Me alegré de ver lo que tanto desearon ver el rey Ciro […], el Gran Alejandro y el famoso Julio César». Así explicó Pedro Páez su emoción al ser el primer occidental en descubrir las fuentes del Nilo Azul.
El Nilo Azul nace
en Etiopía y atraviesa Sudán donde se une con el Nilo Blanco y formar formalmente lugar a la formación del Nilo.
Dar con el origen de unos de los ríos más majestuosos del mundo es una gran gesta. Pedro Páez Jaramillo lo logró en 1618 y es un hito que se quiso atribuir el británico James Bruce 152 años después.
Este jesuita fue pionero en grandes proezas. «También fue el primer europeo que cruzó a pie los infernales desiertos de Hadramaut y de Rub'al HKhali, en Yemen», cuenta el Atlas de los exploradores españoles, editado por la Sociedad Geográfica Española y Geoplaneta.
James Bruce quiso atribuirse la primicia en descubrir las fuentes del Nilo Azul, pero Páez dejó prueba escrita de su hallazgo: es autor de una colosal Historia de Etiopía, que a ratos es un vibrante libro de aventuras.
Pedro Páez (que nació en 1564 en Olmeda de las Cebollas, hoy Olmeda de las Fuentes, Madrid) partió de España rumbo a Goa (India) cuando era un sacerdote jesuita de 24 años: su objetivo era incorporarse a las misiones de jesuitas de Oriente.
De la India partió hacia Etiopía con el padre Antonio de Montserrat, un religioso maduro con experiencia misionera: había vivido en la Corte mogol en 1580 y había trazado el primer mapa conocido del Tíbet.
Viajaron en un barco disfrazados de mercaderes armenios, pero la nave cayó en manos piratas. La travesía finalizó con los dos sacerdotes cargados de grilletes: los vendieron como esclavos a los turcos.
Marcharon caminando atados a la cola de los camellos. Así recorrieron el Sur de la península Arábiga, un territorio infernal. Páez escribió en su libro Historia de Etiopía que viajaron «sin hallar gente ni caminos, porque le viento nos cegaba con la arena».
Siete años penaron en Omán y el Yemen. Hasta que el mismísimo Felipe II mandó pagar 500 coronas de oro por cada uno. Lo rescataron en 1505 y en su camino de vuelta a Goa fue de los primeros en conocer el café.
En 1603, Páez volvió a intentar llegar a Etiopía, esta vez solo. Lo consiguió: accedió a la corte del emperador Za Denguel y lo convirtió al catolicismo. Y también a su hijo y sucesor Susinios. Pedro Páez pasó a ser su consejero y lo acompañó en sus campañas, así encontró las fuentes del Nilo Azul, al sur del lago Tana. En una de sus orillas está enterrado.
Diez años después llegó otro occidental a las fuentes del Nilo, el jesuita portugués Jerónimo Lobo. James Bruce, fue el tercer europeo en llegar, lo hizo en 1769 y rápidamente se atribuyó el descubrimiento.
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