nosotros mismos.
XL. ¿Límites éticos de la robótica?
E.G.A. Muchas personas importantes consideran que se debe aprovechar la tecnología para transformar al ser humano. Hay que ver dónde ponemos el freno, sí. Pero tiene cosas muy positivas.
XL. ¿Por ejemplo?
E.G.A. Nosotros trabajamos con niños que no pueden hacer ciertas cosas. Nuestra terapia los eleva a un nivel superior: caminando superan su propia naturaleza. La mejoran. El pequeño se pone de pie y abraza a su madre. Hemos dado un paso hacia un transhumanismo muy positivo. Y no solo físico: el paciente percibe que tiene superpoderes.
XL. Cuando estudió, en una clase de cien había solo ocho chicas. En doctorado, ni una.
E.G.A. Y no me consta que haya mejorado. Sobre todo en especialidades duras, como electrónica, mecánica… Para cambiarlo, hay que explicar en bachillerato el impacto de la ingeniería. Contar que está desde en un quirófano hasta en un puente.
XL. Y modelos como usted.
E.G.A. Cuando doy una charla en un instituto, oigo: «¡Mira, es normal!». Hay que dar una imagen cercana de la investigación. Que sepan que no hace falta ser superdotado o americano… Se puede hacer y se puede hacer aquí.