Los llaman 'Lennon walls', son murales empapelados de Post-it. Están, desde 2014 en edificios, pasarelas, puentes elevados, pasos subterráneos y escaparates de Hong Kong. Las notas
que los cubren piden libertad y protestan contra el Gobierno. Es una de las muchas utilidades de las notas adhesivas, un invento de principios de los años setenta que perdura en estos tiempos de digitalización y pantallas: los cuadernos han desaparecido de las oficinas, pero siguen inundadas de papelitos amarillos.
Como otros muchos inventos, el Post-it nació por casualidad, fruto de la serendipia. El químico de la empresa 3M Spencer Silver intentaba crear un pegamento potente, útil para el ensamblaje de aviones, y, sin embargo, lo que inventó –en 1968, hace ahora 55 años– fue un adhesivo de baja adherencia que podía utilizarse una y otra vez.
El adhesivo, compuesto de microesferas de copolímero de acrilato, lo patentó en 1972. Y ahí se quedó.
Spencer Silver expuso sus propiedades a sus colegas de 3M. Pero no le encontraron utilidad hasta 1974, cuando Arthur Fry –otro químico de 3M– tuvo una idea. Fry cantaba en un coro y se desesperaba buscando las páginas en su libro de himnos.
Pensó que ese adhesivo suave le sería útil y lo aplicó en papelitos para marcar las páginas de su libro de cantos. Usó papeles amarillos porque eran los que sobraban en el laboratorio de 3M. Quedó encantando con sus marcapáginas.
En 1977, Fry logró convencer a 3M de fabricar papelitos unidos por este pegamento y los distribuyeron en las oficinas de la compañía.
Al principio, las notas adhesivas se llamaron press and peel ('presiona y desprende'). En 1978, 3M decidió regalarlas para darlas a conocer.
Bombardearon con ellas el pueblo de Boise, en Idaho. Fue un éxito. Los oficinistas 'se engancharon' a este invento que sigue siendo útil y actual: ahora existen más de cuatro mil productos Post-it en 150 países.
Los padres del post-it
Spencer Silver y Arthur Fry, químicos de la empresa 3M, son los padres de las notas adhesivas. El invento se propagó «como un virus porque los clientes las pegaban sobre los documentos que enviaban a otras personas», explicó Fry. Silver contó que, «al igual que muchas otras innovaciones revolucionarias, es un producto que nadie creyó necesitar... hasta que lo descubrió».
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