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VANESA HERNÁNDEZ | JAVIER MARTÍNEZ
Valencia
Viernes, 15 de marzo 2019, 20:34
Godella se ha levantado este viernes afligida e indignada. Afligida por la noticia de los dos menores asesinados y sepultados, y frustrada al enterarse de las condiciones insalubres que padecían diariamente. «¿Dónde diablos estaban los Servicios Sociales?», ha señalado una de las vecinas de Godella ... frente al Ayuntamiento. Decenas de personas se han concentrado alrededor del Consistorio para guardar dos minutos de silencio. Sin embargo, tras este acto, continuaban las hipótesis entre los asistentes respecto a la asistencia social.
En este sentido, la alcaldesa de Godella, Eva Sanchís ha subrayado que el seguimiento de este caso comenzó en febrero de 2016 cuando los Servicios Sociales intervinieron por un «conflicto de convivencia vecinal» a petición del Juzgado número 2 de Paterna. Sin embargo, ese mismo año se decide archivar el expediente del caso después de «contrastar que la unidad familiar abandona el municipio». No fue hasta el lunes pasado cuando, después de una llamada de los abuelos a la Policía Local de Godella, dos patrullas de Godella y Rocafort se desplazaron al domicilio donde se comprueba que se trata de un conflicto sentimental y que «tanto los progenitores como los menores se encuentran en buenas condiciones«, según fuentes de la investigación. Los familiares de la pareja fueron los que volvieron a dar el aviso a Protección del Menor para que los Servicios Sociales actuaran. En total, tres intervenciones que no consiguieron evitar este desolador desenlace.
Asimismo, el miércoles, los miembros de Servicios Sociales se coordinaron, además de con la Policía Local, con el centro escolar del hijo mayor -San Sebastián de Rocafort- y el Centro de Salud de Godella para continuar el seguimiento. Pero, tras ver las condiciones de la vivienda, comprobar que el menor no acudía al Centro desde hace semanas y el estado psicológico de los padres... ¿Por qué no actuaron?
Desde el Ayuntamiento, no han querido valorar la actuación de Servicios Sociales y han destacado que es la Delegación de Gobierno quién está coordinando el caso. «Nosotros no vamos a dar más declaraciones al respecto» ha concluido la alcaldesa. En este sentido, según fuentes de la investigación, los progenitores siguen sin realizar la «confesión autoinculpatoria».
Por otra parte, según fuentes municipales, al consultar los registros del padrón municipal no existe constancia de que los miembros de la unidad familiar hayan figurado empadronados en el municipio de Godella. Sin embargo, se encontraba en trámite una solicitud de empadronamiento presentada por registro de entrada. El municipio, que ha decretado tres días de luto, anulará los actos falleros previstos estos días, según la alcaldesa.
«Están todos muertos», afirmó Gabriel cuando la Guardia Civil le preguntó dónde estaban sus hijos y su mujer. La terrible frase la pronunció el hombre con la voz entrecortada cuando dos agentes acudieron a la casa en ruinas de Godella donde malvive una pareja con sus dos hijos, un bebé de cuatro meses y un niño de cuatro años, desde hace dos años entre las urbanizaciones de Campolivar y Santa Bárbara.
Eran las siete y media de la mañana. Pocos minutos después, un amplio operativo policial comenzó para buscar a los dos menores y a su madre en esta zona de campos abandonados en el término de Godella y en otros municipios de la comarca de l'Horta.
Un perro adiestrado de la Guardia Civil encontró a la mujer sobre las 13 horas. La joven estaba aturdida dentro de un bidón de plástico de grandes dimensiones, pero los niños no estaban con ella. La angustiosa búsqueda de los menores continuó hasta las 19.30 horas, cuando los investigadores del Grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Valencia lograron convencer a la madre para que les llevara hasta el lugar donde estaban sus hijos. Como sospechaban que los pequeños se encontraban muy cerca de la caseta de campo, los guardias civiles que asumieron la investigación del caso trasladaron a la mujer al lugar y ella se derrumbó.
Era la principal sospechosa de dos infanticidios. La joven no había colaborado tras ser interrogada en el cuartel de Moncada, pero al final confesó e indicó a los agentes dónde había enterrado los cuerpos. Tras retirar la tierra con cuidado, los guardias civiles comprobaron la poco profundidad de las dos fosas. El macabro hallazgo dejó a los investigadores sumidos en una profunda tristeza. Los pequeños presentaban golpes en la cabeza, según una primera estimación del forense.
Más de un centenar de efectivos habían participado durante cerca de 12 horas en el dispositivo de búsqueda de los niños. Sus esfuerzos habían sido en vano. La trágica noticia del hallazgo de los cadáveres se difundió por grupos de WhatsApp, algunos de ellos utilizados por policías y guardias civiles para coordinarse y compartir información sobre el caso.
La desaparición en extrañas circunstancias de los niños, sin que sus padres aportaran datos sobre su paradero, movilizó a un gran número de patrullas de la Guardia Civil para rastrear pozos, acequias, piscinas y caminos en los términos de Godella, Moncada y Rocafort, con el apoyo también de policías locales y bomberos de la Diputación.
En esos primeros minutos de angustiosa búsqueda, todos los esfuerzos de los agentes se centraron en localizar cualquier rastro de los pequeños o pista que permitiera encontrarlos con vida. Miembros de Protección Civil, guías caninos con perros adiestrados y un helicóptero del instituto armado también se unieron al dispositivo policial a lo largo del día.
El operativo de búsqueda comenzó sobre las ocho de la mañana poco después de que un vecino llamara al 112 porque había visto cómo un individuo, que estaba ensangrentado y desnudo, salía de una casa de campo en ruinas y corría detrás de una mujer en Godella. Tras el preocupante aviso, varias patrullas de la Guardia Civil acudieron al lugar indicado por el testigo: una casa donde reside un matrimonio con problemas mentales, Gabriel y María, y sus dos hijos de corta edad.
Pero la mujer y los dos niños no se encontraban en el lugar. El hombre tenía sangre en su cuerpo y daba vagas explicaciones sobre el paradero de su mujer y los menores. Tras afirmar que estaban muertos, luego dijo que su esposa se había sumergido en el agua de una piscina para reencarnase en su hijos.
Los agentes se quedaron perplejo cuando escucharon estas palabras. También vieron una pintada en uno de los muros de la casa: «Vais a moror todiz». Ante la desaparición de los menores y las claras evidencias de que pudieran estar en peligro tanto ellos como la madre, la Guardia Civil montó un operativo de búsqueda con todas las patrullas que se encontraban en la zona y otras que acudieron de varios cuarteles cercanos.
Los guardias civiles hallaron pequeños rastros de sangre en la caseta en ruinas, otro indicio muy preocupante, pero no encontraron ninguna pista sobre el paradero de los niños. Uno de los agentes volvió a hablar otra vez con el padre, pero sus frases incoherentes sobre la reencarnación de su mujer no arrojaron luz para avanzar en las pesquisas.
Un perro adiestrado de Servicio Cinológico de la Guardia Civil de Valencia encontró sobre las once de la mañana a la mujer con vida dentro de un bidón, pero sus hijos no estaban con ella. La joven de 28 años estaba en posición fetal, apenas podía articular palabras y tampoco dijo a los agentes dónde se encontraban los niños. Según explicó el delegado del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Juan Carlos Fulgencio, la mujer parecía que se había escondido en el bidón.
Como un vecino había visto cómo la joven huía de su marido, los investigadores no descartaban en ese momento que la joven hubiese sufrido una agresión. Estaba aturdida y decía, como su marido, frases incoherentes. Trataron de tranquilizarla y le dieron ropa para que se abrigara al mismo tiempo que pronunciaban los nombres de los dos niños: Amiel e Ichel. Una y otra vez, los agentes hablaron de forma pausada con la mujer para intentar que colaborase con ellos en la búsqueda de los menores. Era una traza psicológica para averiguar que había hecho la joven con sus hijos.
Pero no obtuvieron ninguna respuesta, ninguna pista y ningún lugar donde poder centrar la búsqueda. El padre sí que facilitó algunos datos que parecían clave para los investigadores. El hombre manifestó que su mujer había intentando ahogar a los niños tras de una fuerte discusión de la pareja, pero también aseveró que los había arrojado a un pozo.
Mientras los agentes trasladaban a los padres al cuartel de la Guardia Civil de Moncada para interrogarlos por separado, los efectivos del instituto armado extendían el operativo de búsqueda a otros municipios cercanos con el apoyo del helicóptero de la Comandancia de Valencia y varios equipos de bomberos. En ese momento no sabían ni se imaginaban que los niños estaban muertos y enterrados muy cerca de la caseta, y tenían esperanzas de encontrarlos todavía con vida.
Antes de que la Guardia Civil encontrara los cadáveres, Fulgencio afirmó que los agentes de las fuerzas de seguridad centraron todos sus esfuerzos en la búsqueda de los niños en Godella y los municipios cercanos, porque la pareja no tenía coche y todo parece indicar que no estarían muy lejos.
Mientras aumentaba el despliegue policial, con agentes fuera de servicio y vecinos voluntarios, los investigadores del Grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Valencia seguían con los interrogatorios de los padres para tratar de averiguar dónde estaban los menores. Los progenitores tienen diagnosticados problemas mentales y son consumidores, al parecer, de sustancias estupefacientes, por lo que conversar con ellos no resultó fácil para los agentes expertos en investigación criminal. La pareja dio absurdas explicaciones sobre la desaparición de sus hijos, incurrieron en contradicciones y facilitaron varias versiones sobre los hechos.
Tras los datos que los agentes les sonsacaban en los interrogatorios, la búsqueda se centró en la caseta en ruinas y sus alrededores, y sobre las 19 horas, los investigadores del Grupo de Homicidios decidieron llevar a la madre al lugar. Tras indicar el lugar exacto de las dos fosas, los agentes del laboratorio de criminalística comenzaron a desenterrar los cuerpos con sumo cuidado.
Una comisión del juzgado de guardia de Paterna se desplazó también al lugar para supervisar los levantamientos de los cadáveres. Mientras los agentes desenterraban el primer cuerpo, el delegado del Gobierno informaba a los periodistas, por segunda vez en el día de ayer, sobre el operativo de búsqueda y el trágico desenlace.
Una amiga de la pareja vio a los niños el miércoles por la tarde cuando acudió a la casa para llevar algunos alimentos. Esta es la última vez que fueron vistos con vida los pequeños. El niño de mayor edad está matriculado en el colegio público San Sebastián de Rocafort, aunque no acudía a clase desde mediados del mes de febrero, según fuentes municipales.
El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 4 de Paterna, en funciones de guardia, ha asumido la investigación por la muerte de dos menores en Godella y ha decretado el secreto de las actuaciones. La causa queda abierta por dos delitos de homicidio, según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV)
El juez autorizó el jueves el levantamiento de los cadáveres y su posterior traslado a dependencias del Instituto de Medicina Legal para la práctica de las correspondientes autopsias. Asimismo, el magistrado ha incoado un sumario por dos delitos de homicidio, sin perjuicio de posterior calificación, mientras la Guardia Civil sigue practicando diligencias de investigación.
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