Los retos del desafío climático Foro NextSpain Valor Local Los productores del aceite de oliva se defienden: «No, no nos estamos forrando»

En el año 2014, el kilo de aceite de oliva virgen extra (un litro de aceite pesa 0,92 kilos, es casi equivalente) estaba a unos 2 euros en origen. Y en 2023 hemos superado la barrera de los 8 euros. Y más de 10 en el supermercado. En septiembre costaba un 73,5 por ciento más respecto al mismo mes del año pasado, según los datos del índice de precios al consumo. Esto representa una subida del 150,7 por ciento desde marzo de 2021.

¿Qué ha ocurrido? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Una tormenta perfecta que ha hecho coincidir varios factores de riesgo.

El clima

Para empezar a explicar la situación –y seguramente sea lo más preocupante porque no es un problema coyuntural–, está el clima. Las bajas precipitaciones se han juntado con altas temperaturas. Y los agricultores hablan de la cosecha más pobre de la historia. El año pasado fue el más caluroso desde que hay registros. Y la cosecha fue pobre; este también... Los olivos, árboles resistentes y aclimatados al ambiente seco del Mediterráneo, llegan exhaustos, con poca capacidad para afrontar nuevas dificultades.

Un problema global

No es habitual que se junten dos cosechas tan escasas: 663.000 toneladas el año pasado. Este, según cálculos oficiales, podría rondar las 760.000 toneladas: un 15 por ciento más, pero todavía una de las cifras más bajas en lo que va de siglo. Y un 34 por ciento por debajo de la media de las últimas cuatro campañas. La buena noticia es que sube ligeramente en Andalucía y de modo notable en Badajoz. El problema allí viene por el bajo precio de venta y el incremento de los robos. Los agricultores se resisten a vender por debajo de 1,18 euros el kilo. ¿Por qué los productores y envasadores les ofrecen precios muy bajos? Tratan de salvar su margen de beneficio en años difíciles: prefieren pagar poco porque, entre otras cosas, no tienen aceite guardado para hacer frente a un año de baja producción. Entran en juego, además, otros factores.

Sin stock

El cambio climático está afectando también a otras regiones productoras de aceituna en el Mediterráneo, donde se concentra el grueso de la producción mundial. Pero afecta sobre todo a España, principal productor de aceite: el 44 por ciento de la producción mundial y el 59 por ciento de la exportación mundial salen de las almazaras españolas, según datos del Consejo Oleícola Internacional. Lo siguen Italia, Marruecos y Túnez.

Guerra de Ucrania...

La invasión de Ucrania disparó los precios del aceite de girasol. Ucrania y Rusia eran el granero del mundo, y el conflicto impidió las exportaciones. El aceite de girasol subió y aumentó la demanda de otras alternativas. Y esto no es todo. La subida de precios va más allá de la aceituna. Desde el combustible hasta la electricidad, pasando por los envases, etiquetas, tapones… Los costes de producción, dicen desde el sector, han subido un 40 por ciento desde 2021. Terreno abonado para el incremento de precios.

¿Bajarán los precios?...

Hay mucha esperanza y pocas certezas. El otoño ha arrancado con lluvias. Como dice Cristóbal Gallego, presidente del grupo Jaencoop, «la lluvia siempre trae esperanza». «Si el año que viene hubiera buena cosecha, a partir de junio el precio se relajaría, aunque la aceituna no se recoja hasta octubre», explica Francisco Vañó, al frente de Castillo de Canena. De momento, el aceite de la última temporada, que está entrando en el mercado, ha permitido cierta bajada de precios: el virgen extra costaba el 19 de noviembre un 3 por ciento menos que una semana antes, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Pero pocos se atreven a aventurarse más allá. El clima tendrá la última palabra.

Hace 20 años estos hermanos se pusieron al frente de la empresa familiar de aceite a granel, pero decidieron centrarse en la alta gama. Castillo de Canena es el nombre de su propiedad en Jaén. Francisco es, además, presidente de Grandes Pagos del Olivar, que agrupa a siete productores.

XLSemanal. Se habla del peor año de la historia.

Rosa Vañó. Es el peor año de la historia. No solo por la falta de agua, también por la alta temperatura durante la floración.

Francisco Vañó. Arrastramos tres años muy duros. En este 2023, por primera vez, no cayó una gota en abril.

XL. ¿Se puede paliar con riego?

F.V. Aunque lo tengas, la humedad es tan baja que se produce estrés hídrico. Con las altas temperaturas se quemó la flor. Y sin flor no hay fruto. Esto se une a que la cosecha del año anterior ya fue pobre: no llegó a las 700.000 toneladas en España.

XL. ¿Y este?

F.V. El Ministerio de Agricultura estima 720.000 toneladas, pero no sé si llegará.

XL. No son optimistas.

R.V. El año pasado tuvimos que hacer la recolección nocturna porque hacía demasiado calor: el 31 de octubre estábamos a 30 grados. Al menos este año, la situación ha sido distinta. Esto es bueno para el árbol, el campo… y para nuestro ánimo.

XL. Las lluvias que han caído también ayudan.

F.V. Pero tiene que seguir lloviendo mucho. Si tenemos un buen invierno y una buena primavera, podríamos tener una cosecha normal.

XL. Y bajarían los precios.

F.V. Ya han empezado a bajar. El virgen extra, de 8,5 euros el litro a 7,5.

XL. ¿A qué se debe?

F.V. A la entrada de las grandes producciones de superintensivos del Alentejo (Portugal), pero podría ser un espejismo.

XL. ¿Volveremos a los 4 o 4,5 euros el litro?

R.V. No creo. No es solo la materia prima, también están el coste de la energía y el de un contenedor para exportar, el brexit…

XL. ¿Quién gana con la subida de precios: el productor, el distribuidor, la gran superficie?

R.V. Perdemos todos, por desgracia.

F.V. Muchos amigos me dicen: «¡Os estaréis forrando!». Qué va. La subida de precio no ha compensado la baja producción.

R.V. Necesitas mucho autocontrol para no angustiarte por cosas que no puedes controlar, como el clima o los cambios en las políticas de aranceles. Lo que tenemos que hacer es rezar –a la madre Tierra, a Gea, a quien sea– para que el año que viene se nos dé mejor.

El Grupo Jaencoop es un conglomerado de cooperativas que agrupa a más de 14.000 socios y más de nueve millones de olivos. Su presidente tiene, a su vez, su propia cooperativa: Nuestra Señora del Pilar, en Villacarrillo (Jaén).

XLSemanal. Los precios se disparan.

Cristóbal Gallego. Ha habido sequía en todo el Mediterráneo. Y el precio sube cuando escasea el producto. Pero nosotros decimos una cosa.

XL. Dígame.

C.G. En España consumimos 12 litros de aceite por persona al año. Eso supone 90 euros anuales. Pero gastamos en torno a 60 o 65 euros en patatas fritas y snacks. Y, además, hacemos otra pregunta.

XL. Adelante.

C.G. ¿Los agricultores han podido compensar sus pérdidas con esa subida del precio? No. Y también han subido la energía, los combustibles…

XL. ¿Soluciones?

C.G. Hay que tomar medidas para amortiguar el cambio climático. Portugal ha instalado uno de los mayores pantanos de Europa (el embalse de Alqueva, en el Alentejo), Israel optimiza el recurso hidráulico como nadie… Hay que aprovechar mejor el agua.

XL. De hecho, en Portugal ha caído menos la producción.

C.G. Porque gran parte de su olivar es de regadío.

XL. ¿Volverá el aceite a los 4 euros por litro?

C.G. El mercado dirá. Pero desde las cooperativas demandamos mecanismos que aseguren que el precio de venta sea suficiente para el productor, pero que, al mismo tiempo, no suba demasiado para el consumidor.

XL. ¿Cómo se logra eso?

C.G. Adecuando la oferta. Si un año has tenido muy buena producción, no puedes sacar todo ese aceite al mercado: el precio bajaría tanto que el productor no podría subsistir. Pero, si lo conservas para sacarlo al año siguiente, por si la producción fuera menor, evitas que esa mala temporada el precio se dispare.

XL. ¿Las grandes superficies pactan precios?

C.G. No creo. El precio sube porque sube en origen. Y los márgenes se han ajustado bastante. Cuando el precio está bajo, puedes tener más márgenes, pero no cuando está tan alto.

XL. ¿Se está fugando el consumidor a otras grasas?

C.G. El de girasol también ha bajado a raíz de la invasión de Ucrania (principal productor).

En 1624, Felipe IV concedió a Fadrique Álvarez de Toledo Osorio y Mendoza el título de marqués de Villanueva de la Valdueza. Hoy, cuatro siglos más tarde, otro Fadrique Álvarez de Toledo continúa con una actividad de la familia, el olivar, en la finca Perales de Valdueza (Extremadura).

XLSemanal. Lo suyo son los aceites de alta gama.

Fadrique Álvarez de Toledo. Sí. Ha habido una revolución en el mundo del aceite de oliva en España.

XL. ¿En qué sentido?

F.Á.T. Hoy nos podemos medir de tú a tú con los aceites italianos en todo el mundo: China, Estados Unidos o México. Lo premium, además, tira del carro. Si logras que el virgen extra español sea conocido, todo el aceite español se asocia a buena calidad.

XL. Pero la calidad ahora no es tema...

F.Á.T. ¿Qué está ocurriendo? España produce la mitad del aceite de oliva del mundo… y ahora estamos produciendo la mitad.

XL. ¿Y los precios?

F.Á.T. «¡Os estaréis forrando!», nos dicen. No. Lo que hicimos fue reducir márgenes. Porque da miedo subir demasiado y perder consumidores. Además, los costes de producción suben. El año pasado hice un cálculo de lo que me han subido el papel, los tapones, la botella, el gasoil de los tractores, la mano de obra… Y no van a volver a bajar.

XL. ¿Cómo ve las cosechas a largo plazo?

F.Á.T. Ni idea. Se ha roto un ciclo: a una mala cosecha seguía una mejor. El clima va cambiando.

XL. ¿Se ha reducido la diferencia de precio entre el oliva virgen extra y el oliva 'sin apellidos'?

F.Á.T. Sí. Y puede que alguien diga: «Bueno, por esta diferencia de precios, me compro el virgen extra». Quizá sea una oportunidad.