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ALBERTO AYALA
Miércoles, 4 de julio 2012, 21:08
Porque llegaron las fieeestas / de esta gloriosa ciudaaad / que son en el mundo enterooo / y unas fiestas sin igual ¡Riau-Riau!. A algunos puede que les suene esta conocida estrofa. Es habitual escucharla a los mozos de las peñas que cada año abarrotan los tendidos de Sol en las corridas de San Fermín o la afición de Osasuna para animar al equipo rojillo. Pero seguramente serán bastantes menos quienes sepan que es el estribillo central del Riau-Riau.
Se trata de uno de los actos estrella del programa sanferminero durante nada menos que 77 años y que hace dos décadas desapareció envuelto en la polémica. Tras algunas tentativas extraoficiales por recuperarlo, veintiún años después la tradicional Marcha a Vísperas su denominación oficial o Riau-Riau regresa este 2012 al programa oficial de fiestas. Y lo hace con vocación de permanencia al calor del nuevo tiempo que ha abierto el adiós a las armas de ETA.
El acto en sí no tiene demasiado misterio. Escasas horas después del Chupinazo, la tarde del 6 de julio, los integrantes de la Corporación municipal vestidos de gala frac con chistera, ellos; vestido de roncalesa con varias faldas, ellas y acompañados por la comparsa de gigantes y cabezudos, maceros, timbaleros, y por la banda de música La Pamplonesa se dirige en comitiva desde la Casa Consistorial hasta la iglesia de San Lorenzo para asistir a las vísperas religiosas en honor al patrón, San Fermín. El recorrido, poco más de quinientos metros.
¿El chiste? Cientos de mozos se sitúan delante de la Corporación, bailan a los sones de la única pieza que interpreta la banda el Vals de Astrain o Riau-Riau, y retienen y retienen a los corporativos con el evidente propósito de que suden la gota gorda. Antes, la comitiva se ponía en marcha a eso de las cuatro de la tarde y tardaba en completar el medio kilómetro... cuatro, cinco y hasta seis horas. En ese tiempo concejales y mozos bailaban, bebían, comían y se empapaban, claro. Por dentro y por fuera. Y es que fue en este acto donde se generalizó la costumbre de arrojar desde las ventanas cubos de agua a los mozos algo se escapaba también hacia los corporativos al objeto de mitigar el intenso calor bajo el que habitualmente se desarrollaba la marcha. La sospecha es correcta. No sólo los mozos, más de un corporativo llegaba realmente 'animado' al templo...
Pero aparecieron los enfrentamientos políticos, las peleas, los puñetazos y en 1991 el acto se suspendió. En 1996 se intentó recuperar. En vano. Este año, el Ayuntamiento ha decidido probar de nuevo al hilo de los cambios políticos de los últimos meses. Lo ha hecho con la abstención de Bildu y la oposición de parte de la Policía Municipal, que teme por la integridad de los suyos. Para los más jóvenes, los que no sobrepasan los 20 o 25 años, y para muchos visitantes será el momento de disfrutar de uno de los actos más sanfermineros de la historia. Para quienes ya peinan canas, la ocasión de recuperar lo que nunca debió perderse.
Los Sanfermines de la crisis ya están, pues, aquí. Nueve días de juerga como antídoto al mal momento económico. El pistoletazo de salida, el viernes 6 de julio, a las 12 del mediodía, con el lanzamiento del Chupinazo desde el balcón principal del Ayuntamiento de la vieja Iruña. El broche final, bastante más familiar, el 14 a las doce de la noche con el Pobre de mi.
Entre medio hasta 431 actos festivos de todo tipo, con los ocho encierros matinales y las singulares, por bulliciosas, corridas de toros vespertinas como máximos protagonistas. Las estrecheces económicas han obligado a apretar el cinturón también en la partida festiva. Aun así, el Consistorio gastará 2,4 millones de euros, un 8% menos que el pasado año. Los Sanfermines del retorno del Riau-Riau ya están aquí.
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