Los ambulatorios atienden el «triple» de consultas por covid que a finales de año

Sin llegar a ser una situación de colapso o el caos del verano por el estallido de la segunda ola y las vacaciones del personal, según afirman, las jornadas están siendo asfixiantes. Hay días en los que los facultativos asumen cerca del doble de actos médicos que los agendados. «Tienes previstos 30 o 35 y acabas haciendo 60», asegura el doctor Herrero. «Nunca hemos dejado de estar desbordados porque arrastramos problemas desde hace tiempo por la falta de efectivos, pero habíamos avanzado tres casillas y ahora damos un paso atrás», agrega.

Los profesionales no alcanzan a ver la luz al final del túnel. Además de las consultas médicas, por la covid u otras enfermedades, en los ambulatorios se realiza el seguimiento de las cuarentenas, la tramitación de las bajas o las PCR y los antígenos, cuyo volumen ha aumentado de manera progresiva en estas primeras semanas de 2021. La situación es «más tensa que hace 15 días. Ser más laxos en Navidad iba a tener sus peligros. El repunte no nos coge por sorpresa», desliza Jesús Merino, presidente de la sección de Medicina Familiar de la Academia de Ciencias Médicas de Bizkaia y médico en San Adrián. La enfermería vuelve a notar que no dispone del tiempo suficiente para llevar un control riguroso de los pacientes crónicos. «Los volvemos a tener descontrolados. La Atención Primaria consiste en hacer un seguimiento, en controlar, en prevenir. Y no podemos porque no damos abasto», reflexiona Angón.

Precisamente, la avalancha de consultas por el patógeno está dificultando que los ambulatorios aumenten el número de consultas presenciales tras la orden de Osakidetza de este mismo mes de recuperar, al menos al 50%, la atención cara a cara, una de las medidas implantadas para evitar la transmisión del virus en los centros. Con prudencia por el momento crítico de la pandemia, en algunas OSI ya están cumpliendo el mandato, una decisión que los profesionales aplauden. Para evitar aglomeraciones en salas de espera se están controlando los aforos a las entradas.

En todo caso, los profesionales están «reventados». «Aquí no hay sustituciones. Tenemos que tirar como podemos», apunta Rafael Garzón, administrativo en Rekalde. También hay una mezcla entre desesperanza y resignación. «Muchos ya lo vemos como un reto. ¿Una nueva ola? Nos toca estar al pie del cañón y estaremos», lanza Herrero.