Gabriel Cuesta/Bruno Bergara
Viernes, 23 de febrero 2024, 08:52
El gran incendio del doble edificio en el barrio de Campanar, en Valencia, tiene muchos héroes anónimos que se han jugado la vida para salvar a los vecinos atrapados. Bomberos, policías, sanitarios... Y también otros inesperados como Julián, el conserje de uno de los bloques ... que ha empezado a avisar puerta a puerta en cuanto se ha dado cuenta que todo empezaba a arder. Su importante ayuda para este medio millar de vecinos lo ha explicado el periodista Manuel Marlasca. «Julián, conserje de uno de los edificios, al darse cuenta de que estaba empezando a arder, ha ido prácticamente puerta por puerta sacando a todos y cada uno de sus vecinos. Seguramente a Julián le deben la vida unos cuantos vecinos», ha señalado sobre el encargado de este doble edificio que alberga 138 viviendas.
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Alain Mateos | Silvia Osorio
Cada minuto contaba. El gran incendio dejó atrapados atrapados a varios vecinos en su interior. Los servicios de emergencia desplegaron rápidamente un fuerte dispositivo. Son muchas las imágenes que los testigos presenciales están subiendo a las redes sociales, entre ellas las de una persona que se precipita al vacío para huir de la catástrofe.
En el vídeo puede verse cómo salta al vacío para escapar de las llamas. Lo hace, eso sí, para aterrizar en una colchoneta instalada en el suelo. Al parecer, se trata de un bombero que había accedido al bloque para realizar tareas de rescate. En la maniobra, repta por una terraza a varios metros de altura de la calle para acabar saltando al vacío y caer con acierto sobre la colchoneta.
Una chica que estaba en la zona entró en directo en el programa de 'TardeAR' para narrar lo que ocurría. En la conexión teléfónica, su testimonio era desgarrador. La joven, que no paraba de llorar, buscaba a su novio. Las autoridades no le dejaban acercarse y su angustia aumentaba por momentos. «Mi novio vive en la novena planta, bueno, vivía», dice entre sollozos, dando a entender que ha fallecido.
El incendio desatado en dos bloques de pisos atrapó a varios vecinos en sus viviendas. Antes de que llegaran los servicios de emergencia al lugar, varias personas saltaban de balcón en balcón escapando de las llamas.
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Mientras el fuego devoraba parte de uno de los edificios, se pudo ver cómo dos vecinos pasaban de una vivienda a otra con el objetivo de alejarse lo máximo posible de las llamas. Por suerte, para acceder de un balcón a otro lo pudieron hacerlo sin tener que pasar por la barandilla exterior, con el riesgo que suponía precipitarse al vacío.
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Una de ellas es Maite, que vive justo en el edificio de enfrente, a unos 20 metros de donde se originó el fuego que ayer centró la atención mundial. Lo que no olvidará nunca es a sus vecinos en medio del drama. «He visto a gente quemarse y pedir auxilio desde los balcones. Una pareja y un niño, los he visto. Estoy sobrecogida, pobre familia», lamenta entre lágrimas.
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María, otra vecina de la zona, había bajado a pasear a su perro: «He visto gente en los balcones gritando, atrapados. También otros que han podido bajar, con mochilas y alguna bolsa y han podido salir antes de que el fuego se expandiera. Es impresionante. No había visto nunca arder una finca tan rápido», comenta consternada la señora.
Algunos vecinos contemplaban sin parar de llorar, otros en shock, cómo ardía su edificio. Habían sido desalojados por los bomberos. Una de ellas es María Eugenia. «Ni siquiera ha sonado una alarma de incendio. Yo salí porque vi humo y en el pasillo otra vecina me dijo que saliera que había fuego en el edificio. En la planta baja ya estaban los bomberos. No entiendo cómo puede ser que en un edificio moderno pase esto, que no haya salido el agua del techo, ni una alarma», dice con rabia la señora, que sigue muy nerviosa. Vivía de alquiler en la vivienda y ahora se ha quedado sin ella, aunque al menos tendrá cobijo estos días.
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«Yo tengo la suerte de que mi hijo vive aquí en Valencia también y me podré ir con él, pero muchísima gente no va a tener dónde ir. Hay muchos niños pequeños en el edificio, era la hora que ya habían salido del colegio, de la merienda, no sé qué habrá pasado», dice con pesar, con lágrimas a punto de brotar. Ernesto era su vecino y está junto a ella en la calle. «Mi mujer vio fuego y hemos bajado, los bomberos nos han dicho que nos teníamos que ir. Hemos bajado las escaleras con pánico al ver que se podía quemar de inmediato», expresa. «Es una ruina, hemos perdido todos los ahorros que teníamos ahí, porque el piso era en propiedad», dice el hombre, que compró su casa hace 15 años, cuando se comercializó.
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