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Osakidetza lleva desde los años 90 destinando fondos a financiar las horas extra que sus profesionales dedican a reducir las listas de espera, fuera de su jornada habitual de trabajo. Pero en los últimos cinco años esta partida ha experimentado un crecimiento notable, hasta el ... punto que se han doblado los fondos que dedica el Gobierno vasco a este capítulo. El Servicio Vasco de Salud ha pasado de destinar 16,9 millones de euros en 2018 a sufragar la autoconcertación, que es como se denomina técnicamente a este concepto, a los 32,8 que dedicó el pasado año.
Dos son los principales motivos que están detrás del incremento en el último lustro de las coloquialmente conocidas como peonadas, en especial en el ámbito quirúrgico. Por un lado, la pandemia, que obligó en varios momentos a interrumpir toda la actividad sanitaria no urgente e indemorable para centrar los esfuerzos de los profesionales de Osakidetza a hacer frente al coronavirus; y por otro, el propio envejecimiento de la población, que conlleva que cada vez los vascos tengan mayores necesidades sanitarias.
De hecho en los datos remitidos por el Departamento de Salud al Parlamento vasco, en respuesta a una solicitud de información presentada por EH Bildu, se aprecia cómo este aumento de la partida para las horas extras comenzó a fraguarse antes ya de la pandemia. De 2018 a 2019 Salud incrementó un 28% el dinero que dedica a pagarlas. Pasó de los 16,9 a los 21,7 millones de euros.
6.357 profesionales de Osakidetza realizaron horas extra el pasado año, el 15,8% de los 40.000 sanitarios que el Servicio de Salud tiene en nómina.
Autoconcertación «Es la absorción de la demanda asistencial no satisfecha en la jornada ordinaria; es decir, la reducción de la lista de espera en demora y en número de personas con recursos propios».
6,1 millones de euros pagó la OSI Donostialdea por las horas extra de sus trabajadores, el área sanitaria que mayor uso hace de la autoconcertación.
Profesionales Facultativos de una treintena de especialidades, así como personal de enfermería, fisioterapeutas, administrativos o técnicos de diferentes áreas realizan peonadas.
La propia Osakidetza define en sus documentos oficiales cuál es el objeto de la autoconcertación: «la absorción de la demanda asistencial no satisfecha en la jornada ordinaria; es decir, la reducción de la lista de espera, tanto en demora como en número de personas, con la utilización de recursos propios, siempre que la participación de los equipos sea voluntaria y fuera del horario ordinario». Se aplica tanto en la actividad quirúrgica como en las consultas de especialistas o en la Atención Primaria. En el caso de los quirófanos, por peonadas se conoce a las operaciones que se realizan por la tarde.
Según los datos remitidos por la consejería a la Cámara vasca, durante el pasado año de los cerca de 40.000 profesionales que tiene en nómina Osakidetza 6.357 realizaron horas adicionales, un 41% más que en 2018. Entre ellos hay facultativos de una treintena de especialidades distintas y trabajadores de varias categorías sanitarias diferentes como enfermería, fisioterapia, administración o técnicos de áreas como informática, laboratorio o radiodiagnóstico, entre otros.
Por organizaciones sanitarias son las de mayor tamaño, como es lógico, las que absorben una mayor cantidad de fondos dedicados a pagar estos suplementos. A la cabeza está la OSI Donostialdea (6,1 millones de euros), seguida de Basurto (5,5), Cruces (4,4), Araba (4,3) y Galdakao (3,3).
Desde el Departamento de Salud eludieron ayer valorar la cantidad que dedica Osakidetza a sufragar las peonadas, aunque en anteriores etapas de la consejería sí afirmaron que la autoconcertación permitía obtener un ahorro al destinar menos dinero público a contratar servicios sanitarios privados para actuar sobre las consultas o intervenciones quirúrgicas que soportan una demora excesiva.
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Para Rebeka Ubera, de EH Bildu, este notable incremento de los fondos que dedica Osakidetza a pagar las horas extras supone «una mala praxis» que «va a más». «Nos preocupa que se destine dinero público de esa manera y no haya un compromiso por incrementar los turnos ordinarios» para acometer esa labor, sin un coste adicional para las arcas de Salud. Bildu considera que las peonadas «han pasado de la excepcionalidad a convertirse en norma» y que, con ellas Salud, «en vez de priorizar el funcionamiento basado en el bien común, superpone intereses particulares con la excusa de reducir listas de espera».
Como ejemplo de «mala praxis» y de falta de optimización de los recursos sanitarios públicos, Ubera pone un ejemplo. «Para un mismo tipo de prueba, como es la ecografía abdominal, hay centros que en horario de mañana citan a tres personas por hora, mientras que por la tarde llaman a seis en el mismo tiempo».
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