CeCe Moore Criminóloga genética La mujer más buscada por el FBI

Esta mujer ha ayudado a las autoridades estadounidenses a resolver 150 crímenes. ¿Cómo? Usando información genética disponible en páginas web donde la gente sube voluntariamente su ADN. Hablamos con esta superinvestigadora autodidacta conocida como ‘la maga de la ciencia forense’.

Domingo, 06 de Marzo 2022

Tiempo de lectura: 7 min

Principios de 1997. La Policía de Idaho Falls, una pequeña ciudad de Estados Unidos, detiene a un joven de 19 años llamado Christopher Tapp. Lo buscan por violar y asesinar a su amiga Angie Dodge. Los agentes no cuentan con pistas relevantes, pero una vez en comisaría al chico le aprietan las clavijas. Lo interrogan durante 60 horas. Amenazan con matarlo, lo someten a cuestionarios con un polígrafo de pega... El detenido, sumido en una confusión total, acabó confesando. El chico se retractó de lo dicho y las muestras de ADN no coincidían con las suyas, pero no le valió de nada. Fue condenado. La Fiscalía se limitó a señalar en su alegato final que Tapp tenía un cómplice y que se negaba a revelar su identidad.

En total, Christopher Tapp estuvo 21 años en la cárcel. Y hoy seguiría teniendo antecedentes penales de no ser por CeCe Moore, una investigadora autodidacta que se ha convertido en una especie de ángel para los condenados erróneamente y en un rayo de esperanza para los crímenes sin resolver.

El equipo de Moore, integrado por mujeres, ha resuelto 150 casos desde 2018, un promedio de uno por semana

Moore, de 52 años, es la principal especialista estadounidense en genealogía genética. Dirige un equipo de tres personas. Estas mujeres –el equipo es femenino– han resuelto más de 150 investigaciones criminales desde 2018, una por semana. Todo un récord, que supera las marcas de los expertos del FBI. De hecho, algunos de sus agentes la llaman 'la maga de la ciencia forense'.

Moore trabaja de diferente forma que la Policía. Y eso es clave. Cuando el FBI se hace con una muestra de ADN, la coteja con las bases de datos oficiales. Moore, en cambio, lo hace con los perfiles de ADN públicos que la gente sube a distintos portales.

A partir de ahí, su trabajo se basa en un análisis genealógico. Los individuos emparentados comparten segmentos de ADN: cuanto más lejano es el parentesco, menor cantidad de ADN tienen en común. Los seres humanos compartimos en torno al 50 por ciento de nuestro ADN con cada uno de nuestros progenitores. Si es un primo tercero, el porcentaje de ADN que compartimos no pasa del 0,8 por ciento como promedio.

CASO RESUELTO 1 | Tres décadas de misterio. El asesinato de Jay Cook y su novia, Tanya, ocurrido en 1987 (a la izquierda: la última foto que se hicieron antes de partir a una excursión de la que no volvieron), no se resolvió hasta que Moore hizo una búsqueda de ADN de las muestras halladas en el lugar del crimen. A través del rastro de parientes, localizó a William Earl Talbott, un camionero de la zona que acabó siendo declarado culpable en 2019.

Moore establece 'redes genéticas' para determinar la identidad probable de la persona situada en la escena del crimen. Algo parecido a dibujar un árbol familiar. «Es como un rompecabezas», dice la propia CeCe. Y las piezas terminan por encajar.

'Justicia genealógica' para cazar al asesino

Su primer caso criminal le llegó en 2016, cuando la Policía le pidió que revisase el asesinato de Jay Cook y su novia, Tanya, ocurrido en 1987. Los agentes habían tomado muestras de ADN en el lugar de los hechos, pero no obtuvieron ningún resultado durante 30 años. El ADN del asesino no estaba en ninguna de las bases de datos que manejaban los investigadores.

Moore, en cambio, buscó en sus bases y en un par de horas llegó a un nombre: William Earl Talbott Junior, un camionero que vivía cerca del punto donde apareció el cadáver de Cook. La Policía recogió una muestra de ADN de Talbott y confirmó que se correspondía con la del lugar de los hechos. En 2019, Talbott fue condenado por unanimidad por ambos crímenes.

Lo cierto es que Moore entró a trabajar en este campo en 2009, un poco por casualidad. Por entonces había dejado la profesión de actriz y dirigía una agencia de producción con su marido. El sector de las pruebas de ADN caseras estaba en pañales, y a CeCe un día le tocó trabajar en un anuncio para FamilyTree/DNA, una de las primeras empresas del sector. Durante la filmación conoció a una genetista llamada Katherine Borges, quien le empezó a hablar del tema. Le contó que en torno al 99,5 por ciento del ADN humano es común a todas las personas, pero hay pequeñas diferencias que hacen que cada individuo sea único y que, en cierta medida, esas características se transmiten de generación en generación. Eso les permitía a los usuarios de estos portales establecer estimaciones de su grado de proximidad a otros usuarios; si eran primos hermanos o primos segundos, por ejemplo.

CASO RESUELTO 2 | El final del asesino en serie.Joseph James DeAngelo fue detenido en 2018 por 13 asesinatos y más de 50 violaciones cometidos en los años setenta y ochenta. Se llegó a él a través de una base de datos de código abierto. Acotaron el perfil genético de 20 parientes antes de tomarle a él las muestras de ADN, que resultaron coincidentes con las de varios crímenes. Fue juzgado en 2020, a los 74 años. Pasará el resto de su vida en prisión.

Fascinada, Moore se dijo que estaba decidida a trabajar en este campo como fuera. Mientras, el interés en hacerse análisis de ADN caseros iba en aumento: en 2019, aproximadamente 26 millones de personas ya se habían hecho alguna prueba de ADN de este tipo. La mayoría para investigar sus orígenes familiares.

Moore se especializó en este tipo de investigaciones y hoy está al frente de DNA Detectives, un foro dirigido a personas interesadas en resolver sus propios misterios ancestrales y que cuenta con unos 170.000 miembros. A CeCe le interesan en especial los casos de personas adoptadas y expósitos que buscan pistas de sus familias biológicas.

Lo cierto es que este nuevo campo de investigación depara muchas sorpresas. Es frecuente, por ejemplo, que se tropiece con un fenómeno que se llama 'tres cuartos de hermanos'. Se produce cuando un hombre tuvo hijos con dos mujeres hermanas o una mujer los tuvo con dos varones hermanos. En tales casos, los hijos comparten el 37,5 del ADN, y no la mitad. Prácticamente, cada semana le llega un correo electrónico de alguien que se ha enterado de que sus padres eran familiares en primer grado.

El ‘kleenex’ que resolvió trece asesinatos

Moore siempre tuvo claro que la genealogía genética podía ser útil para resolver crímenes. El detonante tuvo lugar en 2018, cuando se detuvo al 'asesino del Golden State', el criminal de uno de los casos no resueltos más famosos de Estados Unidos: un hombre que había violado y matado a varias personas por toda California a finales de los setenta y principios de los ochenta… Y que de pronto cesó en su actividad. La Policía investigó a más de 8000 sospechosos hasta que decidió someter una muestra de ADN recogida en el lugar de uno de los crímenes y subió los resultados a GedMatch, una base de datos de código abierto a la que es posible agregar perfiles de ADN procedentes de otras empresas especializadas en la realización de estas pruebas.

CASO RESUELTO 3 | El culpable era otro. Tras 21 años en la cárcel, Chris Tapp (a la izquierda) fue declarado inocente de la violación y asesinato de una joven. CeCe Moore descubrió a través de una investigación genética que el asesino era otro, Brian Dripps (a la derecha), vecino de la víctima.

Fueron identificados unos 20 potenciales familiares del 'asesino del Golden State' en calidad de primos terceros o cuartos. Tras miles de horas de investigaciones genéticas y de otros tipos se llegó a la identificación del principal sospechoso, un hombre llamado Joseph James DeAngelo. La Policía ya tenía lo que necesitaba. Bastó con tomar muestras de ADN de un pañuelo de papel de DeAngelo. Resultaron ser las mismas que las halladas en algunas de las escenas de sus crímenes. DeAngelo fue condenado por trece asesinatos.

Al principio, Moore temió que la gente dejase de subir su información genética a la Red si podía usarse para cotejarla con la de potenciales criminales con los que de alguna forma están emparentados, pero no fue eso lo que pasó. «Todo el mundo lo encontró perfecto, incluyendo algunos académicos especializados en bioética por los que siento el máximo respeto», según indica.

Las compañías propietarias de las bases de datos no comparten ese entusiasmo. Con la salvedad de FamilyTreeDNA y GedMatch, todas ellas prohíben que los organismos de seguridad hagan uso de su información. La propia GedMatch hace poco revisó sus términos y condiciones: el millón y medio de usuarios que tiene en el mundo ahora han de dar su consentimiento explícito para que la Policía pueda acceder a los datos de sus clientes. Con todo, en torno a medio millón ha dicho que sí.

Moore cree que todos esos datos son un arsenal perfecto para resolver errores judiciales como el protagonizado por el estadounidense Christopher Tapp. Cuando la Policía de Idaho entró en contacto con ella para que tratara de encontrar el origen de la muestra de semen hallada en el cuerpo de Angie Dodge, CeCe ya sospechaba que Tapp era inocente. La cuestión genealógica fue bastante más complicada en este caso. Moore utilizó la muestra de esperma para crear un perfil de ADN y un mapa genético que, con el tiempo, facilitaron que la Policía llegara a un tipo, llamado Brian Dripps, quien en su día era vecino de Dodge. Después de que unos agentes se hicieran con la colilla de un cigarrillo fumado por el sospechoso, los análisis dejaron claro que su ADN se correspondía con la famosa muestra de semen. Dripps terminó por confesar. «Es lo mejor que me ha pasado en toda mi carrera profesional», dice Moore.


© The Times Magazine


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