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La tercera ola de la pandemia ya golpea de lleno a los hospitales vascos. Pasado justo un mes desde el inicio de la Navidad, el aumento de los contagios de las últimas semanas, a consecuencia de los excesos de las fiestas, se ha traducido en ... una creciente presión asistencial que ya ha obligado a Osakidetza a tomar las primeras medidas para garantizar la disponibilidad de camas para contagiados por covid. Según fuentes consultadas por este diario, el hospital de Galdakao ha suspendido desde el miércoles las cirugías no urgentes por las tardes, las conocidas como 'peonadas', y también estudia cerrar algún quirófano por la mañana a partir de esta semana. Por su parte, Cruces, que ha triplicado la ocupación en tres semanas, reabrió el jueves la planta de trauma cerrada antes de las navidades por el descenso de ingresos en el anterior mes.
La situación ha dado un vuelco. Tras unas navidades relativamente tranquilas a pesar de la pandemia -la gripe está pasando de puntillas y ha habido menos traumatismos por peleas o accidentes de tráfico, fruto de las restricciones-, la actividad sanitaria comienza a resentirse y es ya necesario reorganizar agendas con el objetivo de hacer frente al aumento de pacientes con coronavirus.
72% Es el aumento de la presión asistencial en los hospitales vascos en tres semanas.
Por el momento, en Bizkaia, solo Galdakao ha desprogramado operaciones no urgentes en horario de tarde. Se trata de una de las medidas específicas en el ámbito sanitario que Osakidetza también tuvo que implementar en las anteriores acometidas del virus para liberar camas de críticos -estas intervenciones requieren de un ingreso posterior en una unidad de Reanimación, y parte de estas camas se están dedicando en la actualidad, junto a las UCI, a atender a los pacientes críticos-. Aunque a diferencia de la pasada primavera, en la segunda ola los dos hospitales más grandes de la provincia, Basurto y Cruces, siguieron funcionando con normalidad. Y así continúan.
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El foco está puesto en las unidades de cuidados intensivos. El objetivo es que no se saturen para que haya espacio para enfermos con otras patologías. La tensión asistencial en Euskadi ha aumentado un 72% en dos semanas y la previsión, según indicó este pasado viernes la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, es que siga al alza durante varias semanas. Este incremento redundará en unos diez días en las UCI, que han superado esta semana el centenar de camas ocupadas, algo que no ocurría desde mediados del mes pasado. De momento, Osakidetza mantiene el nivel 3 del Plan de Contingencia de UCIs con 318 plazas abiertas. «No estamos desbordados, pero sí algo peor que en el momento más álgido de la segunda ola», afirma Ainhoa Arrien, enfermera en Galdakao. «Vuelven a ser semanas malas y habrá más, pero no es comparable con la pesadilla que vivimos en marzo», añade.
Itziar Abasolo | Enfermera en Cruces
Las alarmas están encendidas, aunque los profesionales confían en no llegar a una situación de colapso sanitario o a los convulsos momentos de la pasada primavera, cuando los enfermos o posibles casos de covid llegaban en avalancha a los servicios de Urgencias. En las jornadas más críticas incluso fueron 200 al día. Esta semana se han doblado las cifras de ingresos diarios con respecto a hace un mes. Ayer superaron el centenar por primera vez desde la primavera.
Los números son claros. Hay el triple de pacientes en planta en Cruces y Galdakao en comparación con finales de diciembre -han pasado de 18 a 62 y de 20 a 53, respectivamente-; en Basurto son una veintena más -de 47 a 64-, mientras que en Urduliz son casi el doble. Había 12 a principios de año y el pasado viernes 25, y en las UCI ya se están utilizando algunas camas de reserva. Por su parte, San Eloy ha trasladado a Cruces a algunos críticos y en el hospital de Santa Marina, a donde se derivan enfermos de edad avanzada, procedentes en la mayoría de casos de las residencias, hay 115 camas ocupadas por covid y solo la quinta planta del centro, la dedicada a cuidados paliativos, está limpia del patógeno. También en la sanidad privada se constata el incremento de los ingresos. En la clínica IMQ Zorrotzaurre ya atienden al doble de contagiados que a finales de 2020.
«Es verdad que las estancias son más cortas porque ahora conocemos más cómo tratar a los pacientes y porque vienen con el diagnóstico covid y eso ayuda a que no haya tanta congestión, pero también es cierto que los boxes limpios de urgencias están ahora más llenos de pluripatológicos que en marzo. Vemos que se está agravando la situación», señala un médico del hospital de Basurto que prefiere guardar su anonimato.
Ainhoa Arrien | Enfermera en Galdakao
Los profesionales están a la expectativa en un escenario de «total incertidumbre» por la posible llegada de más oleadas. «Es una sensación de 'tente mientras puedas'. Estamos saturados física y mentalmente. No acabamos de ver la luz», confiesa Itziar Abasolo, enfermera de la planta de cirugía vascular de Cruces. En esta fase de la pandemia a su equipo no le ha tocado tratar a pacientes infectados como sí ocurrió en el peor momento de la crisis, pero asumen los enfermos trasladados de otras plantas que se han bloqueado para garantizar que haya espacio suficiente para camas covid. «Estamos saliendo una hora tarde en cada turno por norma», asegura esta profesional, que opina que la situación en el centro baracaldés está «bajo control, aunque puede cambiar de un día para otro».
La sobrecarga de trabajo sigue siendo constante y, por ello, hay trabajadores del hospital que no entienden que no se renueven algunos contratos. «El domingo pasado acabaron los contratos de los refuerzos en Urgencias. En muchas ocasiones, nos vemos cojos», denuncia una trabajadora del servicio que prefiere no revelar su identidad. Por tanto, quedan por delante semanas duras. Una vez que la curva cambie de rumbo, en los hospitales todavía quedarán días complicados, pero se aprecian diferencias con respecto al principio de la pandemia. Y es algo que, en parte, consuela. «Ingresan menos graves. En marzo había que subirlos corriendo a la UCI porque se morían y ahora eso pasa en contadas ocasiones», mantiene esta enfermera de Cruces.
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