El virus se desboca en Navarra y obliga a cerrar sus 'fronteras' y toda la hostelería

Hace apenas una semana, con vistas al puente del Pilar, el Gobierno foral pedía a los navarros que se autoconfinaran y evitasen las reuniones entre no convivientes. Con alrededor de 675 casos por cada 100.000 habitantes de incidencia acumulada en dos semanas, casi un 18% de PCR positivas y un 23% de camas UCI con pacientes Covid, el Ejecutivo que preside María Chivite se dio dos semanas para comprobar si las nuevas disposiciones surtían efecto.

Sin embargo, no ha sido así. O al menos no se avanza con la suficiente rapidez, lo que ha llevado a las autoridades a no esperar ese plazo para imponer más limitaciones. Solo el domingo se registraron en Navarra 466 nuevos contagios, dos fallecimientos y 17 ingresos hospitalarios por coronavirus. «La evolución de los datos no es la que nos gustaría», admitió Chivite en una rueda de prensa ayer por la tarde en la que comunicó las nuevas restricciones, y en la que señaló que el impacto de las últimas medidas «está siendo muy lento e insuficiente».

La presidenta navarra afirmó que, aunque la ciudadanía esté «cansada» y la pandemia es «una experiencia dura y larga», «no nos queda otra que frenar el virus con distancia, con parón al máximo de actividad no imprescindible y con las herramientas preventivas y de higiene». Según su diagnóstico, la situación «viene siendo preocupante desde las últimas semanas» y las cifras son «muy altas». El objetivo, no llegar a una situación en la que el sistema sanitario quede «comprometido» y «se pueda atender a pacientes Covid sin dejar de atender otras enfermedades».

María Chivite explicó que habrá vigilancia policial para evitar violaciones del confinamiento perimetral, pero apeló sobre todo a la responsabilidad individual, y justificó el hecho de que se haya implantado en toda la comunidad y no solo en Pamplona porque, además de la capital, hay otros municipios con alta incidencia de la enfermedad. Respecto al cierre de bares y restaurantes, que solo podrán vender comida a domicilio (hasta las nueve de la noche) y el pan y la prensa, si tienen habilitación para ello -una clausura que afecta también a locales de juego y apuestas-, la presidenta subrayó que es la medida que más les ha costado tomar por su impacto económico para el sector.

Además, las actividades deportivas y culturales tendrán que acabar antes de las nueve de la noche, la misma hora establecida para los centros comerciales, en los que las zonas de ocio estarán clausuradas; la capacidad del transporte urbano comarcal se reduce al 50%; se prohíben los encuentros de más de seis personas en espacios públicos; y se restringen las reuniones fuera de la unidad convivencial.

«Son las medidas más duras del conjunto de España, necesitamos frenar y hacerlo rápido», subrayó María Chivite, quien se mostró confiada en que, «con un estricto cumplimiento funcionarán y serán el salto que necesitamos para atajar esta segunda ola». «Si no se acompañan las medidas es posible que tengamos que acudir a un escenario no deseable, mucho más drástico», avisó. ¿Un confinamiento total?