Jean-Philippe Demeyer El diseñador de “interiores felices” El decorador de moda: "¡Combinar es aburrido! Hay que crear tensiones"

Colores, mezclas, antigüedades y atrevimientos marcan el trabajo del decorador de moda, el belga Jean-Philippe Demeyer. Nos cuenta sus trucos para crear espacios sorprendentes.

Jueves, 05 de Mayo 2022

Tiempo de lectura: 5 min

Ha coloreado de rojo vivo y verde furioso la tienda de Cartier en Bruselas. Lo llaman para diseñar jardines, casas de campo o apartamentos. Es un diseñador original y sorprendente que recibe llamadas de toda Europa porque crea 'interiores felices'. Dice que le encantaría

trabajar en España porque tiene dos cosas que le entusiasman: iglesias y antigüedades.

Flores en el techo. Orangerie decorada por Demeyer. «Pinté flores en el techo porque es bajo. Los muebles son antiguos, la chimenea la compramos en Italia y las cortinas son de telas de exterior».

XLSemanal. Dice que en casa debemos sentir emoción.

Jean-Philippe Demeyer. Sí, pero la gente te dice que no puede pintar la pared de azul. Dicen «¡oh, là là, azul! ¡Cómo voy a pintar la pared de azul!, imagina que dentro de dos años ya no me gusta azul». Me parece una estupidez.

XL. ¿Por qué?

J.P.D. Al principio, los colores eran solo para los ricos y ahora los puede tener todo el mundo. La gente iba a las iglesias para ver colores; porque sus casas eran grises, marrones y aburridas. La gente trata los colores como una enfermedad.

Éxito y dramatismo. En 2008, Jean-Philippe Demeyer abrió su estudio y revolucionó la decoración. Aquí, en el jardín de su casa. Dice que le gustan «los jarrones dramáticos».

XL. ¿A qué se refiere?

J.P.D. Son demasiado serios con los colores. La gente prefiere ponerse bótox en la cara que utilizar el amarillo, ¡oh là là, amarillo! [se echa las manos a la cabeza]. No sé por qué hay que ser tan serio con los interiores. No se atreven con los colores porque no está socialmente aceptado. No lo puedo entender. ¡Vive la vida! Si eres buen cocinero, cocinas con tus emociones, no con un libro de recetas.

XL. ¿De dónde saca inspiración? 

J.P.D. De museos, casas antiguas, jardines, iglesias, que me encantan, me fijo en todo, en cómo usan las telas y borlas, por ejemplo. También he consultado muchas revistas y libros desde jovencito, así que tengo mucho bagaje en la cabeza y aflora cuando trabajo. Tengo que sentir el espíritu del lugar, respeto el sitio y dejo fluir mi inspiración.

¡Vive la vida!Lo exclama Demeyer para invitar a la gente a rodearse de colores vivos. Para crear estos cojines de exterior compró las telas y borlas en un telar belga que cerraba.

XL. Tiene un sello muy personal.

J.P.D. No miro lo que hacen otros arquitectos o diseñadores, no me interesa. Yo hago lo que siento.

XL. Utiliza mucho los motivos orientales.

J.P.D. Es el exotismo europeo. Me encanta. Necesitas fantasía y esos exotismos la traen. Estoy a favor del escape interior; si quiere que elija una tendencia, diría 'escapismo interior': creamos un interior en el que te puedes escapar a otro mundo hecho para ti, ese es nuestro trabajo.

"No se trata de combinar, sino de crear tensiones, de que la gente diga '¡guau!'. Combinar es aburrido"

XL. También tiene afición al animal print.

J.P.D. Trato de meter el exterior en el interior. Hay demasiada separación entre ambos. Tienes que utilizar lo de fuera en tu casa y también diseñar tu jardín desde dentro, desde tu salón, mirando hacia fuera. Lo verás por tu ventana.

XL. Hay quien prefiere espacios poco llenos.

J.P.D. Me gusta que haya pocas cosas, pero que sean potentes.

XL. A usted que tanto le gustan las mezclas, ¿hay algo que no se pueda combinar?

J.P.D. No se trata de combinar, sino de crear diálogos, tensiones: es lo opuesto a combinar; es crear yuxtaposiciones. Es como en el vestir, si vas combinado, pues eso, vas combinado [entristece la voz]. Yo creo tensiones. Si me piden un salón en color rojo vivo, lo hago.

La protección de lo antiguo.A Jean-Philippe Demeyer le gustan las antigüedades porque dice que con ellas se siente protegido. En la decoración de este piso utilizó paredes lacadas de azul  y librerías con marcos de inspiración art déco.

XL. Pero no hay que sobrecargar.

J.P.D. Me gusta el mínimo de objetos, pero con el máximo impacto. Mi método es el mínimo maximalismo.

XL. ¿En qué consiste?

J.P.D. Ponemos mesas, pero sin nada encima; todo tipo de mesas, pero vacías. Para mí, eso es paz. La gente quiere descansar en sus casas. Nosotros aportamos estructura, paz y color.

XL. Dice que no es decorador.

J.P.D. Soy un estructurador. Mucha gente trabaja mucho, no tiene tiempo y su casa es un lío, como el interior de una lavadora, un sitio que te pone nervioso porque no hay una estructura; crearla es mi trabajo.

Calidez campestre. «Diseñamos la alfombra de hojas enormes y tapizamos con ella las paredes de esta casa de campo para dar más calidez», explica Jean-Philippe Demeyer.

XL. ¿Le horrorizaría vivir en una casa blanca y minimalista?

J.P.D. No tengo problemas con el blanco: también es un color. Pero si la pared es blanca, añadiría sofás y objetos de color.

XL. ¿Qué aconseja a quien tiene poco dinero para decorar su casa?

J.P.D. Eso no es un problema, porque pueden acudir a tiendas de objetos reciclados y a mercadillos. Tener poco dinero impulsa la imaginación y la creatividad. Para salvar el planeta, compra cosas antiguas y píntalas, cámbialas. Usa tus viejos vestidos para hacer almohadones. Puedes hacer mucho con cosas que son casi gratis.

XL. ¿Cuál es su objetivo?

J.P.D. La creación de algo impresionante. Que cuando entren en una casa exclamen «¡guau!».

Los ventanales

Sí a las ventanas, pero no hasta el suelo. «Mejor que el cristal llegue solo hasta la altura de las sillas», dice Demeyer.

 

La fantasía

Hay que atreverse a pintar las paredes de colores, a dibujar en los techos... o a colocar «una colección de perros de porcelana en el hall, un cuadro gigante en una habitación pequeña o pintar todo de amarillo en el comedor.  Me gusta la fantasía de la gente sin miedo», afirma.

 

Las antigüedades

Se pueden comprar en mercadillos. Y pintarlas, cambiarlas. «Dan sensación de calidez y de estar protegido. Ellas resisten al tiempo y lo atraviesan», comenta.

 

Los ojos

Son recurrentes en sus telas. «El ojo es un símbolo contra el miedo. Significa todo para mí porque nunca dejo de mirar», explica.

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