La expulsión de Rabí Samuel y otros judíos de Balmaseda: la historia contra el cliché
Tiempo de historias ·
Este médico judío detenido en Bilbao en 1490 «es como un personaje de una novela de Cervantes: su vida va de mal en peor, gobernada por un destino cruel»
igor santos salazar
Viernes, 24 de junio 2022, 00:13
Igor Santos Salazar es doctor en Historia medieval por las universidades de Salamanca y Bolonia, y profesor de la Universidad de Trento (Italia)
Qué lejos queda ya el falso tópico sobre la «limpieza de sangre» de los vizcaínos, isla genética autóctona, jamás «contaminada» y por tanto pura, tan querido por algunos escritores del Antiguo Régimen y de los siglos XIX y XX, empeñados en defender, con falsedades, los tradicionales privilegios jurídicos alcanzados por la tierra, y en especial la Hidalguía Universal concedida a los habitantes de Bizkaia durante los primeros compases del siglo XVI.
Sin embargo, los archivos, dentro y fuera del Señorío, conservan la memoria escrita de los avatares que algunos judíos, naturales del país, tuvieron que soportar desde finales de la Edad Media. Ese fue el caso, por ejemplo, de Rabí Samuel, médico judío que fue detenido en Bilbao en 1490. En un documento de ese mismo año, hoy conservado en el castillo de Simancas, al lado de otro curso de agua, pero tan lejos de la mar, es posible escuchar sus cuitas, acusando a los predicadores de difundir desde los púlpitos de las numerosas iglesias de la villa bilbaína maledicencias y amenazas, advirtiendo de las penas que caerían sobre quien tuviera tratos con él. Samuel es como un personaje de una novela de Cervantes: su vida va de mal en peor, gobernada por un destino cruel.
No conocemos muchos datos sobre su biografía, pero los que han llegado hasta nuestros días son significativos de las peripecias que tuvieron que soportar algunas personas en aquellos tiempos tan duros. La primera noticia que lo tiene por protagonista (siempre que sea él el hombre de igual nombre que aparece en los papeles, la homonimia es una trampa que acecha siempre, escondida en los rimeros de antiguos documentos…) nos habla del préstamo que Samuel, junto a otros dos miembros de la comunidad judía de Balmaseda, realizó en 1471 a favor de una viuda de la villa encartada, María Sáez de la Quintana. Algunos años después, ya en 1483, María denunció ante la Corona el altísimo interés del préstamo, que había provocado que para satisfacer su deuda tuviese que entregar huertas y piezas de plata a los «usureros». Balmaseda intentó entonces impedir que se asentasen en la villa nuevos vecinos y vecinas que no fuesen de religión cristiana. Se puede intuir que la tensión entre las elites balmasedanas y la comunidad hebrea iba poco a poco exacerbándose. No pasó mucho tiempo antes de que la situación precipitase.
Expulsión de los sefarditas
A finales de enero de 1486 miembros de algunas cofradías entre las que se cita por su nombre solo a la de Santa María de Agosto, obligaron con la violencia a marchar de la villa a los miembros de la comunidad sefardita. La aljama solicitó entonces la protección regia, concedida el marzo de ese mismo año. La orden llegó tarde: el día 2 de ese mismo mes, el procurador de la comunidad hebrea, don Arón, prometió en la casa de Juntas de Gernika la salida de sus miembros (que encontraron refugio en la cercana Villasana de Mena) y la renuncia a solicitar nueva protección a la Corona en una situación de inédita hostilidad contra los judíos de Balmaseda que fue defendida por todas las villas vizcaínas allí reunidas.
En febrero de 1487, un emplazamiento al corregidor, Garci López de Chinchilla, insistió en que se investiguen de nuevo los hechos. El documento muestra como la protección real fue desobedecida con una desfachatez increíble. El alcalde de Balmaseda no sólo protegió a su predecesor en el cargo, Pedro Sánchez de Terreros, el cabecilla de la revuelta antisemita en el momento del ataque; éste llegó a romper el documento (acto de gravedad extrema) y a amenazar de muerte al escribano y a su procurador, reos de comunicar la orden real. La rebelión balmasedana había sido tan chulesca como bien calculada, pues se sabía respaldada por la totalidad de las elites políticas del Señorío.
En junio la situación pareció llegar a una «solución» . Se realizó una concordia entre la aljama y el ayuntamiento en virtud de la cual la comunidad renunciaba a la vecindad en la villa y el concejo se comprometía a comprar en su justo precio los bienes raíces de todos sus miembros. Sin embargo, la cuestión no iba a terminar de ese modo . El 4 de diciembre de 1488 se incitaba desde la Corte al ayuntamiento de Balmaseda a que permitiese el regreso de la comunidad a sus antiguas moradas. A esa orden siguió, pocos días después, una nueva carta de seguro real a favor de la aljama. Dos documentos que parecen, más bien, querer presionar al ayuntamiento para que asumiese, definitivamente, los pagos relativos a los bienes que los judíos encartados habían dejado atrás para siempre. Al menos así parece desprenderse de dos nuevas escrituras del año 1489 con las que se emplaza a las justicias del Señorío y al corregidor para que ejecuten y manden ejecutar las anteriores sentencias sobre el pago de las haciendas de la comunidad sefardita.
La expulsión de la aljama de Balmaseda tiene una lectura simple en las tensiones económicas (odio al prestamista) enmascaradas con ropajes religiosos. Sin embargo, no pueden obviarse tensiones políticas en las que la minoría hebrea fue, exclusivamente, un peón en una partida de ajedrez complicada y violenta, capaz de desenmascarar, también, algunos clichés tradicionalmente ligados a los judíos. Balmaseda no fue un caso aislado: la violencia antisemita fue perpetrada en el actual País Vasco en espacios geográficos en los que las villas mantuvieron duras pugnas con fuertes poderes aristocráticos: los Ayala en Salvatierra; los Guevara y la villa de Mondragón y, en el caso de Balmaseda, la larga y tenebrosa sombra de los Velasco que se proyectaba como una amenaza sobre sus murallas. Desde este punto de vista no es casual que la comunidad judía de Balmaseda encontrase refugio en Villasana de Mena, una localidad dominada por los Condestables de Castilla.
El judío como cabeza de turco
Así pues, el antisemitismo, libre de clichés y de apriorismos debería ser interpretado también, más allá de puntuales problemas ligados a la usura, en clave de una pugna en la que el judío no fue sino la cabeza de turco de la tensión entre aristocracias de diferente escala y poder en lucha por el control de espacios de gran vitalidad económica que garantizan sustanciales ganancias.
¿Y Rabí Samuel? Él sí actuó como prestamista y aparece en los documentos fiscales de Balmaseda como uno de los miembros más ricos de la aljama local. Su título (Rabí), que denota su conocimiento de las leyes, tuvo que favorecer su actuación en las negociaciones a tres bandas entre la Corona, el Señorío y sus hermanos de religión, y, por tanto, parece haber formado parte del grupo dirigente de la aljama balmasedana. Tras su mudanza a Villasana, se pierde su pista hasta el año 1490, cuando fue detenido en Bilbao y descrito como médico («físico», como señalan los documentos de la época). En su figura se concentran, por tanto, algunos de los lugares comunes que han definido durante siglos, entre la propaganda y la manipulación, los caracteres de los habitantes de la antigua Sefarad: usureros e intelectuales.
Otras muchas voces, hoy casi olvidadas, nos recuerdan que Rabí Samuel formaba parte de una sociedad heterogénea, en donde existían también judíos habitantes de pequeñas aldeas, alejados de toda riqueza. Ni todos los judíos del País Vasco vivieron en las villas –en Álava se documenta población hebrea en Samaniego, Ocio, Berantevilla, Antezana, y en otros lugares rurales–, ni todos ellos fueron mercaderes y banqueros a pesar de que aquellos con mayor exposición en las fuentes escritas sí llegaran a dedicarse a la usura. Sería un error histórico considerar como un todo compacto a lo que fue una minoría religiosa caracterizada por su heterogeneidad.
El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a las vez.
Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Sesión cerrada
Al iniciar sesión desde un dispositivo distinto, por seguridad, se cerró la última sesión en este.
Para continuar disfrutando de su suscripción digital, inicie sesión en este dispositivo.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.