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Niños y menores de edad han quedado fuera de todo protocolo de vacunación, en Euskadi y en todo el mundo, por la falta de evidencia científica sobre los efectos que pueden causarles las vacunas. No es que se crea que puedan hacerles un daño especial. ... La decisión de dejarles al margen nada ha tenido que ver con eso, sino con algo mucho más simple: ninguno de los prototipos de vacuna que hasta la fecha han contado con la aprobación de las agencias internacionales fueron probados en chavales. No hubo críos ni adolescentes entre los voluntarios. Pero ya los hay.
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Los profesionales sanitarios consideran del todo necesario proteger contra el coronavirus a niños y adolescentes; y la industria farmacéutica trabaja ya para resolver esta carencia. Es más que posible que, en el plazo de seis meses, no quede ya rango de edad sin ubicación en los planes institucionales de vacunación.
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«No existen motivos para excluirlos», razona la especialista Itziar Astigarraga, presidenta de la Sociedad Vasco Navarra de Pediatría. Los menores, argumenta, no solo actúan como transmisores de la infección, sino que también la padecen. Aunque se den casos con muchísima menor frecuencia y las formas más graves de la enfermedad se vean en ellos de manera esporádica.
La epidemia, según explica la especialista, jefa del servicio de Pediatría del hospital de Cruces, nunca acabará de estar controlada hasta que no se vacune a los más pequeños. «Mientras no se les proteja, el virus seguirá circulando por la población infantil y su manejo, por tanto, resultará más complejo», precisa.
Itziar Astigarraga | Asoc. Vasco Navarra de Pediatría
Con el Covid 19 pasa como con la gripe estacional, que los menores se convierten en reservorio del virus y contribuyen a su expansión, detalla el pediatra Mikel Lizarraga, del centro de salud de Erandio. Esta certeza es la razón por la que los menores también se incluyen en los planes de vacunación antigripal en muchos países, aunque no en otros como España, donde se considera que carece de sentido porque, aunque transmiten la infección y no están libres de ella, por lo general no suelen padecerla tanto en sus formas más graves.
Casi con toda seguridad, ese criterio no se aplicará frente al covid porque, como apunta Lizarraga, en este momento se trata de controlar una pandemia; y el de los chavales se convertiría en el único grupo de población que quedaría al margen del programa de inmunización colectiva. El patógeno se está mostrando, además, como un microbio especialmente rebelde. Este año, los hábitos de higiene convencionales -mascarilla, lavado de manos y distancia social- han permitido reducir a la mínima expresión la presencia y acción de todos los virus estacionales, menos del covid, «que es otra razón más para abogar por vacunar a la población infantil y adolescente», destaca.
Inmaculada Calvo | Sociedad Española Pediatría
La exclusión de menores en los ensayos que han posibilitado la disponibilidad de las primeras vacunas ha dejado pendientes dos lagunas, que la industria ya ha comenzado a investigar. No se sabe ni la cantidad de preparado que será suficiente para estimular las defensas de los más pequeños ni los efectos secundarios de su inoculación.
Pfizer y BioNTech trabajan en un ensayo con 2.200 voluntarios de 12 a 15 años. Moderna realiza su propio estudio con otros 2.200 chicos y chicas de la misma edad. La Universidad de Oxford arrancó el pasado día 12 una investigación con 300 chavales de 6 a 17 años. Y no son los únicos laboratorios que buscan respuestas para los más pequeños.
En Euskadi, uno de cada seis casos de Covid 19 -el 17,3%- se da en menores de 19 años y dos de cada tres - el 10,8% del total-, entre los de 10 y 19. «Son, en muchos casos, los que han llevado el virus a sus casas», recuerda la vicepresidenta de la Asociación Española de Pediatría, Inmaculada Calvo, del hospital La Fé de Valencia, que insiste en que entre los menores, aunque menos, también se han registrado casos. «Hay que vacunarles, aunque solo sea para evitarles las neumonías que van a coger por dar clases con las ventanas abiertas», advierte.
La consejera de Salud, Gotzone Sagardui, mantuvo ayer por la tarde en Vitoria un encuentro con los responsables en España de la farmacéutica Janssen. La reunión, en la que participó el director general de la empresa, Luis Díaz Rubio, permitió a Sagardui conocer de primera mano la situación de la vacuna que desarrolla esta compañía belga, filial de la corporación norteamericana Johnson & Johnson. En estos momentos, su fórmula ya ha recibido el visto bueno de la Agencia Americana del Medicamento y está pendiente de obtener la autorización de comercialización por parte de la Unión Europea. En la cita de ayer, solicitada por Janssen, también se abordaron temas relacionados con la «investigación de nuevos productos».
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