El 90 por ciento de los tres millones de jamaicanos descienden de los africanos que fueron esclavizados en los ingenios de caña de azúcar y otras explotaciones durante siglos. Piden ahora a la reina Isabel II de Gran Bretaña –que es su jefe de Estado porque Jamaica pertenece a la Commonwealth– una compensación de diez mil millones de dólares para reparar lo que sufrieron sus antepasados, cerca de 600.000 africanos esclavizados en Jamaica. Gracias a su trabajo abusivo, Jamaica se convirtió en el mayor exportador de azúcar del mundo, con una producción récord (entre 1820 y 1840) de 77.000 toneladas al año.
Se hacían buenos negocios con mano de obra gratis. Se calcula que una quinta parte de las fortunas de aquella época se amasaron con 'dinero esclavo'. Los británicos –que habían arrebatado a los españoles el control de Jamaica en 1655– prohibieron el comercio de esclavos en 1807, pero la esclavitud no se abolió hasta 1834. Fue una práctica terrible que condenó a entre 10 y 28 millones de africanos.
Se calcula que, entre 1450 y 1850, al menos 12 millones de ellos fueron enviados a América: solo en el periodo 1702-1749 arribaron solamente al puerto de Kingston (Jamaica) cerca de 300.000 apresados en África.
La trata continuó hasta casi el siglo XX: Brasil fue la última nación americana en abolir la esclavitud y lo hizo en 1888.
Cuando dejó de permitirse en Jamaica, en 1834, los dueños de esclavos reclamaron una compensación económica. La consiguieron. Londres les pagó una cantidad equivalente a 3000 millones de dólares actuales. Se indemnizó a los esclavistas, pero no a los esclavos.
En junio de 2020, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas instó a los países beneficiados por el esclavismo a pedir disculpas formales y reparaciones en varias formas.
La primera ministra de Barbados y la Comisión de Reparaciones de la Comunidad del Caribe ya han pedido a Europa y a Estados Unidos un plan de rehabilitación económica para los países del Caribe por los daños de la esclavitud.
Organizaciones de Estados Unidos también exigen reparaciones, de hasta tres billones de dólares. Se apoyan en la Historia: en 1866, el Congreso aprobó entregar a cada esclavo liberado unas 16 hectáreas de tierra cultivable y una mula cuando acabara la guerra civil americana. Pero lo vetó el presidente Andrew Jackson. Jamaica lleva años pidiendo una indemnización.
Cuando David Cameron visitó la isla en 2014, le recordaron la deuda británica por haberse enriquecido con la esclavitud. «Espero que podamos dejar atrás ese legado doloroso», dijo el ex primer ministro británico. Los jamaicanos no lo dejan atrás. «Nuestros antepasados africanos fueron sacados por la fuerza de su hogar y sufrieron atrocidades sin precedentes para realizar trabajos forzados en beneficio del Imperio británico», acaba de proclamar Olivia Grange, ministra de Deportes, Juventud y Cultura, apuntando hacia la reina Isabel.
La demanda de una compensación por las profundas heridas de la esclavitud cada vez resuenan con más fuerza. La Comisión de Reparaciones de la Comunidad del Caribe acaba de recordar en un comunicado contundente que «Las iniciativas y proyectos de reparación de los Estados Unidos están proliferando a raíz del horrible asesinato de George Floyd. los mensajes de reparación justa resuenan poderosamente en todo el mundo».
Este comité caribeño recuerda que actualmente se están llevando a cabo iniciativas de reparación en Namibia y Tanzania, en el sur de África, y que se han establecido grupos para pedir compensaciones en otros países de América, sobre todo en Colombia, Brasil, Panamá y Costa Rica.