«Muchas mujeres vienen a dar a luz con desconfianza»

Fraca indicó que los ginecólogos «vivimos la violencia obstétrica como una pesadilla, porque en el relato que hacen las mujeres que lo denuncian se nos pone en el papel de las personas que cometen esos hechos». La especialista señaló que en los sistemas sanitarios cada vez se dan más demandas por estos hechos y que, como obstetra que es, «no podemos creer que mujeres ginecólogas seamos juzgadas por violencia de género hacia las mujeres».

La jefa de Ginecología de Basurto expuso que, aunque el colectivo médico en general «niega» que exista este tipo de violencia, ella ha hecho un ejercicio de comprensión para afrontar esta realidad. «Es mejor reconocer la violencia obstétrica para poder combatirla», subrayó. Algo que indicó se puede hacer a través de dos herramientas: la trasparencia y buena comunicación con la paciente y la formación de los profesionales para ofrecer una atención emocional en un momento complejo para las gestantes para que no se sientan maltratadas. «La calidad» en el ejercicio de la profesión «se nos supone», pero en ocasiones «nos demandan calidez», valoró.

Las mujeres «no deberían pensar que el parto es algo maravilloso». La idea que se han hecho en su cabeza de cómo va a ser dar a luz no siempre se cumple. Pueden surgir complicaciones que indiquen la necesidad de realizar uno u otro procedimiento por el bien tanto de la madre como del bebé y no llevarlas a cabo sería «mala praxis».

Fraca explicó que por este tipo de maltrato se entiende todo lo que no sea el parto respetado. «Puede ser farmacológico, por un elevado intervencionismo, por no entender el parto como un proceso natural… Una cesárea, una episiotomía o un fórceps son sinónimo de violencia obstétrica», detalló. Cuando los especialistas toman la decisión de indicar a la paciente la necesidad de realizar uno de estos procedimientos lo hacen en base a su experiencia profesional y a la urgencia del momento. No practicarlos sería un riesgo, además de una mala actuación médica.

En Basurto la tasa de episiotomías es de un 4% en partos vaginales y la de cesáreas de un 15%. «Cuando les decimos que es necesario utilizar un fórceps lo indicamos porque no emplearlo puede ser perjudicial para el bebé y podemos evitar, por ejemplo que sufra una parálisis cerebral», explicó.

María Carmen Romero, magistrada del Juzgado Contencioso-Administrativo N.º 2 de Mérida, indicó que «más que de violencia obstétrica, de lo que hay que hablar es de si se ha producido o no una mala praxis». Sobre el origen de este concepto, es algo que asoció a los cambios de los tiempos y a cómo ha evolucionado la relación entre el médico y el paciente. Y dejó una reflexión: «¿A qué altura ponemos el listón del sufrimiento? ¿Cada vez más bajo para ganar unos euros?».

En esta línea Fraca indicó que para los profesionales es más seguro, de cara a evitar posibles denuncias futuras, hacer firmar a las pacientes un montón de papeles de forma previa para obtener su consentimiento informado, pero reconoció que ese tipo de medicina no es algo que personalmente le guste.