![Lourdes, la víctima: trabajadora, madre y siempre sonriente](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2023/05/16/bb-kSvD-U200313587822t5F-1200x840@El%20Correo.jpg)
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Oskar Ortiz de Guinea
Miércoles, 17 de mayo 2023, 00:40
«Consternados, apenados, destrozados». Con el «alma rota» se mostraban ayer las personas que se solían cruzar en su día a día con Lourdes. La mujer de 47 años asesinada en un banco de la calle Arrantzale en Orio, era alguien «alegre y jovial» ... que «trataba de llevar una vida lo más normal posible», una vez superado el trance de su separación, hace unos años, del padre de sus dos hijos, un chico y una chica de 20 y 16 años de edad. Como es lógico en chavales de su edad, ambos tenían cuadrilla de amigos en la localidad, que ayer se vio sacudida por la dimensión de la tragedia. «Es imposible llegar a ponerse en el lugar de quienes se quedan», afirma una mujer que la conocía «de coincidir con ella en la calle. Siempre te dedicaba una sonrisa. La llevaba puesta en la cara».
Lourdes era donostiarra -estudió en el desaparecido colegio Santa Rita de los Padres Agustinos, que se encontraba en el barrio Benta Berri y luego en la UPV/EHU- pero se encontraba afincada en Orio, donde era conocida y también había forjado una familia. Tras su separación, Alberto «creo que era el primer chico con el que había mantenido una relación. Al menos, al único con el que le había visto en el pueblo, sobre todo cenando algun viernes en un bar». Ambos habrían mantenido una relación sentimental durante alrededor de un año.
Lourdes trataba de llevar la vida más normal posible, que giraba sobre todo «entre su trabajo y sus hijos». Actualmente trabajaba en la empresa de transportes especializados en pescado y marisco Indo, muy arraigada a la localidad y que está ubicada en un polígono en el límite entre Orio y Aia. En esta industria realizaría «funciones de administrativo o de oficina», según alguna fuente, aunque este último detalle quedó ayer sin confirmar.
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Javier Guillenea
Desprendía alegría
Personas que la conocían aseguran que era «una mujer muy maja, alegre y sonriente. Allí donde te veía, te saludaba. Era alguien alegre, de esas personas que te dan conversación y desprenden alegría».
Al margen de su jovialidad o el drama que supone dejar a «dos hijos tan jóvenes», la tragedia por sí sola dejó maltrecho el corazón de los vecinos de Orio, que ayer no acertaban a encontrar una explicación a lo que resulta inexplicable. «Cuando estas noticias las ves en la televisión, cada vez con más frecuencia, te afectan. Pero cuando la víctima, y también quien parece que la mató, te las encuentras en la calle cualquier día, eso es algo que se queda marcado. No vamos a olvidar nunca a Lourdes». A la sonrisa que ayer se apagó de la manera más abrupta.
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