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Cierre Facebook e Instagram: ¿Qué pasaría si desapareciesen en Europa?

¿Qué pasaría si Facebook e Instagram desaparecen de Europa?

Empresas y usuarios deberían buscar alternativas a las dos redes sociales más populares si Zuckerberg cumple con su amenaza ante la prohibición de la UE de transferir sus datos a EE UU

sara borondo

Viernes, 11 de febrero 2022, 13:29

Una de las noticias estrella de esta semana ha sido la posibilidad de que el territorio de la Unión Europea se quede sin Instagram y Facebook (ambas propiedad de la estadounidense Meta, liderada por Mark Zuckerberg) por la imposibilidad de exportar y gestionar los datos de los usuarios europeos a Estados Unidos. Es un hecho improbable pero que entra dentro de lo posible y que es el resultado de dos visiones opuestas de concebir la importancia de la privacidad: el protector Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) europeo y la falta de regulación estadounidense.

Los titulares de esta semana afirmaban que Meta había amagado con dejar de prestar servicio en los países de la UE, tal y como refleja un documento que Meta ha presentado -está obligada a ello- ante el regulador de la bolsa estadounidense explicando los posibles riesgos para los inversores de su modelo de negocio. «Las redes sociales de Meta guardan los datos y los procesan en servidores estadounidenses y esta transferencia de datos no cumple con el RGPD», señala el abogado especializado en derecho tecnológico Samuel Parra, de la compañía Égida, por lo que existe la posibilidad de que en cualquier momento Europa imponga multas considerables a Meta y éste deje de proporcionar este servicio, lo que afectaría a sus cuentas. Una constatación de un riesgo que no deja de esconder una velada amenaza.

Alta protección frente a falta de normas

Frente a las garantías para la privacidad que ofrece el RGPD sobre el trato a la información de los ciudadanos europeos, EE UU no cuenta con una normativa específica: «un funcionario cualquiera de la administración puede acceder a tu perfil de Facebook y ver con quién te escribes, qué escribes... Aquí, si lo quiere hacer un funcionario tiene que ser con una orden judicial, pero allí no hay control judicial sobre el acceso masivo a la información de los ciudadanos», dice Parra, y esa privacidad es la que intenta preservar el RGPD.

No es la primera vez que se plantea la posibilidad de que Meta deje de ofrecer sus redes sociales en la UE. De hecho, es el último capítulo de un enfrentamiento que dura décadas. Parra recuerda que desde 1995 «ha habido un problema con el envío de datos personales de Europa a EE UU, pero en el 95 no había Facebook ni Google, el problema apareció con estas empresas y, cuando surgió, se creó un marco legal, el Puerto Seguro -Safe Harbor- que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TSJUE) anuló. Se creó entonces otro marco regulatorio, el Escudo de la Privacidad -Privacy Shield- que también se anuló en 2020» por la misma razón.

Es una cuestión que afecta a cualquier otra empresa que tenga sede en EE UU. «El problema no lo tiene Meta con su Facebook, Instagram y WhatsApp; también lo tiene cualquier empresa que opere en USA y ofrezca servicios a nivel mundial o, por lo menos, en Europa. Cualquier servicio en la nube como Dropbox, Google Drive, Azure, Amazon Drive…», afirma Parra. La situación es extensible también a compañías de China (a la que se atribuyen los mismos problemas de falta de privacidad que a Estados Unidos), lo que afectaría a la red social Tik Tok. En realidad, para cumplir con el RGPD hasta las administraciones públicas de los países de la Unión deberían tener alojados los datos de sus ciudadanos en servidores europeos.

Con el fin del Escudo de la Privacidad, ninguna empresa puede transferir los datos de los ciudadanos europeos a Estados Unidos, que es precisamente el negocio de Meta. Necesita esa información, ya que se financia ofreciendo a las empresas la posibilidad de dirigirse a un público específico. Zuckerberg ha intentado en diversas ocasiones cruzar los datos de dos de sus empresas (Facebook y WhatsApp) para conocer mejor la publicidad que puede interesar a cada usuario y, apunta Parra, parece estar pensando ya en las posibilidades que toda esa información pueda jugar en el metaverso que está creando.

Mark Zuckerberg, cuando fue a declarar ante el Parlamento Europeo en 2018. afp

Necesidad de un nuevo marco jurídico

Para evitar las multas y que las empresas de EE UU puedan seguir ofreciendo sus servicios en la UE ambas partes deben establecer otro marco jurídico, pero no es sencillo por lo distanciadas que están las dos posturas y, además, existe la posibilidad de que el TSJUE vuelva a tumbarlo. «Me imagino que están tardando más tiempo en sacar un nuevo acuerdo porque no quieren que se pueda anular otra vez. A Meta le genera inseguridad seguir desplegando sus servicios en Europa porque no tiene un marco jurídico en el que apoyarse. Como inversor, vería muy poco serio que sucediera esto una tercera vez», sostiene Parra.

Tras el revuelo de esta semana, el vicepresidente de Meta Markus Reinisch emitió el día 8 un comunicado indicando que la empresa no amenaza con irse y que hay otras 70 empresas a las que se le plantea la misma situación. Al mismo tiempo, confiaba en que se establezca un nuevo acuerdo que sustituya al Privacy Shield y permita la transferencia de datos a ambos lados del Atlántico. Pero la tensión sobre este asunto ha hecho más que crecer en estos últimos días. Esta misma semana la autoridad francesa de protección de datos (CNIL) ha declarado ilegal el uso en ese país de Google Analytics, la herramienta del famoso buscador para medir el tráfico de usuarios en una página que asigna un identificador único a cada visitante.

Por su parte, los ministros de economía de Alemania (Robert Habeck) y Francia (Bruno Le Maire) dejaron clara la posición europea el miércoles, al afirmar tras una reunión bilateral que se podría prescindir perfectamente de esas empresas. «Después de vivir sin Facebook ni Twitter durante cuatro años, mi vida ha sido estupenda», afirmó el primero, mientras que el segundo sentenció: «Los gigantes digitales deben entender que el continente europeo resistirá y afirmará su soberanía».

¿Y si no se llega a un acuerdo?

Si no se llegase a ese acuerdo, efectivamente Facebook e Instagram (y otros muchos servicios) dejarían de estar disponibles para los ciudadanos europeos, con el consiguiente trastorno y perjuicios sociales y económicos. «Encontraríamos alternativas, pero el trastorno que se generaría por medio no sería agradable. Nadie quedaría contento», afirma Parra, quien cree que, de suceder, se abriría un periodo de tiempo en el que los usuarios europeos podrían acceder a su cuenta y descargarse todo el contenido: fotos, mensajes, contactos. Probablemente con un proceso tan sencillo como pulsar un botón, «como ya ocurrió en su día con Tuenti cuando avisó de que iba a cerrar como red social». Luego habría que ver, añade el abogado, «si encontrábamos un sustituto en Europa en el que poder volcar todo y crear una red con lo que teníamos o empezar de cero en otro sitio».

De quedarse Europa sin estos servicios no solo se resentirían las comunicaciones personales , también afectaría a los investigadores que comparten conocimientos en las redes sociales o las estudian y a las empresas que las utilizan para hacer negocio, tanto a aquellas que las usan para potenciar su marca o comunicarse directamente con los consumidores como a aquellas que dependen de las mismas para vender y desarrollar sus planes de marketing. Fernando Clavijo, director de Marketing Digital en la agencia de comunicación y marketing digital Trescom, apunta que para estas últimas «sería una catástrofe a corto plazo pues, gracias al enorme alcance que les aportaban estas redes a un coste asequible, han construido toda su estrategia de marketing». Aunque, según Clavijo, las más afectadas serían las empresas de comercio electrónico que se hayan centrado en Instagram y Facebook.

¿Qué pasaría con los influencers?

No hay que olvidarse de los influencers, «especialmente en el caso de Instagram, que viven únicamente de esta red», quienes tendrían que empezar de cero en otros lugares «que les ofrezcan un servicio similar al que tenían, que les permitan seguir socializando, consumiendo contenidos y descubriendo productos y marcas». El abogado añade que estos profesionales están acostumbrados a adaptarse a nuevos canales «como ha ocurrido con TikTok y Twitch, por lo que tienen una capacidad de innovación y adaptabilidad muy elevada en el entorno digital».

Ninguna de las redes sociales que hay en la actualidad y que cumpla los requisitos del RGPD puede compararse, opina Clavijo, a Facebook e Instagram. «Su capacidad, gracias a sus algoritmos y a los datos que recogen de los usuarios, de segmentar campañas publicitarias es algo que aún no se ha visto en otros servicios similares. No debemos olvidar también otras herramientas que permiten vender directamente a través de la propia red, impulsando la conversión. Por otro lado, el uso de Facebook e Instagram es masivo y abarca a todas las edades y géneros creciendo en usuarios año tras año. Es por ello que, aunque su cierre propiciara un hueco en el mercado que impulsara la creación de redes sociales similares, sería necesario mucho tiempo hasta que consiguieran una masa crítica de usuarios capaz de dar un servicio similar a empresas», concluye.

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