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La casa de Godella donde vivía la familia. L. P.
El nefasto presagio de la muerte de los niños de Godella: «Vais a morir todos»

El nefasto presagio de la muerte de los niños de Godella: «Vais a morir todos»

Una extraña inscripción hecha con pintura roja llena la parte superior de una de las paredes de la ruinosa edificación en la que habitaban Gabriel, María y sus dos hijos de corta edad, ahora muertos

J. M. MARRAHÍ / V. HERNÁNDEZ

Viernes, 15 de marzo 2019, 08:09

«Vais a morir todos». Esta extraña inscripción con pintura roja llena la parte superior de en una de las paredes de la ruinosa edificación en la que, al menos desde hace dos años, habitaban Gabriel, María y sus dos hijos de corta edad, ahora muertos. Varios de los residentes y conocidos de la familia que accedieron a hacer declaraciones -otros prefirieron guardar silencio- reconocen que la casa ocupada en la que ocurrieron los hechos no era un lugar adecuado para que vivieran una bebé de cinco meses y un niño de tres años y medio.

De hecho, y según fuentes de la investigación, los servicios sociales habían abierto un expediente debido a los problemas mentales de los progenitores y la desatención hacia los menores que podía conllevar a la retirada de la custodia. Sin embargo, al menos hasta el miércoles por la tarde, los pequeños seguían habitando bajo este techo inmundo que era la casa que sus padres habían decidido ocupar. Sin que ninguna autoridad lo haya impedido.

Según el delegado del Gobierno, el texto amenazante sobre la pared no guarda relación con el caso, si bien aparece ahora como un nefasto presagio de la fatalidad de la que han sido víctimas dos inocentes. «No sé ni cómo podían vivir allí con los niños, si viven de ocupas, no tienen ni luz, ni agua...», lamentó un vecino que dijo conocer a la familia.

Paradójicamente, ese lugar es una isla de miseria en medio de dos de las urbanizaciones de chalés de mayor prestigio de la provincia de Valencia. El lugar en el que habitaban si siquiera tiene un nombre, como cualquier otra calle. A él se accede por un camino de piedra sólo apto para todoterrenos oculto por un campo de olivos abandonado y una agreste vegetación de matorrales que se eleva más de un metro sobre el terreno. Está a muy pocos metros de un prestigioso colegio de enseñanza en inglés de Rocafort. De nuevo, el contraste entre lujo y miseria.

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