Los pediatras recomiendan adelantar a los 12 meses la nueva vacuna contra la meningitis

¿Pero es adecuado implantar la nueva dosis a esta edad? Administraciones, profesionales y asociaciones no se ponen de acuerdo. Todos coinciden en que «es un avance», pero algunas voces piden ir más allá. La Asociación Española de Pediatría es tajante. «Recomendamos que se suministre también a bebés de 12 meses», incide el doctor Javier Álvarez Aldean, miembro del comité asesor de vacunas de esta entidad y jefe de Pediatría en el Hospital Costa del Sol de Marbella. Hay comunidades autónomas que han decidido hacer suya esta sugerencia. Castilla y León suministra ya la inyección tetravalente -cubre frente a los tipos A, C, W e Y del meningococo- a críos de un año. Y Andalucía y Canarias han anunciado su intención de comenzar a ofrecerla a los niños de esta edad a partir de 2020.

En Euskadi, el momento para incluir esta nueva dosis se ha decidido atendiendo las recomendaciones del Consejo Asesor de Vacunas. Este órgano ha analizado aspectos como el nivel de prevalencia de los nuevos serotipos, la franja de edad de la población con más riesgo de contagio, si la inyección tiene algún efecto sobre otras vacunas ya fijadas en el calendario infantil y el coste económico. Tras compararlos se tomó la decisión definitiva.

En los últimos cinco años apenas se han registrado en el País Vasco dos casos de meningitis provocados por estos serotipos importados en menores de 20 años. De hecho, «el número de contagios ha sido más elevado entre la población de mayor edad», apunta Txema Artegoitia, presidente del organismo vasco. Pero la tendencia al alza en Europa y la preocupación por su mayor daño en la población adolescente que se desplaza a estudiar al extranjero ha hecho que se opte por incluir la nueva vacuna a los 12 años. Lo aconsejado por el Ministerio.

«El calendario se fija en base a datos acreditados y está adaptado a nuestro territorio. Incluimos esta nueva dosis como medida preventiva. Esperamos además que esta medida nos permitirá lograr no solo cubrir a este grupo de chicos, sino que ellos funcionen en el futuro como barrera contra estas cepas frente al resto de la población», detalla Artegoitia. El dirigente avanza que la situación de incidencia de la bacteria «se revisará cada año y se valorará» si es preciso realizar alguna nueva modificación en el calendario vacunacional, una «vigilancia» que demanda también Ángela Domínguez, de la Sociedad Española de Epidemiología. Una medida, esta última, que no es puntual y se aplica con este y con el resto de agentes infecciosos, para mejorar la cobertura de la población cuando sea recomendable.

A nivel particular entre los pediatras vascos consultados por este diario también existen diferencias. Y de puertas para adentro más de uno reconoce que en su consulta informa desde hace tiempo a las familias de la existencia de esta vacuna y de su constatada efectividad. Algunos la aconsejan a los 12 meses, otros a los cuatro años y hay quien aguarda a los ocho para sugerirla. «La Administración toma sus decisión en base a una serie de criterios entre los que la incidencia en la población importa mucho. Es cierto que la tasa de infectados por los meningococos es pequeña -no llega a una persona cada 100.000-, pero los pacientes de mi consulta no son números: tienen nombre, apellidos y les veo crecer. ¿Por qué no voy a informar a sus familias de que existe ya una vacuna que funciona y que ofrece una protección más temprana a sus hijos frente a estos nuevos serotipos?», se preguntaba un relevante pediatra bilbaíno a este diario.

Con el nuevo preparado ocurre algo parecido a lo que sucede con el Bexsero, que protege del meningococo B. No está incluido en el calendario estatal ni tampoco en el vasco. Los padres que quieren suministrárselo a sus hijos deben comprar en la farmacia sus tres dosis a un precio que ronda los 100 euros cada una. Pero en Castilla y León y Canarias la sanidad pública ya la ofrece gratis a los niños nacidos allí durante sus primeros 14 meses de vida. Otra discrepancia de criterio. Y a esto se suma que la Asociación Española de Pediatría también insiste en la importancia de añadir el Bexsero a la planificación oficial.

El secretario del Colegio de Médicos de Bizkaia, Rafa Olalde, reconoce que «desde un punto de vista sanitario es difícil explicar las diferencias entre unas comunidades y otras». Y aunque en un porcentaje muy alto el calendario coincide, no es idéntico. Cada región tiene competencias para fijar sus propias vacunas.

La meningitis es una enfermedad poco común. En Euskadi apenas se contagian un puñado de personas al año, pero sus consecuencias son devastadoras. Afecta a las membranas que recubren el cerebro y la médula espinal. Una de cada diez personas que se infecta muere y un 30% de los supervivientes padece secuelas de por vida, las más comunes relacionadas con problemas de audición y en el aparato psicomotriz. La causa una bacteria, el meningococo, que tiene un abanico de variantes. El más común en España es la C y contra ella la sanidad pública vacuna a los niños en tres ocasiones -los cuatro meses, al cumplir un año de vida y a los doce años-, pero no es la única. Hay otros trece serotipos.

La cada vez mayor movilización de la población ha hecho que las variantes W e Y lleguen a Europa. «Las enfermedades también viajan», recalca el doctor Álvarez Aldeán. De los 372 casos de infecciones meningococas registradas en España el pasado año, 85 se debieron a alguna de estas dos cepas importadas. Hasta ahora cualquier joven que quisiese permanecer más de 15 días en Estados Unidos debía vacunarse contra estas variedades. A partir de octubre la sanidad vasca ofrecerá esa misma vacuna a los adolescentes.