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Hace una semana la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, pidió a la ciudadanía diligencia a la hora de vacunarse porque había 22.000 citas sin cubrir hasta el 6 de septiembre. Ayer reiteró la petición, casi rogó, el viceconsejero José Luis Quintas. Pero con un ... agravante: ahora son 57.333 los huecos libres, sin ocuparse. «Vacúnense, por favor. Por ustedes y por su entorno».
El momento es delicado y desconcertante porque lo mismo mueve a la esperanza que a la alarma. De un lado, la quinta ola pandémica sigue a la baja en Euskadi y la incidencia acumulada ha descendido a 660 casos por cada cien mil habitantes en las últimas dos semanas, lo que supone un 21% menos que hace siete días. El RO, que mide el nivel de transmisión, está en 0,86, lo que sitúa al virus en retroceso (por debajo de 1), situación en la que se encuentra Euskadi desde hace trece días. Quintas recordó que el actual embate pandémico tocó techo el pasado 24 de julio y desde entonces la tendencia es a la baja.
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Pero hay dos aspectos que preocupan mucho. El primero es que la mejoría no ha llegado a los hospitales, donde en la última jornada computada habían ingresado 56 personas en planta, hasta sumar 285 enfermos. Eso es cuatro más que el día anterior, y «44 más que la semana pasada». Las UCI atienden a 69 pacientes, «tres más que ayer y nueve más que hace siete días». La edad media de quienes están críticos es de 54 años, mucho más baja que en anteriores olas, circunstancia esta que está conteniendo la mortalidad. Aún así, el viceconsejero Quintas recordó que «la semana pasada fallecieron en Euskadi dos personas al día por el virus». No hay que banalizar la situación.
El segundo aspecto que dibuja un escenario preocupante es que, aún a la baja, los niveles de contagio siguen siendo elevadísimos. En las últimas 24 horas hubo 687 positivos y seguimos estando de largo en zona roja. Así que en cualquier momento un relajamiento por parte de la ciudadanía puede dar al traste con la tendencia positiva. Ahí está el problema: que estamos en agosto, tiempo de botellones, fiestas, no fiestas y barullo en general. Ya se sabe lo que ocurrió el pasado verano.
2,8 millones de dosis se han inoculado en Euskadi desde que arrancó la vacunación el 27 de diciembre.
71,9% de los vascos mayores de 12 años tiene la pauta completa.
35% de los jóvenes de 16 a 19 años tienen al menos un pinchazo, y el porcentaje sube al 45% entre los 20 y los 29 años.
70% de los vascos de 30 a 39 años están protegidos. Se busca el 85%.
Visto que los llamamientos al orden no surten los efectos deseados, y que los esfuerzos de las policías por contener botellones y demás reuniones festivas no son suficientes, queda la baza de la vacunación. Proteger masivamente a la ciudadanía contra su propia imprudencia. En estos momentos el 71,9% de la población vasca mayor de doce años ha recibido la pauta completa, informó Quintas. Quedan lejos los tiempos en los que se hablaba del 70% de vacunación para alcanzar la inmunidad de grupo.
Ahora «el esfuerzo está centrado en el colectivo de 12 a 39 años, donde la incidencia de la epidemia es considerablemente más alta». Incluso triplica la media vasca. Frente a la tasa general de 660, en los jóvenes de 20 a 29 años roza los 2.000 casos; y en el segmento de 10 a 19 supera los 1.500. A continuación, la siguiente franja con más incidencia es de 30 a 39, con 651 casos.
Se trata, claro, de los grupos menos protegidos. Sólo el 13,5% de los adolescentes de 12 a 15 años tiene al menos un pinchazo; entre los 16 y los 19 años la proporción sube al 35%; y de 20 a 29, al 45%. «Es muy importante que estos porcentajes de vacunación en personas jóvenes aumenten cuanto antes». Aunque considerando que la inmunidad llega unas dos semanas después de la inoculación, para las celebraciones estivales ya van tarde.
Además, el viceconsejero hizo un llamamiento «especial» a quienes están entre los 30 y los 39 años. «En los grupos de edad superiores ya hemos superado el 85% de vacunación, pero en este tramo estamos en un 70%. Es muy importante alcanzar cuanto antes ese 85%».
¿Por qué en esa edad no se ha avanzado tanto como se esperaba y deseaba? En Osakidetza no tienen una respuesta clara, pero Quintas no cree que haya muchos negacionistas. Más bien considera que «la percepción del riesgo es más baja, y eso hace que la prioridad por vacunarse baje también». Llegadas las vacaciones, y quizás con planes largamente deseados, «no les importa esperar unas semanas o un mes» para protegerse.
«Como consecuencia de la alta interacción de personas y de la movilidad en el periodo vacacional se están detectando brotes de orígenes variados y muy complejos de rastrear». El viceconsejero José Luis Quintas puso ejemplos que se podrían haber evitado: seis brotes en empresas, dos en udalekus, cuatro en campamentos en otras comunidades autónomas, siete en residencias de mayores, dos en bodas... Esos, los que se han detectado. Pero el mayor peligro está en «la transmisión comunitaria debido a la interacción social». Aquí, sin ánimo de estigmatizar, apuntó que ésta última se da sobre todo «en personas jóvenes».
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