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Más de medio millar de personas aisladas y decenas desalojadas casi con lo puesto, carreteras cortadas, bajos, garajes y portales inundados hasta el ascensor, cultivos echados a perder... incluso la pista de Foronda cercada por el agua. Vitoria se enfrenta a las peores inundaciones en ... casi dos décadas. La incesante lluvia ha empujado al Zadorra, fuera de su cauce y situado el embalse de Ullibarri-Gamboa al límite de su capacidad. Al cierre de esta edición, el mayor pantano de Euskadi se encontraba colmado al 97%, pese a haber cuadruplicado la velocidad de vertido desde el pasado lunes.
El alcalde y el diputado general seguían la situación con «preocupación» tras pisar los terrenos afectados, desde Abetxuko a Gamarra y Asteguieta, la zona cero de la riada. La alerta por precipitaciones continuaba anoche activa -hasta esta mañana-, aunque a última hora se recuperaba cierta tranquilidad en puntos castigados por el temporal como Arroiabe, Durana o Mendibil. Las estadísticas desde el 21 de noviembre reflejan cantidades de lluvia inusuales, «extraordinarias», en palabras de Onintze Salazar. Hasta 563 litros por metro cuadrado acumulados, por ejemplo, en Sarria. «Es una burrada», resumía la meteoróloga de Euskalmet.
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El Zadorra ha «duplicado» su cauce natural y la tierra, ahogada por la descarga de las nubes y el deshielo tras dos episodios de nieve, ya no puede tragar más. Ni siquiera las obras contra inundaciones ejecutadas en zonas como Abetxuko han logrado detener su furia, alimentada por «problemas en el alcantarillado», según los vecinos, y sobre todo por un desembalse que ayer se aceleró (más de 90 metros cúbicos por segundo en Ullibarri y por encima de los 45 en Urrunaga) para evitar consecuencias más dramáticas.
El pantano ha absorbido en doce días tanta agua como la que Vitoria y Bilbao consumen en un año y, en algunos delicados instantes, se quedó a unos pocos metros de desbordarse. En 2003, con la ciudad anegada por otro intenso temporal, mayor que el actual, se situó a tres o cuatro centímetros. Al borde de la tragedia.
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David González
Hace un mes, el pantano se hallaba al 60% de su capacidad y ayer ya se acercaba peligrosamente al 100%, la «mayor subida» que recordaba el director de planificación y obras de URA, José María Sanz de Galdeano. «Ha sido un episodio excepcional», aseguró. Tanto, que el polideportivo de Zabalgana se preparaba para acoger a desalojados si la situación se volvía aún más crítica. Ante esta perspectiva, equipos de la DYA de Bizkaia y Cantabria se movilizaron hacia el territorio vecino por si su ayuda fuera necesaria.
La entrada de agua en casas, las gigantes balsas generadas en decenas de carreteras y el miedo entre los vecinos a la orilla del río, que arrasaba con lo que se encontraba, generó «un aluvión de llamadas» a los Bomberos. En Asteguieta se concentraron buena parte de las incidencias, con desalojos primero a pie y después en zodiac. El concejo es uno de los puntos críticos en vista de que el vaciado de Ullibarri continuará -sin fecha para el cierre de sus compuertas- y hasta prevé incrementarse cuando baje el caudal de los ríos del entorno para dar salida a los más de 140 hectómetros cúbicos que contenía.
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