![«Fue el peor momento de mi vida»](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/201909/23/media/cortadas/momento23-kXQF-U902152976487DD-624x385@El%20Correo.jpg)
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terry basterra
Lunes, 23 de septiembre 2019, 01:04
Laura nunca olvidará la fiesta de Reyes de 2018. Su pequeña Yara tenía apenas nueve meses cuando se contagió de meningitis. La niña es uno de los tres únicos casos registrados en Euskadi en población infantil infectada por el serotipo B el pasado año. Aquel ... 5 de enero le tocaba por la mañana revisión rutinaria en el pediatra. Todo fue según lo esperado. La niña estaba perfecta. Pero según fue avanzado la jornada la pequeña se fue apagando. «La notaba rara. Le subió la fiebre y empezó a vomitar. Pasaban las horas cada vez devolvía más. Nos preocupamos y a la noche nos fuimos al hospital de Cruces», recuerda su madre.
Allí la examinaron y le hicieron pruebas, «pero no dieron positivo a una infección», recapitula la madre. No acababan de dar con lo que le pasaba. «Parecía que se podía tratar de algún tipo de virus y a las cinco de la madrugada nos enviaron para casa con la recomendación de que volviésemos si la bebé se ponía peor». Su madre hace memoria y recuerda que en las últimas horas de aquel ingreso se percató de que a la pequeña se quejaba cuando le tocaba la pierna. También comentó con una enfermera cómo a la cría le había aparecido una pequeña mancha en la zona del ombligo. Pensaron que podía ser una rozadura del pañal, era tarde y aquella información no llegó a los médicos. Después supo que se trataba de dos indicios de la meningitis que en aquel momento pasaron desapercibidos.
Al día siguiente, la situación fue a peor. «La niña tenía 41 de fiebre, vomitaba de forma convulsa y el cuerpo comenzó a llenársele de manchas. Al ver que no mejoraba nos preocupamos y volvimos al hospital». La evolución de la infección había sido muy rápida, lo propio cuando uno de los serotipos contagia a un bebé. En cuanto los sanitarios vieron a la niña, la ingresaron en la UCI pediátrica. Tenía un cuadro de libro. «Los médicos y las enfermeras comenzaron a ponerse mascarillas. Nos asustamos muchísimo». Los análisis revelaron que presentaba coagulación en la sangre. Comenzaron a tratarla y a suministrarle fármacos. A Laura aún se le entrecorta la voz cuando recuerda aquel episodio. «Los médicos le hicieron una punción lumbar y nos dijeron que había que esperar. Fue el peor momento de mi vida».
Pero Yara demostró que es muy fuerte. Sobrevivió a una enfermedad que acaba con la vida de una de cada diez personas infectadas. La pequeña tampoco presenta secuelas. «Ahora está muy bien. No le han quedado lesiones. Vio la luz al final del túnel y se dio la vuelta», afirma su madre.
Laura no esconde que le acompaña un sentimiento de culpa por todo aquello. Su pediatra le habló de que, aunque no estaba incluido en el calendario de vacunación, existía una inyección contra el meningococo B, el Bexsero. Tenía intención de suministrársela a su hija pero cuando acudió a la farmacia a comprarla no la tenían y con la vorágine del día a día con la pequeña, su hermana y el trabajo se le fue pasando. Esta variante de la bacteria es la que más contagios de meningitis registra en España. Aún así su incidencia es reducida. Infecta a una persona cada 135.000 habitantes. Su pronóstico es peor cuando el enfermo es un niño menor de 3 años.
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