Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
La historia se repite. Desde que La Moncloa renunció al mando único en la gestión del estado de alarma y se sacó la cogobernanza de la chistera para delegar en las comunidades autónomas la administración de la pandemia, el Gobierno vasco ha acusado la ... presión cada vez que ha tocado tomar decisiones controvertidas. Pasó con la Navidad, cuando reprochó al Ejecutivo de Pedro Sánchez que dejara a Lakua «a los pies de los caballos» al abrir la puerta a que los presidentes autonómicos endurecieran las restricciones con la Nochebuena ya casi encima, y ha sucedido ahora con la Semana Santa.
Noticias Relacionadas
En apenas 48 horas, el Gobierno PNV-PSE ha pasado de descartar un endurecimiento de las medidas en vigor, salvo en caso de repunte drástico de los contagios, a avanzar, por boca del propio lehendakari y tras la clara evolución al alza de los positivos en las últimas horas, nuevas limitaciones a los horarios de la hostelería y a la movilidad, actualmente libre en toda Euskadi. Finalmente, tras el sorpresivo anuncio de Urkullu, a primera hora de la mañana, que hacía prever nuevos confinamientos perimetrales que habrían obligado a cancelaciones en masa de las reservas en campings, casas rurales y restaurantes, la fórmula elegida para tratar de poner coto a la Covid se quedó a medio gas, al condicionar el cierre municipal y/o territorial y la clausura por franjas horarias del interior de los locales hosteleros a que se superen los 400 casos de incidencia acumulada en los últimos 14 días.
Una solución intermedia, salomónica, con la que el Ejecutivo vasco se cubre las espaldas en previsión de una posible expansión descontrolada del virus y trata de impedir que le acusen de haberse cruzado de brazos, pero evita a su vez desbaratar las vacaciones de Semana Santa con muchos vascos ya con la maleta a medio hacer, una medida impopular que se resiste a cargar en su mochila. El objetivo, evitar ahogar más a sectores que ya están con el agua al cuello, como los bares y restaurantes o el turismo interior. Una estrategia que intenta también no enmendar, de facto, las propias políticas gubernamentales de estímulo e impulso a los sectores más castigados, mediante bonos de consumo y campañas de planes y promociones que se han desplegado en los últimos días.
No obstante, la propuesta de modificación del decreto en vigor que el lehendakari envió este jueves a los miembros del LABI, a la que tuvo acceso EL CORREO, y que se aprobará este viernes por la tarde, también supone modificar en el último momento las reglas de juego que se presuponían para el período vacacional. Una Semana Santa marcada no solo por la buena marcha de las reservas, sino también por la final de Copa que enfrentará a la Real y al Athletic.
En la práctica, los vascos no sabrán hasta el próximo martes, cuando se publique el listado actualizado por municipios de las tasas de incidencia, ya en vísperas de los días festivos, si pueden salir o no de sus municipios de residencia, y si pueden entrar o no a sus destinos. Las medidas que este viernes entrarán en vigor deberán revisarse, como es habitual, al cabo de veinte días, lo que coloca igualmente en la cuerda floja la semana de Pascua, una fecha en la que también es habitual que los vascos disfruten de unos días de asueto. La segunda revisión de los datos será el martes 6 de abril, justo después del lunes festivo.
Este jueves, la media vasca estaba en 243 casos por cada 100.000 habitantes, pero dos de las tres capitales -Bilbao y Vitoria- se acercaban ya a los 320 positivos de incidencia acumulada. ¿Significa eso que bilbaínos y vitorianos podrían tener que quedarse en sus domicilios a partir del miércoles? La imprevisible evolución de la pandemia hace imposible asegurarlo a ciencia cierta, pero el Gobierno vasco trabaja con la hipótesis de que el semáforo no se pondrá en rojo. Los expertos que asesoran al lehendakari, con Jonan Fernández a la cabeza, creen que la cuarta ola, de confirmarse, no será tan virulenta como las que pusieron en jaque la capacidad de las UCI vascas en octubre y en diciembre. En definitiva, que el virus avanzará más lentamente y no obligará por lo tanto a tomar medidas drásticas ni a confinar los grandes núcleos de población. Tampoco a aplicar una de las medidas que más contestación puede provocar, el cierre del interior de los bares salvo en las horas del desayuno y el almuerzo.
Noticias Relacionadas
Fermín Apezteguia
«La salud es la prioridad. Pero nuestra intención siempre ha sido que las medidas afecten lo menos posible a la actividad económica», asumen en el Gobierno vasco. De ese intento de mantener los equilibrios da fe la cifra donde han colocado el listón, «de acuerdo al dictamen emitido por la comisión técnica y a las previsiones del plan Bizi Berri III», muy alejada de los 150 casos que propone ahora Sanidad para clausurar el interior de la hostelería. Eso sí, Euskadi sigue siendo menos permisiva con el número de no convivientes que se pueden reunir en público, limitado a cuatro.
En realidad, en Lakua sospechan que las medidas que Moncloa está lanzando a modo de «globos sonda», como el adelanto del toque de queda o el cierre más temprano de la actividad no esencial, que no han llegado a concretarse, buscan que sean las comunidades autónomas las que tomen la iniciativa para endurecer las restricciones. La campaña electoral en Madrid, creen, con una Díaz Ayuso que ha hecho bandera de abrir la manga todo lo posible, está a la vuelta de la esquina.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.