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Hacía sol y había 25 grados en la calle la última vez que Bizkaia tuvo menos de una treintena de contagiados en las residencias. Corría mediados del mes de agosto. La cifra actual de 25 infectados no tiene parangón desde hace medio año. Ese milagro ... de corte científico se explica por la vacuna de Pfizer, que aterrizó en la primera residencia de Bizkaia -la del IFAS, en Elorrio- el 27 de diciembre y que ha ido colonizando todos los centros inmunizando a la inmensa mayoría de sus 10.748 mayores y sus 7.000 trabajadores. Sergio Murillo, diputado de Acción Social, aseguró ayer que «las residencias estarán, en unas semanas, libres del virus».
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Fermín Apezteguia
La curva que ilustra estas páginas no requiere de mayor explicación. La fecha en que comienza a extenderse la segunda dosis -el 17 de enero- dibuja una barrera significativa. Una semana después, el 25 de enero, los mayores de los primeros centros comenzaron a gozar de esa inmunidad al 95% que luego ha ido avanzando por toda la red. Estará completamente inmunizada para este domingo, una vez transcurridos los ocho días desde la segunda dosis en el último centro.
La vacuna ha barrido los grandes brotes. Antes de que llegara, a principios de enero, se sucedieron dos de carácter masivo, en Truiuondo (Zamudio) y Marcelo Gangoiti (Muskiz). El segundo afectó a 95 de sus 103 internos. No es previsible que algo así pueda suceder. Puede haber contagios porque la inmunidad no es total pero no deberían ser multitudinarios ni tan graves. De cualquier modo, toca mantener la cautela por las nuevas cepas y porque «todavía sabemos poco de la enfermedad», como reconoció el diputado de Acción Social el pasado miércoles. No dudó en admitir que parte de esa caída en los contagios es atribuible «a la mejoría en el exterior, que influye mucho». En ese sentido, cabe señalar que el 21 de enero se estableció el cierre perimetral de Bilbao, que también ha contribuido a rebajar la presión sobre las residencias.
Sin embargo, no hay una ciudad o una provincia donde la mejoría haya sido tan marcada como en los centros de mayores, el único espacio de la sociedad que ya está completamente inmunizado. El 96% de los internos y el 83% de los trabajadores ha recibido su dosis, según Acción Social. «Trabajar, con todas las medidas preventivas, pero sabiendo que estamos cerca de estar libres de la peor consecuencia del virus, que es el fallecimiento, da mucho alivio. Servirá para retomar la vida en las residencias, en grupos y actividades, sin tanto miedo a contagiarse», explicó ayer Murillo en una entrevista en Onda Vasca.
Sergio Murillo | Acción Social
Ese parámetro, la cifra de fallecidos, sigue siendo alta. Los contagios en la red se han desplomado desde los 356 que había el 21 de enero a los 25 actuales, pero la letalidad no remite. Todos los boletines de este año -Acción Social los envía cada 48 horas- han dado cuenta de algún fallecimiento. Al igual que los ingresos en la UCI, la letalidad tarda más en reflejarse en los registros y se mantiene durante más tiempo. Al menos, los decesos también han bajado. La última quincena de enero oscilaban entre 4 y 6 fallecidos cada 48 horas. Ayer hubo uno.
Con esa nueva fotografía, en la que «prácticamente no hay nuevos contagios», toca redefinir el régimen de visitas. Porque ningún espacio de la sociedad ha sufrido restricciones tan severas como los centros de mayores, donde todavía sólo es posible realizarles una visita semanal y siempre a cargo del mismo allegado. A partir del 1 de marzo, la Diputación autorizará el marco más flexible desde que comenzó la pandemia. Habrá tres visitas y dos paseos semanales para los familiares, que ya no tendrán que ser el mismo. Las visitas podrán reconvertirse en paseos cuando la meteorología lo permita. Este avance supone que los familiares «prácticamente, van a poder tener un contacto diario con sus seres queridos, que es el escenario al que queremos llegar cuanto antes», según explicó Murillo el pasado miércoles. Esa es la voluntad inequívoca de los responsables forales pero es todavía un borrador en el que las tres diputaciones están trabajando y sobre el que Álava ha expresado sus dudas. Allí prefieren no fijar fecha todavía para la reapertura, que se hará en los tres territorios «con todas las medidas de seguridad». El motivo de la flexibilización no es otro que «el bienestar emocional de los mayores, que es parte fundamental de la salud». Todos los expertos insisten en que la factura emocional de este periodo está siendo gigantesca y que se dejará notar, todavía más, cuando pase cierto tiempo.
La ausencia de brotes desde el 25 de enero y esa curva que cae en picado son quizá el símbolo de la primera gran victoria contra el virus. Incluso allí donde más dolor ha causado y entre la población más vulnerable, el covid tiene las horas contadas. En esta pandemia, han fallecido 521 residentes vizcaínos por el virus y hay otros 44 decesos sobre los que hay dudas, según los registros oficiales de la Diputación. Muy mayores y pluripatológicos, son los más expuestos. Pese a ello, conviene recordar que son muchos más los residentes que se han curado, que han superado la enfermedad. Están ya sanos 3.190 residentes que dieron positivo.
3 curados.
1 muertos.
25 infectados.
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